sábado, 27 de junio de 2020

LA SOCIALDEMOCRÁCIA Y LATINOAMÉRICA

Escribo este post después de recibir una ingente cantidad de comentarios en mi página de faceboock, de parte de la comunidad latinoamericana a mi reflexión en este mismo blog titulada NO ÉS LO MISMO LA DERECHA QUE LA IZQUIERDA    

http://cosmem.blogspot.com/2020/05/no-es-lo-mismo-la-derecha-que-la.html  donde la mayoría expresaban sus desagradables vivencias, en los diversos países de la comunidad americana y de ascendencia latina.

Después de leer atentamente todos ellos e incluso contestar alguno, después de reflexionar profundamente sobre el desánimo que gran parte de ellos inspiran, he decidido compartir esta nueva reflexión sobre el tema al darme cuenta que los conceptos derecha e izquierda no tienen el continente americano, el mismo significado que en Europa y concretamente en España. Ante todo, debo admitir mi desconocimiento de la realidad latinoamericana y por lo tanto les ruego me disculpen si cometo alguna incorrección en el transcurso de este artículo que por otro lado agradeceré me hagan notar, con el fin de enmendarme y no volver a caer en el error además de comprender mejor estos países que de siempre he considerado hermanos. Mi percepción de lo que pasa en Latinoamérica se basa exclusivamente en lo que leo en los periódicos, y en mis conversaciones con algunos latinoamericanos residentes en España y mi estancia como turista el pasado mes de noviembre de 2019, en el sur de Chile y Argentina.

Entiendo que en Latinoamérica, no existe la gama de grises, allí todo es blanco o negro, políticamente hablando, los espacios del centro derecha o centro izquierda que en Europa son tan deseados de ocupar por los partidos políticos con pretensiones de gobierno, en el cono sur y centro América, sencillamente no existen, de la izquierda bolivariana pseudo comunista como la que representa Maduro en Venezuela se pasa a la derecha extrema como sería el caso de Jair Bolsonaro en Brasil que no duda ni por un momento en seguir predicando un concepto neo liberal en lo económico a pesar que resultó un tremendo fracaso en la solución de la pasada crisis económica financiera a partir del año 2007.Los que pretenden ser moderados de la banda izquierda como los peronistas en Argentina, llegan al poder después de un tremendo fracaso en la resolución de la crisis, con la doctrina neoliberal  de la derecha que se ha saldado con más hambre y más desigualdad social, pero con una mochila de corrupción del kichnerismo que le sigue dando poca credibilidad. La tremenda fractura social que se apunta en Chile, imposibilita la aparente voluntad de Sebastian Piñera de presentarse como un liberal moderado en lo económico y un gestor eficaz en lo social.

Intuyo también con enorme preocupación que en nacionalismo sigue muy activo en la ciudadanía y la separación étnica, sobre todo con las comunidades indígenas sigue siendo considerado un valor inmutable y ello me lleva a pensar que va a ser un grave impedimento para conseguir aunar esfuerzos en el empeño de alcanzar la fortaleza necesaria para sacudirse el lastre de la dominación y explotación del vecino del norte.

No es desde la radicalidad y el extremismo, que en este siglo XXI, se van a conseguir los cambios sociales, si no desde el respeto más absoluto a las normas democráticas y el tener claro el concepto que la riqueza generada con el trabajo y el esfuerzo, no pertenece a unos pocos sino a la totalidad de los ciudadanos y que es a través de una justa fiscalidad como debe ser repartida equitativamente.

A mi entender, solo el socialismo democrático, garantiza el cumplimiento de estos principios y empieza a ser urgente que esta doctrina regrese a Latinoamérica y acabe imponiéndose para que de forma totalmente pacífica acabe por transformar la injusta realidad presente y más pronto que tarde consiga entrar el continente americano en la nueva, justa y equitativa sociedad del siglo XXI. Partiendo de la superación del nacionalismo e iniciando el camino hacia la construcción de nuevos entes supra nacionales que estén en condiciones de competir de igual a igual con las grandes corporaciones multinacionales, la mayoría de origen estadounidense. ¿Por qué no empezamos a pensar en  unos Estados Unidos Latinoamericanos?


sábado, 20 de junio de 2020

RESIDENCIAS DE MAYORES



La pandemia de Covid 19 ha puesto de manifiesto, graves deficiencias a la hora de organizar la sociedad de acuerdo con las doctrinas neoliberales que desde la llamada Revolución Neocon, a finales del pasado siglo XX en la década de los 90, impulsaron Margaret Tatcher y Ronald Reegan, por la que se detestaba todo aquello que olía a colectivo y se entronizaba el individualismo como máximo valor. Entre ellas quiero comentar hoy el tema de las Residencias de Mayores, en las que se ha evidenciado un total fracaso en la gestión, en particular aquellas de iniciativa privada

Han sido especialmente sangrantes los casos de Madrid y de Cataluña, sin olvidar los de Asturias y Andalucía, comunidades autónomas cuyo gobierno regional se encuadra en la derecha pura y dura, tanto que en varios casos en ambas provincias, la fiscalía ha tomado cartas en el asunto.

