lunes, 30 de agosto de 2010

EL TRASFONDO DE LA CRISIS


El porque último de la actual crisis económica, es a mi entender bastante simple, pues se genera a partir del momento, en que el que compra y vende y el que financia, obtiene más beneficios sobre un producto, que el que lo produce.

Un ejemplo muy claro, lo tenemos en nuestro país y en la primera potencia mundial los USA, con la llamada burbuja inmobiliaria, generada a partir del momento en que el propietario del terreno, el promotor, el banco, la inmobiliaria, etc. se llevan el 90% del valor añadido, dejando tan solo el 10% para los fabricantes de los materiales precisos y el constructor, que al fin y al cabo han sido los verdaderos creadores de riqueza, transformando unos elementos, como la tierra, el hierro, los áridos, etc en ladrillos, cemento y otros, que convenientemente ensamblados han creado una vivienda útil, donde unos seres humanos, puedan vivir.

En el caso de nuestro país además, a partir de los ocho años de aznarato, con el agravante de dejar la financiación de los presupuestos de ayuntamientos y entes locales, en buena parte, en manos del sector inmobiliario, con una especialísima ley del suelo que permita la urbanización de prácticamente todo el territorio.

De esta manera se creó una especie de círculo vicioso, donde los ayuntamientos y los bancos ampararon a las grandes promotoras, que a su vez les generaban pingues beneficios en el caso de los bancos, y suculentos ingresos en forma de impuestos y tasas a los consistorios, permitiéndoles cubrir unos presupuestos, que una mal plan de financiación local, condenaba al fracaso más rotundo; sin olvidar la posible corrupción que este perverso sistema sin ninguna duda favorecía.

Por si esto fuera poco el sistema, basa el sector financiero en una especulación pura y dura, como es la bolsa, sobrevalorando empresas y montando como una especie de casino, donde se implica a los ahorros de casi todo el mundo, a través de los fondos de pensiones y otros productos que la banca se ha cuidado muy bien de distribuir.

En estos días leemos en las páginas de los periódicos, que la llamada locomotora Europea está experimentado unos altos crecimientos en su economía, el 2,2%, superiores incluso a los que tenia antes del estallido de la crisis; no es casualidad que esto suceda en Alemania, un país que desde el final de la guerra mundial ha basado su economía en el sector productivo industrial, por encima de cualquier otro.

Recuerdo muy bien de hace unos años, cuando la base industrial de nuestro país, sobre todo en Cataluña y el País Vasco, era aún potente, que unos amigos empresarios, me comentaban que obtenían más beneficios, cerrando las fabricas, vendiendo o permutando los terrenos, para la construcción de viviendas que no siguiendo la actividad. Otros cobrando importantes sumas, traspasando sus negocios a empresas extranjeras, sumas que inmediatamente invertían en el sector de la especulación inmobiliaria.

Todo ello me hace pensar que la única forma real de salir del marasmo, es volver las cosas a la normalidad, o sea que la parte fuerte del pastel sea para el que lo genera, y los financieros con la parte más pequeña. Imaginen Vds. si no saltaría de alegría, un campesino español, si percibiera el 90% del valor que cada uno de nosotros pagamos en los mercados por los productos que el ha cosechado.

lunes, 23 de agosto de 2010

LAS ELECCIONES CATALANAS ESTE OTOÑO


Entrando en la recta final del mes vacacional por excelencia, y cuando todos nos colocamos la pilas, convenientemente recargadas, a fin de reincorporarnos a nuestras personales rutinas, pienso es un buen momento para analizar los próximos eventos políticos de nuestro país; y sin ningún lugar a dudas, uno de los principales va a ser la convocatoria en Cataluña, de las elecciones a su parlamento autonómico.

La sentencia del tribunal Constitucional, sobre el nuevo Estatuto de Autonomía, como consecuencia del recurso presentado por el Partido Popular, ha repercutido, no solamente en el mapa político catalàn, si no en todo el conjunto de España, pues se quiera entender o no, ha significado una nueva interpretación altamente restrictiva de la constitución de 1978, y del estado de las autonomías que de ella se derivó.

