lunes, 27 de agosto de 2012

FRENTE AL MIEDO HAY QUE ORGANIZARSE

Sin ningún tipo de dudas, el miedo ha sido una de las más poderosas armas, que en el transcurso de la historia, se han valido los poderosos para someter a los más desfavorecidos. Miedo a ser detenido, torturado, empobrecido e incluso a morir, han sido las claves del dominio de unos pocos sobre unos muchos; aunque si bien lo miramos, para aterrorizar al personal, le han imbuido la idea que está solo y que nadie puede ni debe ayudarle, que se espabile como puede, y que solo si está suficientemente capacitado y es superior a los demás, podrá progresar en este “paraíso” del que ellos sacan suculentos beneficios. Este tipo de educación en la competitividad, ha provocado, en buena parte del tejido social, la idea de vivir en plena ley de la selva, donde comes a unos débiles, para que otro más fuerte te coma a ti.
 
Observen amigos como en el transcurso de la historia, el temor del poderoso ha sido que el de abajo se organice y colectivamente y de forma coordinada consiga desbancarle de su posición de privilegio; así en tiempos de autocracia, como fue en España, el de un glorioso caudillo, o más recientemente en buena parte de Latinoamérica, con las juntas militares, lo primero que se proclama, es la ilegalización de los partidos de izquierdas y las organizaciones sindicales, con el fin de quitar a las clases medias y populares su capacidad de organizarse y enfrentarse a ellos con grandes posibilidades de éxito.
 
Parecieron comprenderlo muy bien, los discípulos de Milton Freedman y su Escuela Económica de Chicago, que desde los tiempos de la gran revolución neocon de los años 80 y 90, encabezada por Ronald Reegan y Margaret Tatcher, recomendaron grandes inversiones en medios de comunicación de masas para transmitir la idea de una sociedad individualista, donde los que tienes al lado solo te sirven como puntos de apoyo para tu progresión personal, donde el valor de las personas se mide por el dinero que tienen, por encima de sus conocimientos y capacidad de transmitirlos.
 
Observen Vds. que en España, el acceso al poder del Partido Popular, ha conllevado un cambio radical en los entes públicos televisivos, que el gobierno socialista anterior había democratizado, e independizado totalmente, con el fin de ejercer su dominio en ellos y transmitir a la sociedad solo aquellos mensajes que más le convienen; en particular unos que tienden a responsabilizar a los propios ciudadanos de la grave situación económica en que nos encontramos, aplacando así su lógica rebeldía.
 
Con “Los españoles hemos vivido por encima de nuestras posibilidades” nos indican con toda claridad del mundo, que no tenemos derecho a una sanidad y una educación pública de alta calidad, ni tampoco a ser propietarios de una vivienda digna; y esta mentira que parece tan elemental, ha calado profundamente entre nuestra juventud, que mansamente acepta los recortes cuando te habla de la herencia que dejó el gobierno anterior, iguala por lo bajo a todos los partidos políticos y sindicatos y acaba mostrando un desinterés total, a la hora de ir a votar.
 
Es hora de fomentar de nuevo el asociacionismo, y defender a muerte nuestras organizaciones sindicales, y políticas, si en verdad queremos defender nuestros derechos sociales y que nuestros hijos y nietos, no vivan peor de cómo vivimos nosotros; es hora de organizarnos y construir el futuro uno al lado del otro colaborando y no compitiendo, un futuro donde los valores humanistas por excelencia de la libertad, igualdad y solidaridad, vuelvan a ponerse en primera fila. Hemos de buscar y promover, dentro de los partidos políticos el surgimiento de nuevos líderes, no quizás individuales, como los que en el siglo XX nos llevaron a altas metas, si no liderazgos colectivos, donde sean las organizaciones quienes analicen las voluntades populares y conjuntamente con ellas tomen las decisiones oportunas.
 