Especialmente grave considero yo el caso de la residencia de Madrid en que, al entrar la UME (Unidad Militar de Emergencia), para proceder a la desinfección se encontró muertos en habitaciones, y que las monjas encargadas de la gestión habían abandonado la residencia dejándolo todo empantanado y en mano de unos auxiliares. Quiero pensar que a pesar de que los medios no han hablado más del asunto se procederá a la investigación correspondiente y se exigirán responsabilidades independientemente que sean de personas pertenecientes al clero.

Todo ello me hace pensar que, tanto en Madrid como en Cataluña, donde desde hace años gobierna la derecha neoliberal, en el afán de suprimir todo lo público y ponerlo en manos privadas no se tiene en cuenta que los representantes electos de los ciudadanos están obligados a ejercer un férreo control sobre todos aquellos servicios de los que dependen ciudadanos que por sus condiciones son vulnerables en grado sumo.

Un tercio del total de muertos en España por la pandemia, son personas que vivían en Residencias y esto amigos debería hacer pensar y mucho a nuestros responsables políticos que los protocolos y en control público sobre estas entidades ha brillado por su ausencia. Claro que pensándolo bien y por la ideología neoliberal que impera en los gobernantes de las comunidades de Madrid y Cataluña, donde prima el beneficio por encima de todo y a costa de lo que sea; donde se predica la falsa libertad de obviar cualquier regulación e intervención del sector público en la iniciativa privada, resulta del todo lógico que se haya descuidado completamente exigir que las residencias de ancianos tengan un control médico adecuado, unas condiciones de habitabilidad que permitieran el aislamiento en caso de necesidad, etc. etc. Como si ha sucedido en algunos casos, en donde un buen criterio empresarial les hizo adecuar sus instalaciones ya en el momento de crear la explotación.

Esta lección debería servirnos para un futuro y ver que la falta de control desde el sector público al sector privado es del todo perjudicial pues cuando se deja libre albedrio a la hora de buscar el máximo beneficio siempre se acaba perjudicando la calidad del servicio prestado al menos en aquello que no es inmediato pero que en ocasiones como la que hoy nos ocupa puede resultar incluso fatal.

Otra de las cosas que deberíamos pensar para un futuro inmediato es cambiar el concepto que impera en nuestra sociedad que las personas mayores, son una carga para la sociedad, pues ello nos conduce a posiciones como las que algunos han expresado en las redes sociales, diciendo que ante la epidemia de corona virus los mayores debería renunciar a la atención médica y dejarse morir en beneficio de los más jóvenes, contribuyendo a no colapsar las UCI.; o bien aquellos bulos que han circulado diciendo que en los hospitales se les negaba el acceso a un respirador a los mayores de 70 años. Los mayores tenemos nuestro papel en la sociedad y no nos merecemos que se nos aparque en una residencia o se nos confine en entidades de ocio esperando la muerte. Los mayores somos pozos de experiencia que podemos transmitir a los jóvenes para que no caigan en los mismos errores que caímos nosotros ni se dejen engañar por los sucesores de aquellos que nos engañaron a nosotros. Los mayores podemos contribuir decisivamente a la construcción de una nueva sociedad en un futuro próximo.

Si echamos la vista atrás nos daremos cuenta de que la generación actual puede considerarse afortunada de disponer de gente con 70, 80 y 90 años, con la cabeza suficientemente clara para aportar nuevas ideas desde una experiencia, en este proceso que se viene a llamar Revolución Digital. Algo que no tuvieron nuestros ancestros del siglo XIX en el proceso de la Revolución Industrial, pues la media de edad entonces apenas llegaba a los 60 años.

No perdamos pues la oportunidad, y diseñemos nuevos sistemas de atender a nuestros mayores, nuevos conceptos de residencias, nuevas entidades transversales de jóvenes y ancianos donde se aporten conocimientos mutuamente. En fin, aprendamos de una vez por todas a valorar este gran valor que nuestra generación dispone y que según parece hasta hoy ha sido minusvalorado y despreciado.


sábado, 13 de junio de 2020

MIS ELUCUBRACIONES SOBRE EL VIRUS

Parece mentira que con lo grandes y poderosos que los pertenecientes a la raza humana nos creemos sobre el resto de la creación, nos estamos dando cuenta en estos días que un pedacito microscópico de una proteína envuelta en grasa, que ni tan siquiera es un ser vivo, y que necesita de una célula para reproducirse, resulta tener la facultad para cambiar la forma de vida y organización social de la humanidad entera casi de un día para otro haciéndonos entrar de golpe y porrazo en una nueva era, por ahora con más incertidumbres que certezas.

