domingo, 29 de marzo de 2015

LA IMPORTANCIA DE LAS ELECCIONES ANDALUZAS




Justo una semana después de que se hayan celebrado comicios autonómicos en Andalucía, donde por primera vez se ha puesto en evidencia, la nueva situación parlamentaria, con la irrupción de dos nuevas fuerzas Podemos y Ciudadanos, pienso es el momento adecuado para reflexionar muy mucho al margen de encuestas más o menos interesadas sobre la nueva realidad política que han provocado el desprestigio de un gobierno mentiroso y incumplidor como ha sido el de Mariano Rajoy.

En Andalucía excepto el PSOE, han fallado todos los demás en sus pronósticos, pues aunque algunos miembros del Partido Popular quieran incidir en que el porcentaje de votos al PSOE, es el menor de toda la historia, o atribuyendo la intención a Susana Díaz al adelantar  la convocatoria de conseguir mayoría absoluta, cuestión que por cierto nunca se la oí decir en toda la campaña, nadie puede discutir que su victoria ha sido apabullante, hasta el punto de no necesitar pacto alguno para gobernar cómodamente, estableciendo acuerdos puntuales, para las cuestiones que lo requieran.

Desde la derecha reaccionaria española, hoy en el gobierno del estado, intentan confundir al elector analizando, en cierta forma torticeramente, unos resultados a los que solo se les puede dar un interpretación y que no es otra, que: primero, a la derecha hasta hoy concentrada en el Partido Popular, le ha salido un serio competidor en la figura de Ciudadanos, que además puede presumir de honradez, quizás por el hecho de no haber tenido nunca responsabilidad de gobierno en ninguna parte. Segundo: que la renovación que en su día hizo el Partido Socialista Obrero Español en Andalucía y en la totalidad del territorio español, ha merecido la credibilidad de sus electores que han vuelto a confiar en ellos, para que lideren la recuperación sin engaños ni excusas de ningún tipo. Tercero: que Izquierda Unida ha recibido el batacazo principal, al pasarse sus electores en masa hacia Podemos, casi con seguridad por no haber convencido en su gestión, y en haber actuado como gobierno y oposición a la vez, en la última legislatura y finalmente cuarto: El descalabro de UPyD que a diferencia de sus homólogos ciudadanos, no han conseguido librarse de la fama de ser un partido que solo sabe jugar a la contra, y es incapaz de alcanzar acuerdos con nadie.

Yo si estuviera en la piel de los dirigentes del Partido Popular, andaría muy pero que muy preocupado, pues aunque nunca deben extrapolarse los resultados de una elecciones autonómicas a unas generales, si que sus errores y engaños les van a pasar factura, como sucede en cualquier democracia que precie, en que el ciudadano, tolera errores pero nunca la mentira, como es el caso.

El 24 de mayo vendrá el segundo round y casi con toda seguridad me atrevo a decir el segundo descalabro del PP, pues el elector no está dispuesto a seguir siendo engañado y con las mismas personas que solo saben encubrirse sus miserias unos a otros, confirmándose la nueva realidad a cuatro en asambleas y consistorios, cuestión que obligará a replantear las posiciones irreductibles y purismos de unos y otros a la hora de pactar, pues deberán entender ya, que la realidad no es la que era y que no se pueden hacer los mismos planteamientos que antaño funcionaban.

Los señores y señoras de Podemos, deberán bajar a la arena real desde el pedestal donde se encuentran instalados, y favorecer con sus votos la formación de gobiernos presididos por el PSOE, sin poner draconianas condiciones, a no ser que se auto condenen a la desaparición como le está sucediendo a Movimiento cinco estrellas de Beppe Grilo  en Italia.

Piensen un poco en todo ello amigos, y den la importancia que tienen las elecciones del pasado domingo y vayan más allá de la anécdota, quizás entonces se den cuenta que el electorado sabe muy bien lo que quiere y que no se deja engañar dos veces y de la misma manera.

lunes, 16 de marzo de 2015

FRACASO DEL NEOLIBERALISMO


Vivimos tiempos convulsos, es una verdad incontestable, las noticias se suceden a velocidad de vértigo y casi no da tiempo a asimilar una que ya ha sido superada por dos o tres más que le ganan a importancia y cuyas consecuencias son contradictorias con las de la primera. Es lo que tiene vivir un período revolucionario de importancia planetaria, como el que estamos viviendo y que algunos han llamado “Revolución digital”.