Es hora, en fin de que desde nuestras pequeñas áreas de influencia, empecemos a plantar cara al poder neoconservador que nos gobierna, que tomemos las riendas dentro de nuestras posibilidades y organizándonos, seamos capaces de decirles que su hora ya ha pasado, y no toleraremos más sus engaños.

lunes, 20 de agosto de 2012

SI EL GOBIERNO NO LO HACE.....

Amigos, creo que ha llegado la hora, que como colectividad empecemos a tomar las riendas de nuestro futuro. El gobierno incompetente de Rajoy, que lo fía a todo a una protección del BCE, no va a mover un dedo para sacar verdaderamente a España del marasmo donde se encuentra, si no que al dictado de los grandes especuladores cual usureros indignos, les importa un bledo la dignidad y los derechos de los ciudadanos, solo pretenden cobrar unos monumentales intereses a costa de nuestro esfuerzo, está llevando a los ciudadanos de este país a la situación que tenían nuestros ancestros hace más de cincuenta años.
 
 
Para ello amigos, es imprescindible en primer lugar derribar este gobierno de inútiles, pues ellos son al fin y al cabo los representantes directos de aquellos que nos han metido en el marasmo, banqueros, especuladores, etc.etc. Nunca podremos salir del cenagal si no aceptamos el error cometido de situar a los representantes directos de quien nos ha metido en el lío, en la cúspide del poder en nuestro país.

El gobierno de izquierdas que deberá suceder al actual, bajo el control directo de los ciudadanos, en el plazo de medio año, habrá de situar el país en la senda del crecimiento económico, pactando con la UE, un nuevo calendario de plazos de amortización de nuestra deuda pública y fomentando la creación de nuevas empresas estructuradas en lo que venimos llamando economía social, cooperativas, SAL, etc., habilitando las necesarias líneas de crédito desde las entidades financieras nacionalizadas y obligando a las privadas, para financiar la puesta en marcha y la operativa de las mismas.

Además, conseguir el estado nuevas fuentes de ingresos, como la supresión de subvenciones a la Iglesia Católica, y reforma del sistema de educación concertada, nuevos impuestos a las grandes fortunas, a las SICAV, junto con la persecución implacable del fraude fiscal cometido por las grandes empresas,  y corporaciones, a fin de restituir los recortes que el actual gobierno ha procurado al llamado estado del bienestar.

No crean amigos que les estoy planteando ninguna utopia, todo ello es factible y bien factible como bien se encarga de demostrar nuestro vecino francés, que ha situado en la cúspide de su administración a un socialista convencido François Hollande, que con medidas como las que propongo ha conseguido bajar la prima de riesgo en 77 puntos básicos en tan solo 100 días.

También vale la pena recordar, los que ya tenemos una cierta edad, el gran empuje dinamizador que supuso en los años 80 la creación de cooperativas y Sociedades Anónimas Laborales, que a parte de una nueva y moderna concepción del modelo laboral existente, sirvió como estímulo al empresariado, para sacudirse definitivamente viejos vicios adquiridos en el período autocrático, anterior.

A la UE, no le va a quedar más remedio, en poco tiempo, de reconocer el total fracaso de sus políticas, basadas en la austeridad pura y dura. En las próximas convocatorias electorales, de los diferentes estados va a seguir poniéndose de manifiesto la voluntad de un cambio hacia los postulados de la izquierda de buena parte del electorado; e incluso me atrevería a decir que es más que probable una inversión en la correlación de fuerzas que componen el parlamento de Estrasburgo y consecuentemente en la comisión; con el resultado de establecer las necesarias e imprescindibles regulaciones a la actividad financiera internacional, con el fin de evitar las cruentas especulaciones que están llevando una buena parte de la humanidad a la miseria más absoluta.

lunes, 13 de agosto de 2012

EL SISTEMA DE PARTIDOS POLÍTICOS

Me asusta, leer la opinión de algunos articulistas, que hoy día no dudan en lanzar diatribas, a mi entender muy a la ligera, contra el sistema actual de partidos políticos, acusándoles de antidemocráticos, olvidando que es precisamente en los partidos políticos, donde se halla la esencia del sistema que muy acertadamente denominamos estado de derecho.