La visión del estado español que emana de esta sentencia, es que las autonomías carecen de poder político, relegándolas a un mero órgano administrador estatal descentralizado, algo muy lejos del espíritu que animó a los parlamentarios promotores de la constitución, y al pueblo español que mayoritariamente la refrendó en las urnas. No debemos olvidar que entonces, los representantes del nacionalismo español por excelencia, Alianza Popular, el antecesor directo del actual PP, en el parlamento constitucional, votaron en contra de la nueva carta magna, al unísono con los nacionalistas vascos, y catalanes de CiU, aunque estos votando a favor lo hicieron a regañadientes, pienso que lo único que impulsó el voto favorable de CiU, fue el hecho que un destacado miembro suyo, Miquel Roca Junyent había sido miembro de la ponencia.

Es bien sabido, que los nacionalismos de uno u otro signo, son totalmente contrarios a un estado federal, de hecho la solución más positiva en un estado diverso como es España, pues al menos a mi no se me ocurre ninguna otra fórmula, donde puedan convivir culturas diferentes, donde todas sean respetadas, sin imposiciones de una sobre otra y donde la diversidad sea considerada verdaderamente como una riqueza y no como un problema. El nacionalismo, como ideología sin embargo, basa la convivencia en la imposición de una cultura dominante sobre todas las demás, dejando a las minoritarias, como un mero folclore, acuérdense amigos que el dictador Franco, siempre aseguró a la sociedad catalana, que no impediría que se hablara catalán en las casa particulares y la sección de coros y danzas de la sección femenina de Falange Española, incorporaba sardanas y danzas populares catalanas en su repertorio. Los nacionalistas bascos, catalanes, gallegos, andaluces, etc. no solamente como reacción a lo anteriormente expuesto, si no respondiendo a una llamada, podríamos decir atávica, buscan desesperadamente afirmar su identidad, y acaban proclamando la necesidad de independizarse, para no ser absorbidos por una cultura que al menos en número les resulta muy superior.

Por todo ello, el panorama actual en la sociedad catalana, es de un cierto hartazgo, de tener que luchar día a día por un reconocimiento que sistemáticamente les es negado, por un autogobierno, que si bien reconocido por una constitución le es sistemáticamente condicionado desde la visión estrecha y decimonónica de un caduco nacionalismo españolista. Como exteriorización de este hartazgo, una parte de la ciudadanía se ha pasado a las posiciones independentistas, otra al grupo de desencantados, que optará por la abstención o el voto en blanco en la próxima convocatoria, circunstancia que históricamente ha comportado el triunfo de CiU, y así lo pronostican las últimas encuestas.

Un triunfo convergente en Cataluña, no es más que el preludio del triunfo del PP en las elecciones españolas, pues es bien sabido que esta formación se siente mucho más cómoda, con un gobierno afín ideológicamente hablando en la Moncloa; un gobierno que retire las ley del aborto, que imponga la regresividad del estado del bienestar, y que les deje recoger de vez en cuando alguna migaja que conveniente magnificada, les permita seguir con el engaño a todos los catalanes, manteniéndose sumergidos en un victimismo patético.

Un triunfo convergente, significará volver al oscurantismo que ha permitido, casos como los de Millet y Montull, a cobrar porcentajes por las obras públicas, a ejecutar proyectos que quedan obsoletos a los pocos días de la inauguración, como el famoso eje transversal, que hay que desdoblar con urgencia, o el eje del Llobregat, que veinte años después de su inauguración aún sigue en obras; y todo ello aderezado con una cantinela independentista de todos los grupúsculos de esta sensibilidad, con Laporta a la cabeza y la indefinición permanente de los Convergentes para arañar votos en uno y otro lado.

Desolador, francamente el panorama, desolador