En
1982 cuando el PSOE ganó por mayoría
absoluta las elecciones y debió encarar la necesaria renovación de la economía del país, con el fin de adaptarla
a las nuevas circunstancias como era la entrada en lo que entonces se llamaba
Mercado Común Europeo, entidad que evolucionaría con el tiempo hasta
convertirse en la actual Unión Europea; reconvirtiendo industrias que
resultaban obsoleta y cerrando otras que no podían readaptarse a la nueva
situación, provocando con ello un aumento significativo del número de parados y
después de haber hablado con las grandes organizaciones patronales y sindicales
para consensuar con los empresarios y trabajadores el plan de reconversión y
viendo que quizás iba más lento de lo esperado y que algunos emprendedores
parecían asustados ante el reto planteado, y se seguían cerrando empresas.
Plantearon con los sindicatos, aunque vale decir que fue UGT quien comulgó más
con la idea de potenciar la Economía Social, o sea que ante empresas que
planteaban el cierre, fomentar que los trabajadores se constituían en
cooperativa o Sociedad Anónima Laboral (SAL) y se hacían cargo de la
administración de la empresa para sacarla del atolladero, con el objetivo
fundamental de conservar o ampliar si fuera posible los puestos de trabajo. En
algunos casos de SAL se reservaba hasta el 49% del capital, para que siguiera
en manos de los antiguos accionistas u otros nuevos sin la condición de ser
trabajadores de la empresa, quedando el 51% repartido a partes iguales entre
los trabajadores. En algunos otros casos, el 100% del capital quedaba en manos
de los trabajadores y las sucesivas ampliaciones de capital, que se debieran
hacer por el progreso de la empresa no podían ser subscritas por nadie que no
fuera trabajador.
La
fórmula resultó bastante exitosa, a mi entender por doble partida, la primera
porqué se evitó el cierre o la deslocalización de empresas, con la consecuente
pérdida de puestos de trabajo y por otra lado que alertó al sector empresarial,
en el sentido que si ellos abandonaban el recambio quedaba garantizado sin
necesidad de recurrir a la inversión extranjera. Por lo que a muchos de ellos
se les quitaron las ganas de especular con los terrenos que ocupaban las
fábricas.
Hoy
amigos, después de esta terrible Pandemia del Covid 19, por el parón que se ha
producido y la necesidad que España ya
tenía de cambiar su modelo económico desde unas bases inestables y poco seguras
como el turismo o la construcción, a otras mucho más sólidas como podían ser la
producción de bienes y servicios de cara a las nuevas tecnologías y los nuevos
retos ecológicos que se plantean en este siglo XXI. Estamos en una situación
parecida a la que estábamos hablando, también entonces teníamos la necesidad de
cambiar un modelo productivo, propio de la dictadura, a uno completamente nuevo
que nuestra incorporación al entonces llamado Mercado Común Europeo requería,
tal y como ya hemos dicho al principio de este post
Algunas de
las industrias que se han visto obligadas a cerrar por el tema del Corona
Virus, con toda seguridad no van a volver a abrir y un sector importantísimo
como es el turístico, que representa el 12% de nuestro PIB, es del todo
imposible se recupere de manera inmediata si no que no lo hará hasta bastante
tiempo después que se haya encontrado una vacuna y se distribuya por todo el
mundo proscribiendo esta mortal enfermedad. El panorama no es pues muy
alentador sino todo lo contrario y se me ocurre que el tema de la economía
social, podría ser de nuevo una buena fórmula, para minimizar, al menos en
parte el problema del paro que va afectar a numerosas familias. Porqué amigos,
aunque tengamos un gobierno de izquierdas y que se preocupa y va a seguir
preocupando para que todo aquel que se quede sin trabajo pueda cobrar
subvenciones que le permitan una vida con un mínimo de dignidad, esto no es
algo que se pueda mantener en el tiempo sino que debemos ser capaces de poner
lo más rápidamente el país en marcha con el fin que volvamos a generar la
riqueza necesaria, que adecuada y justamente repartida nos pueda permitir
volver a la senda del progreso y el bienestar social.
Apelo en
primer lugar a las organizaciones sindicales que estudien el tema y se pongan
manos a la obra, pues hoy al igual que entonces deben ser estas las impulsoras
del tema; en segundo lugar al Gobierno Español y a Pedro Sánchez en particular
que vean a la economía social como una de las maneras de liberar el sector
económico de la dictadura de los mercados, situándolo como una de las bases de
un nuevo orden económico mundial, federal y más democrático; y en tercer lugar
apelo a los 17 gobiernos autonómicos que dejen de mirarse el ombligo y
abandonen el provincianismo y acaben de caer en la cuenta que son base
fundamental del gobierno de algo mucho más grande que su territorio, algo que
hoy se llama España pero que en un futuro no muy lejano se llamará Europa y
seguramente nuestros nietos alcanzará al planeta entero.
Estimado Cosme . Pues si lo han de " solucionar " los sindicatos , estamos apañados
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