Los partidos políticos nacen con la democracia, a partir del momento que los valores forjados en la Revolución Francesa, se imponen en el mundo civilizado. En nuestro país, a partir del destronamiento de Isabel II, con el giro democrático, se crean los primeros partidos, fruto de la unión de personas con unos mismos credos ideológicos.

La revolución industrial y el nacimiento de una nueva clase social, el proletariado, son sin duda alguna los factores de consolidación de la estructura de partidos, como instrumentos imprescindibles para el funcionamiento del sistema democrático en todo el orbe; si más no si significó la universalización efectiva de la democracia.

A lo largo de estos casi 200 años en que el sistema de partidos vio la luz por vez primera en nuestro país, han sido varias, quizás demasiadas, las veces que se ha querido desprestigiar el sistema, acusando a estas formaciones de instrumentos para satisfacer las ansias de poder de algunas élites. Resulta curioso si embargo, que siempre hayan sido los grandes enemigos de la democracia, incluso los que de ella se han valido para destruirla, quien con más ferocidad intentan su desprestigio público. Recuerden amigos, los fascismos europeos de los años treinta y cuarenta del pasado siglo XX en que se calificaba a la democracia y al sistema de partidos como caduco, desfasado e inútil; o bien por el otro lado, tras el telón de acero donde utilizando con falsedad el nombre de la democracia, se restringía de manera brutal incluso la libertad de pensamiento, con la fórmula del partido único.

Hoy y como secuela e intento de no perder la gran cuota de poder alcanzada, el liberalismo neocon, lanza feroces campañas mediáticas de desprestigio de los partidos políticos tradicionales, alabando de forma sutil el individualismo más descarado.

En cierta forma es lógico que el neoliberalismo tema perder su posición de privilegio en el mundo, a partir del fracaso estrepitoso de la mal llamada “revolución conservadora” que iniciaron en los años 90 Ronald Reegan y Margaret Tatcher, que en estos últimos 20 años ha profundizado enormemente el abismo entre ricos y pobres, sumiendo a estos últimos a la miseria más absoluta. Son ellos que utilizando a sus voceros, se dedican a introducir la negatividad de los partidos como fórmulas de participación de los ciudadanos en la política; son ellos quienes a través de organizaciones afines, se dedican a desprestigiar el sistema aparejándolo con la corrupción y generalizando en todos los demás; son ellos quienes se encuentran detrás del debate de listas abiertas o cerradas, en un claro intento de consagrar el individualismo frente a la socialización. Porque aquí amigos es donde está la clave, a los poderosos del planeta, les asusta soberanamente que la gente se reúna, debata y adopte colectivamente decisiones; que aúne esfuerzos para conseguir un fin que les mejore, no individualmente si no colectivamente, pues esto como se ha venido demostrando en Europa después de la II Guerra Mundial, es lo que ha conseguido un clima de paz y ausencia de confrontación que ha procurado el mayor avance social de toda la historia del planeta; frente a un mundo cargado de desigualdades profundas como el modelo del “self made man” estadounidense ha procurado.

Los partidos políticos de corte democrático, aquellos que promueven el debate entre sus bases, y sus órganos de dirección atienden al resultado de estos debates para concretar sus estrategias políticas, son definitivamente la base fundamental de cualquier sistema auténticamente democrático. Hay que dejar de lado los cantos de sirena que nos hablan de nuevas modernidades de pensamiento único e individualismo poco solidario, y tener mucho cuidado con todos estos otros que desde un anarquismo subyacente, nos venden el sistema de listas abiertas como la gran panacea.

lunes, 6 de agosto de 2012

LA EXTREMA DERECHA ESPAÑOLA HACE CAMPAÑA

De un tiempo a esta parte, vengo recibiendo en mi correo electrónico, una serie de mensajes, donde se atribuye a los políticos en general, la exclusiva responsabilidad sobre los grandes males que asolan nuestro país, dejando caer de manera subliminal que si ellos no existieran, todo se arreglaría por arte de magia.