En primer lugar, muchos nos preguntamos de donde ha salido este virus, cuya capacidad de transmisión es algo asombroso y para el que no disponemos de antígeno capaz de eliminarlo, ni fármaco alguno para combatirlo. Dicen los científicos se creó dentro de una determinada especie de murciélago y que ha llegado hasta el ser humano, a través de otro animal todavía sin definir. Otros con más mala intención como Donald Trump y mi vecino Joan, están convencido que se trata de una creación en un laboratorio, situado en las cercanías de la ciudad China de Wuhan y que por un error o con mala intención, escapó de control infectando a la humanidad entera en menos de tres meses. Hace unas pocas semanas, desde altas instancias del gobierno chino, se acusaba a militares de los USA de haber introducido el virus en la ciudad de Wuhan, insinuando que se trata de una fabricación en laboratorios estadounidenses.

Los grandes científicos del planeta están de acuerdo en la teoría del murciélago, dejando claro que no se trata de ninguna perversa obra humana sino una creación de la madre naturaleza; desmintiendo así la teoría conspiranoica que nos situaría de lleno en una tercera guerra mundial de carácter bacteriológico, donde unos militares locos se creen capaces de dominar el mundo; y hacen reaccionar a otros militares locos del otro lado del mundo y les mandan un nuevo virus, cosa que a su vez es contestada por el primero hasta que este mundo entre virus y armamento atómico, quedaría como un páramo totalmente inhabitable.

Otra cuestión que se me ocurre, quizás influido por las películas que he visto sobre el tema de pandemias de virus, siempre fabricados por un malo malísimo que pretende dominar el mundo; es que el malvado siempre dispone de un antídoto que le preserva junto con los suyos de contagio. Aquí y quiero creer que por el hecho que el COVI-19 es producto de la madre naturaleza, nadie en todo el mundo dispone de antídoto alguno.

Aceptando lo que parece más probable, que el virus sea obra de la madre naturaleza y que no existe este malo malísimo que quiere dominar el mundo, si debemos reconocer que esta minúscula proteína rodeada de grasa, ha sido capaz de sacar a la luz lo más bueno del corazón humano, así como lo más perverso de algunos de los dirigentes políticos que se han dedicado a intentar de aprovechar en su beneficio las desgracias de la pandemia, utilizando para ello la mentira y el engaño, esto que en el lenguaje actual se denomina Fake News.

Yo no había visto en mi vida, la ingente cantidad de bulos que hoy corren por periódicos y cadenas de radio y televisión que en teoría se rigen por unos códigos deontológicos que les obligan a confirmar y asegurar que todo lo que publican es real y en el caso que algo se escapara, pedir disculpas y rectificar con la mayor celeridad posible. Sin embargo, esto hoy día se lo salta todo el mundo incluso el ABC uno de los más antiguos periódicos de España, que con tal de intentar perjudicar al gobierno se inventa y pone en circulación, amplificándolo si es preciso, cualquier bulo salido de una red social o de panfletos digitales como OK diario.

En mi tierra, Cataluña, los partidos independentistas, a través del medio de comunicación por excelencia de nuestro territorio TV-3 se dedican a echar espumarajos de falsedades cada minuto del día tapando sus propias miserias y errores e intentando cubrir de basura la acción del gobierno y de otros organismos del Estado Español.

Por otro lado, el aplauso que se dió diario a la 8 de la noche a los sanitarios que lo están dando todo para atender a los que han enfermado, me enternece enormemente, pues a diferencia de lo dicho en los párrafos anteriores vemos como unos seres humanos son capaces de arriesgar hasta su vida para atender y salvarla a muchos de sus congéneres, tan solo a cambio de un salario que la mayoría de las veces ni resulta digno.

Muchas cosas deberemos aprender los ciudadanos de esta situación que nos ha tocado vivir, pero la principal es la de defender con uñas y dientes la democracia, con el fin que podamos pasar cuentas a todos estos que nos han pretendido engañar para aprovecharse de la situación y premiar a aquellos otros que nos han demostrado su honradez y efectividad en tiempos difíciles, y en segundo lugar darnos cuenta del valor de lo que es público, o sea de todos, y que no debemos permitir que alguien ose desmontar otra vez para su beneficio privado. Nunca debemos dejar que nadie haga negocio con la sanidad, ni la educación de nuestros niños y jóvenes, ni con las pensiones de nuestros mayores. Todo ello debe ser administrado pública y democráticamente.


sábado, 6 de junio de 2020

NADIE ES IMPRESCINDIBLE PERO TODOS SOMOS NECESARIOS

La construcción de una nueva sociedad, en el siglo XXI, fruto de esta gran revolución que estamos viviendo y que algunos llaman Revolución digital, como superación a lo que en el siglo XIX se llamó revolución industrial, no es tarea para dejar exclusivamente en manos de políticos y economistas, si no que todos y cada uno de nosotros que somos los protagonistas de este gran cambio debemos implicarnos muy mucho en la construcción de una nueva organización social, más justa, más equitativa y respetuosa con los derechos de todos.

