lunes, 26 de abril de 2010

ESTOY EMPEZANDO A PREOCUPARME


De verdad os lo digo amigos, cuando empezó la actual crisis económica, hace casi dos años, pensé que seria el gran revulsivo, que nos haría comprender a los ciudadanos europeos, de la necesidad de un gran cambio en las estructuras más profundas del sistema, para configurar un nuevo orden donde la justicia social y un reparto equitativo de la riqueza que generamos, fuera la máxima universal en una nueva etapa de la historia que iniciábamos con el nuevo siglo.

Estaba convencido que el alto grado de cultura de una mayoría de componentes de la sociedad de nuestros días, seria un perfecto antídoto para evitar los errores que en un pasado más o menos reciente se incurrió, al producirse puntos de inflexión en los procesos transformadores de la sociedad mundial.

El miedo a la novedad fue el que indujo a nuestros abuelos, en los años treinta del siglo pasado, a un conflicto armado de proporciones gigantescas; cuando optaron por políticas ultraconservadoras y ultranacionalistas, en una mayoría de gobiernos europeos; en lugar de afrontar con decisión los cambios con unas políticas socialdemócratas que les hubieran permitido, iniciar un camino de progreso partiendo de una realidad mucho más sencilla de la que se tuvo que partir a partir de 1945, con una Europa totalmente destrozada y una sociedad altamente diezmada.

Cuando leí por primera vez la frase de San Bernardo, primer prior del monasterio de Claraval, en el departamento de Aube (Francia) diciendo: "La novedad es madre de la temeridad, hermana de la superstición e hija de la ligereza"; pensé que era muy propia de un clérigo nacido en 1091 y muerto en el 1153; pero ahora cuando leyendo entre líneas las exposiciones de los máximos mandatarios de la iglesia católica, y otras confesiones cristianas, además de una mayoría de clérigos musulmanes; donde la frase de Bernardo, se intuye como lo más presente, empiezo a preocuparme muy seriamente y mucho más cuando veo acongojado como los europeos, asustados por los cambios que la actual crisis económica nos impone, en lugar de afrontarlos y procurar sacar el mejor partido posible, nos refugiamos eligiendo gobernantes altamente conservadores, que no solamente nos demuestran su incapacidad de dar la vuelta a la tortilla, si no que vuelven a la senda y a las prácticas que han provocado el desastre. Con el peligro, al igual que sucedió hace 70 años, que el pueblo acabe por entregar el poder a los bárbaros, bien votándolos directamente como en Hungría y Italia o por la desidia, que hoy se llama desafección, como en Francia, Bélgica, Reino Unido y Alemania por poner un ejemplo.

¿Consideran Vds, lógico, que después de lo acontecido estos últimos tiempos, los especuladores sigan teniendo el poder de desestabilizar a un país como Grecia?

Por lo que respecta a España, todo aquel con dos dedos de frente, se ha dado cuenta, que lo que se nos vendió como “modélica” transición a la democracia, no fue tan modélica ni mucho menos, pues ha permitido que la ideología de extrema derecha haya encontrado refugio, nada menos que en el tercer poder del estado de derecho; y no solamente esto si no que en estos momentos osa, con enorme desfachatez aparecer, proclamándose defensora de los principios democráticos, acusando a un juez por haber intentado pasar cuentas del negro período de nuestra historia donde el fascismo fue el amo absoluto.

Empiezo a preocuparme, de verdad amigos, pues no le veo solución alguna al problema y mucho menos con unos políticos con un enorme poder en todo el planeta, que no están por la labor de los cambios altamente imprescindibles, más bien parecen interesados en persistir en los mismos errores que nos han conducido al desastre.

¿Como pueden hablar desde Estados Unidos y la UE de una tasa a los bancos, a fin de promover un fondo para rescatarles cuando vuelvan a entrar en pérdidas? ¿Porqué no se devuelve a los estados el poder de crear de nuevo una Banca Pública potente, y se limitan las fusiones entre entidades a fin de garantizar que nunca superen un tamaño que obligue a su rescate, como ha sucedido últimamente? ¿Porqué en España, seguimos manteniendo en el cargo de Gobernador del Banco de España, a una persona, que un día a tras otro se declara partidario de las políticas económicas, más neoconservadoras? ¿Qué está esperando el gobierno Zapatero, para invertir en promoción de nuevas empresas de la llamada economía social, como medida de fomento del empleo? ¿Porqué, se permiten los ataques de los especuladores mundiales a un país de la zona Euro como Grecia, y se ponen tantas reticencias en acudir en su ayuda?

