lunes, 13 de enero de 2014

HAY QUE GIRAR YA, A LA IZQUIERDA


La mala voluntad de los contendientes en la guerra desatada en España por los nacionalistas de uno u otro signo, nos hace aparecer la cuestión territorial, como el único gran problema que nos aqueja, cuando si lo miramos detenidamente nos daremos cuenta que en el ranking de preocupación ciudadana, figura en los últimos lugares. 

 

Es verdad y debemos reconocerlo que en Cataluña, Artur Mas ha conseguido tapar y según parece de momento ralentizar las causas judiciales derivadas del llamado caso Palau, y que afectan directamente a su partido político, además de la nefasta gestión de los 23 años de pujolismo, y la nula de su mandato personal. Hoy en Cataluña nadie habla de corrupción, ni de los recortes en educación y sanidad de los que son directamente responsables Boi Ruiz e Irene Rigau, consejeros del gobierno autonómico catalán, bajo el eufemismo demagógico del España nos roba, han conseguido desviar totalmente la atención, hasta el punto que los que osamos poner en cuestión los predicamentos del oficialismo nacionalista, e intentamos de mantener en nosotros y despertar en la ciudadanía el espíritu crítico, absolutamente necesario en una sociedad democrática, somos tachados de nacionalistas españoles acérrimos, en el más leve de los casos, o directamente de traidores a la causa catalana por los más extremistas.

 

También por las noticias que me llegan de otras partes del estado español, al gobierno Rajoy le va de perillas el lío este del desafío soberanista en Cataluña, que le sirve  en bandeja de plata, el remover los patrioteros sentimientos ultranacionalistas españoles, casi Joseantonianos, que hacen olvidar a la ciudadanía la perdida progresiva de derechos sociales elementales, además de evitarle recurrir a la manida excusa de Gibraltar, en estos momentos ciertamente comprometida por la realidad de estar un conservador como Cameron, correligionario en cierta manera de Rajoy, en el gobierno del Reino Unido. Si como decía antes, en Cataluña, el lema es España nos roba, en los dominios de Rajoy se responsabiliza a la “insolidaridad catalana” la responsabilidad de todos los males que aquejan la piel de toro.

 

Como Vds, los que siguen con habitualidad mis escritos, saben de mi aversión por todo lo que suena a nacionalismo, y que defiendo a capa y espada una solución federal para el estado español, por el hecho de considerar la via más justa y equilibrada, para garantizar la convivencia de unos ciudadanos, que por fuerza, en un inicio, y por convicción después, hemos convivido juntos, por más de 500 años. Celebro por ello la decisión del PSOE de optar por esta vía y proponer una reforma constitucional en este sentido, aunque llegados a este punto, considero que no basta con abordar la cuestión territorial, en la reforma constitucional, por diversas razones siendo la primera y principal que a mi entender el federalismo, no es una mera cuestión de territorios, si no de personas, pues quien debe federarse no son territorios si no ciudadanos; en una España verdaderamente federal, no se federarían, Cataluña, Euskadi, Andalucía, Castilla, etc., entre si, si no que serian los catalanes, con los gallegos, los vascos, los andaluces, los castellanos, los extremeños, quienes constituirían una federación. Piensen un poco en ello amigos y comprenderán la diferencia.

 

Puestos a reformar la Constitución, podríamos adecuarla a la definición actualizada que tanto derecha como izquierda da al Estado Español, cuando se califica como Estado Social y de derecho. ¿No creen Vds. que sería conveniente blindar los derechos sociales a una educación, sanidad, dependencia y pensiones públicas en el texto constitucional, del mismo modo que se blindó hace muy poco y por la vía rápida, priorizar por encima de todo el pago de la deuda exterior? De esta forma evitaríamos que el gobierno de turno, como es el caso actual, pueda dedicarse a desmontar lo que ha costado treinta años en construir y hacernos retroceder a situaciones pre constitucionales.

 

Otro apartado a modificar, es el tema de la jefatura del estado, que en el texto de 1978 se otorga en exclusiva a la monarquía, y donde a mi entender sería conveniente abrir la puerta a la posibilidad de optar por un sistema republicano, de hecho mucho más democrático y efectivo. Esta cuestión resulta especialmente conveniente en unos momentos donde el relevo en el trono parece estar muy cerca.

 

Por último un grupo de expertos, donde estén representadas las ideologías de derecha y de izquierda debería proponer una fórmula de democratización real y efectiva de nuestro sistema judicial, el único estamento que aún perdura casi intacto desde la dictadura franquista a pesar de los treinta 35 años transcurridos.

 

Soy consciente de la imposibilidad de alcanzar estos objetivos, mientras un gobierno inmovilista como el actual que preside Mariano Rajoy siga ocupando la Moncloa, pero si atendemos a aquello que no hay mal que cien años dure y la gran caída en la intención de voto, que la derecha cavernícola española está teniendo, no debería pasar mucho tiempo en que estas propuestas puedan tomar visos de realidad, en particular si como es de suponer el PSOE ha aprendido la dura lección que le comportó su aventura, por los senderos del poder en connivencia con la derecha planetaria.