Aprovechando, y aprendiendo de los errores cometidos ahora hace 100 años, cuando los trabajadores y las clases populares se dejaron deslumbrar por discursos patriótico--nacionalistas y abandonaron el internacionalismo propio de las izquierdas, abriendo las puertas a una gran confrontación de dimensiones planetarias, que en sus dos fases, (1914 a 1918 y de 1939 a 1945), fue causa de los mayores horrores que la humanidad había visto en toda su historia, y dado que las actuales generaciones, resultan ser las más preparadas, científicamente de toda la existencia humana; sería un gravísimo error que no fuéramos capaces de mantener nuestros principios, nuestra consciencia de clase y eludir nuestras responsabilidades.

Deberíamos aceptar primero, que todo aquel que vive de un sueldo, sea de la cuantía que sea, es un asalariado y por lo tanto un hermano de todos aquellos de su misma condición. En segundo lugar, deberíamos admitir que todos aquellos, pertenecientes a las élites planetarias, que se quedan con la mayor parte del pastel de la riqueza que entre todos generamos, aquellos que no viven de un salario sino de las rentas de un capital, son contra quien debemos luchar para revertir la situación y que el reparto del pastel antes mencionado sea mucho más equitativo que lo es en la actualidad. Pero no nos confundamos, como hicieron nuestros abuelos en la década de los 30 del pasado siglo XX, persiguiendo, no a los grandes capitalistas sino al pequeño y mediano empresario que la mayoría de las veces es tan explotado como los propios trabajadores. El capital hoy no tiene rostro, de las decisiones tomadas en un despacho de Nueva York, reciben las consecuencias, trabajadores de la India, por ejemplo, sin que ellos sepan ni quien ni donde ha dispuesto de su futuro.

No podemos pues individualmente afrontar esta lucha, debemos unirnos todos para ser fuertes, aunando esfuerzos y voluntades, sin desviarnos con veleidades nacionalistas que nos dividan sino con la firme voluntad de alcanzar colectivamente el poder real e imponer nuestras condiciones a estos anónimos personajes que se atreven a decidir sobre nuestro futuro

Reestructuremos y adaptemos nuestras centrales sindicales a esta nueva realidad, no las abandonemos, sino que impliquémonos en ellas y comprometámonos con ellas hasta conseguir cambiarles el rumbo. Fomentemos la economía social, en todos los sectores productivos y financieros, con el fin de conseguir un reparto más equitativo de la riqueza. No eludamos responsabilidades, con falsas excusas de que no nos corresponden; no dejemos ni un palmo de terreno sin cubrir, dejando que sean las élites quienes lo ocupen. Esforcémonos, no solo para mejorar nuestro nivel de vida, que también, sino para sentar las bases de un futuro para nuestros descendientes mucho mejor del que nosotros hemos tenido.

Hemos de potenciar al máximo la educación pública, pues es el sistema que nos garantiza a todos sin exclusión al acceso a la formación, a la cultura y en consecuencia a la libertad que proporciona la capacidad de pensamiento crítico. Hemos de implicarnos en la gobernanza de las empresas de donde percibimos nuestro salario, aunque ello signifique, un sobreesfuerzo que la mayoría de veces no se va a ver recompensado, solo así conseguiremos que despojar a las grandes élites, por anónimas que sean, no solo de su poder si no de la capacidad de tomar decisiones en perjuicio de nosotros o de nuestros compañeros; y finalmente hemos de exigir explicaciones, constantemente a nuestros representantes políticos democráticamente elegidos, aunque ello nos signifique perder ciertas horas de ocio, convirtiendo así, nuestra democracia, hoy puramente representativa, en participativa, evitando de esta forma que nuestros políticos, acaben considerando que lo que debe ser una voluntad de servicio público, acaben siendo pequeños feudos de poder.

En lo que acabo de exponer, no sobra absolutamente nadie, todos los ciudadanos son necesarios, y deben aportar en proporción a sus capacidades, aunque también hemos de señalar que ninguno es imprescindible, por lo que nadie debe creerse que no le van a mover del trono.