No lo entiendo de verdad no lo entiendo, y quizás sea esto lo que más me preocupa.

lunes, 19 de abril de 2010

LAS DOS GOTAS QUE COLMAN EL VASO


Los enemigos de la democracia en nuestro país, todos aquellos que nunca han querido ni quieren romper con nuestro próximo pasado y que gracias al pacífico espíritu de la mayoría del pueblo español, que huye del enfrentamiento violento como si de la peste se tratara; han conseguido copar el tercer poder del estado, el judicial; en base a un corporativismo casi delictivo, les ha permitido en parte, hacer válida aquella proposición de Lampedusa en el Gatopardo: de “cambiar algo, para que nada cambie”.

El penoso espectáculo del tribunal supremo estos días, con los procesos al juez Garzón, fundamentalmente porqué osó meter mano en el tema, según parece para ellos tabú, de investigar los crímenes del franquismo, es la primera gota que ha empezado a derramar el vaso del desprestigio de nuestro sistema democrático, que a ojos de los ciudadanos, se revela muy poco efectivo a la hora de tomar serias medidas para autoprotegerse.

La segunda gota, la ha derramado el Tribunal Constitucional, un organismo si bien formado por jueces, no se puede considerar perteneciente al poder judicial, si no que depende pura y simplemente del poder legislativo, (el parlamento) que es el encargado de proceder en los plazos predeterminados a su renovación.

Siete de sus doce miembros, deberían haber cesado, entre ellos la presidenta y ser substituidos hace más de dos años, ni siquiera a otro que falleció se le ha encontrado recambio. En esta situación totalmente paradójica en cualquier democracia que se precie, el altísimo tribunal, se ha mostrado totalmente incapaz después de cuatro años de deliberaciones y cinco proyectos de sentencia presentados; de acordar la constitucionalidad de una ley orgánica y fundamental, como el nuevo estatuto de autonomía de Cataluña; aprobado previamente por dos parlamentos, el autonómico y el central, después de haber superado los perceptivos trámites de las comisiones de constitucionalidad del Parlament de Catalunya, del Congreso de los Diputados y del Senado, y ser ratificado en referéndum por una mayoría del pueblo de Cataluña.

Dos vasos derramados, que representan un grave quebranto en la confianza que los ciudadanos deben tener en las instituciones del régimen de libertades por el que nos regimos todos los españoles y un triunfo para todos aquellos que no se han sentido nunca cómodos en un estado de derecho, pues han visto reducidos extraordinariamente los privilegios que gozaron en tiempos autárquicos.

La enésima sandez de Don Mariano, la estamos escuchando estos días, cuando nos dice que la renovación ahora, del Tribunal Constitucional que lleva ya tres años de retraso, seria como lanzar un torpedo a la línea de flotación de la institución, cuando la verdad es que su continuado bloqueo a la renovación, con el fin de no perder cuota de poder, y la presentación por parte del Partido Popular, del recurso en contra del estatuto de Cataluña, ha abierto innumerables vías de agua en el casco de una institución a la que le costará ímprobos esfuerzos, recuperar la imprescindible confianza de los ciudadanos. Después del bochornoso espectáculo que en los últimos meses han dado filtrando las sentencias antes de tiempo y mostrando sin pudor alguno, la alineación de algunos de sus miembros, con las tesis más reaccionarias del abanico ideológico.

¿No son andanadas en la línea de flotación del sistema judicial las que lanza mariano y sus muchachos, cuando amparan y cubren las fechorías de Carlos Fabra, Francisco Camps, etc. en connivencia con algunos destacados miembros del poder judicial?