Algunos de estos mensajes, con datos absolutamente falsos, como aquel que dice que en España hay 456.000 políticos, frente a 156.000 en Alemania, pretenden al más puro estilo Goebbels, que la mentira repetida 1000 veces acabe siendo verdad, para una mayoría de incautos que en estos momentos de confusión han perdido el norte y su desesperación les hace agarrarse al primer clavo que encuentran.

Muy lejos de mi, tratar de esconder la responsabilidad e implicación de cargos políticos en el estado actual de las cosas en un contexto de crisis económica, más lejos aún de no querer reconocer la implicación de cargos públicos y electos, en graves casos de corrupción, pero lo que si creo indispensable es evitar a toda costa la generalización pues, ni “todos son iguales”,  ni tan solo una mayoría, pues de ser así, ni nuestro país, ni otros como el nuestro, hubieran aguantado por más de 30 años un régimen de democracia reconocido en el contexto internacional.

¿Quien pues está interesado en el desprestigio de  la política y de las instituciones democráticas en general? Sin lugar a dudas aquellos con oscuros intereses personales, no precisamente muy acordes con el interés general, a los que la democracia representa una especie de espada de Damocles pendiente sobre su cabeza, por el peligro constante que un íntegro personaje, el día menos pensado saque sus trapos sucios al sol; como hace poco ha ocurrido, con el magnate de la prensa sensacionalista Rupert Murdoch, si, si, aquel que cuenta entre sus destacados asesores, al ilustre profesor de Georgetown, el inefable español, José Maria Aznar Lopez.

Otros, como es el caso de los grandes financieros mundiales, de hecho los principales responsables de la actual crisis económica mundial, partidarios acérrimos de las desregulaciones y de la abolición de todas las reglas en nombre de una mal llamada libertad de mercado, que al parecer consiste, en que son ellos y solo ellos los que disponen del libre albedrío de esclavizarnos a todos los demás; ven en el actual sistema democrático una seria amenaza a sus perversos intereses, en particular cuando no pueden evitar que grandes comunidades estructuradas bajo los principios humanistas de la socialdemocracia, como es el caso de Europa tras la segunda guerra mundial, demuestren que es posible el progreso con un reparto equitativo de la riqueza; son estos también a quienes poco les importa que los países estén dominados por regimenes autoritarios, que ellos acaban controlando mucho más fácilmente.

Por todo esto, no es pues casualidad que sea la extrema derecha europea, en España integrada dentro del Partido Popular, quien se dedique a desprestigiar la política, practicando la corrupción generalizada y lanzando el falso mensaje asociando corrupción y política.

Les invito amigos en un ejercicio de memoria histórica a repasar, textos del fascista español por excelencia, José Antonio Primo de Rivera, y de sus sucesores, y se sorprenderán de encontrar en ellos curiosas similitudes, por no decir directamente calcos, con el espíritu de los mensajes que hoy inundan nuestras redes sociales y buena parte de nuestros medios de comunicación de masas.

La estrategia parece que les funciona, por cuanto están consiguiendo aumentar los índices de abstención en todos los procesos electorales europeos, o bien canalizar el voto hacia formaciones de corte nazi fascista, que empiezan a entrar, en algunos países con capacidad decisoria, en muchos parlamentos.

No olvidemos amigos, que la libertad de la que gozamos hoy en día y el estado del bienestar que en España, y otros países del orbe, con la excusa de la crisis nos están desmontando con inusitada rapidez, costó a los españoles, innumerables sacrificios conseguirlos y que fue gracias a la política y los políticos, particularmente de izquierda, que lo hicieron posible.

Para finalizar no olvidemos tampoco el pensamiento del conservador británico Winston Churchill, cuando decía que “La democracia es el menos malo de los sistemas de gobierno”