Creo llegado el momento de decir basta, el vaso de la paciencia de los auténticos demócratas ya rebosa por los cuatro costados y al igual que en unos momentos determinados se consiguió depurar un cuerpo tan vinculado a la dictadura, como era el ejercito y las fuerzas de orden público, hoy por pura y simple higiene y a fin de defender el estado de las libertades, debemos sin demora proceder al saneamiento del estamento judicial, antes que sea demasiado tarde y la falta total de confianza, acabe por hundir el sistema, para regocijo de muchos de los que rodean a Don Mariano.

lunes, 12 de abril de 2010

CUANDO EL FASCIO ASOMA



Que estamos viviendo una época de cambio, nadie lo duda, que los grandes cambios en la evolución de la humanidad, siempre tienen sus detractores que incitando el miedo a lo desconocido, intrínseco en la sociedad, pretenden pararlos, la historia del pasado siglo XX en Europa nos ha dado una buena muestra de ello.

Ochenta años han pasado del último gran crack, que hizo tambalear el orden mundial establecido, abriendo el camino a una evolución hacia una mejor justicia social y un reparto más equitativo de la riqueza; un período lo suficientemente largo para que el relevo generacional, relegue a los libros de historia la memoria de las nefastas consecuencias que la adopción como forma de gobierno, de un pensamiento filosófico ultraconservador, a fin que unos pocos conservaran sus privilegios, tuvo para la humanidad entera.

En España, las funestas consecuencias a las que me refiero, lamentablemente pervivieron por mucho más tiempo que en el resto de Europa, teniendo que soportar los españoles una cruel i sanguinaria autarquia hasta 1975, cuando después de la muerte del dictador, pusimos, sobre terreno inestable, los cimientos de un nuevo estado de derecho que nos ha permitido alcanzar unas cotas aceptables de prosperidad. Digo que los cimientos se pusieron sobre terreno inestable, al optar una mayoría de ciudadanos por el borrón y cuenta nueva, y no exigir responsabilidades a los causantes de nuestros infortunios. Se pensó, erróneamente, que la tabla rasa la harían las dos Españas y que el polvo del tiempo acabaría por cubrir los recuerdos y sentimientos de una época, donde el odio y el rencor presidían la escena nacional.

No tardamos mucho en darnos cuenta del error, al ver asomar de nuevo el terrible rostro de la dictadura el 23 de febrero de 1981, cuando una ronca voz, amparada en un tricornio, ordenaba a los representantes electos del pueblo español de tirarse al suelo, mientras unas ráfagas de metralleta resonaban en el hemiciclo del palacio de la carrera de San Jerónimo. La voluntad decidida de nuestro primer mandatario, el Rey, además de la firme resolución a favor de la democracia, de la mayoría de españoles, que un año más tarde votaban por mayoría absoluta un parlamento y un gobierno socialista. No solo abortó y devolvió a las catacumbas, a los fascistas españoles, si no que consiguió una renovación en instituciones, como el ejército, y el resto de las fuerzas de seguridad del estado, limpiándolas de toda contaminación del pasado dictatorial.

Estos días, el fascismo nos muestra de nuevo su rostro siniestro, a través de un partido que las urnas no le otorgan valor alguno, Falange Española y de un pseudo sindicato ultra, Manos Limpias, con el apoyo de unos jueces apoltronados en el tribunal supremo, que están consiguiendo sentar en el banquillo al juez Garzón, acusándole de prevaricación, el peor delito que puede cometer un magistrado, por el hecho de haber promovido una investigación sobre los crímenes cometidos durante la dictadura franquista, con el sano intento de consolidar de una vez por todas los cimientos de nuestro estado de derecho.

Tal y como sucedió en 1981, el pueblo español y sus lideres democráticamente elegidos, deberán encargarse de nuevo de sepultar este nuevo intento de los fascistas de ocupar un papel protagonista en la escena de nuestro país; el apoyo al juez Garzón debe ser incontestablemente mayoritario y la participación en las contiendas electorales que se avecinan extraordinariamente alta, para dejar constancia indeleble de la voluntad inequívoca de la mayoría de los españoles de adhesión al régimen de libertades.

Delante del peligro más que real de involución, delante la evidencia de la influencia de los extremistas de derecha en las instituciones del poder judicial de nuestro país, no caben desafecciones ni remilgos abstencionistas, solo el apoyo incondicional y mayoritario a los candidatos de partidos democráticos, permitirá a nuestros líderes, tal y como se hizo en 1981, con el ejercito, la policía y la guardia civil, depurar el tercer poder del estado, liberándole de los grilletes que le mantienen en algunos casos encadenado al régimen anterior.