Con todo si hay unos hechos que parecen ya no tener vuelta atrás, como son los últimos estertores de un capitalismo salvajemente injusto, que en pro de preservar los privilegios de una reducidísima oligarquía, no duda en mantener una execrable explotación de grandes mayorías.

La idea inspirada por la escuela económica de Chicago, en la década de los 70 del pasado siglo XX, fue la responsable ideológica de las dictaduras en el cono sur americano, tendentes a preservar la explotación de estos territorios por parte de los hacendados estadounidenses y más a delante de la mano de Ronald Reegan y Margaret Tatcher del principio del fin del estado del bienestar en Europa, mediante la idea de reducir el papel y los presupuestos del estado a la mínima expresión bajo el lema que los público no es rentable ni sostenible, y lo privado modelo de buena y excelente gestión.

La quiebra de Goldman Sachs y el tema de las hipotecas “subprime” significó el principio de la caída del castillo de naipes de una teoría económica basada en  libre mercado, sin reglas ni ente regulador ninguno, por cuanto ha quedado demostrado de manera cruelmente fehaciente, que la especulación financiera, no solo no crea riqueza si no que anula el reparto equitativo, dejándola concentrada en unas pocas élites y condenando a las mayorías a la pobreza, o la mera supervivencia los más afortunado.

Un ejemplo muy claro del engaño de los postulados de la escuela económica de Chicago, sobre el tema de la autorregulación de los mercados, lo tenemos estos días con la caída de los precios del barril de petróleo,  aunque lo presentan como una consecuencia de la aplicación de la técnica del fraking en EEUU, la realidad es que la oligarquía financiera mundial, se ha puesto de acuerdo, con determinados productores, de países tan poco democráticos como Arabia Saudí y el resto de Oriente Medio, donde la concentración de los beneficios del oro negro, se encuentran en pocas manos y se pueden permitir el lujo de ganar algo menos en un período de tiempo, para fastidiar las economías rivales, Venezuela Brasil, Argentina, Rusia, etc. etc. que utilizan los beneficios de la extracción de crudo, como base económica nacional y los distribuyen mejor o peor entre la población.

Con todo y pese a la evidencia del fracaso de las políticas de corte neoliberal, parece que las mayorías no son conscientes de ello y siguen sin asumir sus responsabilidades, dejando en manos de las élites todo el poder sobre nuestras vidas y haciendas, votando a las derechas, en las democracias Europeas, o no rebelándose contra las dictaduras, de signo fascista  en otras partes.

Si es cierto también y debemos reconocerlo, que la socialdemocracia europea, sigue como aletargada y sin saber el camino a tomar, en un nuevo mundo globalizado; las propuestas que otrora hiciera esta ideología política y que sirvieron en al final de la II Guerra Mundial, para la recuperación de la devastación y en base a un reparto justo de la riqueza, situar el continente europeo en la senda del progreso y el bienestar, hoy no han sido capaces de coger nuevamente la sartén por el mango y situarse en la nueva realidad de un mundo globalizado; Esta realidad es muy preocupante si partimos de la premisa de la poca solera democrática que se muestra en países como España u otros parecidos y las pocas ganas que el ciudadano demuestra a la hora de asumir responsabilidades, nos abre la puerta a seguir con gobiernos neoliberales y conservadores o bien abrir la puerta a populismos de signo dogmático, que si bien se les presupone programas de cierto contenido revolucionario, la inconcreción con que los presentan induce, a los que tenemos la manía de reflexionar, a pensar que de alcanzar el poder, no conducirán al fracaso más absoluto.

Insisto en la necesidad absoluta que cada ciudadano español, sea capaz de asumir responsabilidades, para salir del marasmo donde estamos metidos, responsabilidades primero a la hora de escoger una papeleta en los procesos electorales de este año, pero además responsabilidades concretas en la nueva manera de entender la organización social y del trabajo, en el mundo globalizado, que nada tendrá que ver con lo que hemos vivido hasta ahora.

Ah y no olviden desconfiar absolutamente de estos que predican vueltas atrás, o desde el conservadurismo derechista o de esta izquierda a la que ya se le adivinan los tintes nacionalistas y que pretende volver al pasado, saliéndose de la UE, y del mundo globalizado, para meternos en una burbuja de aislamiento.

domingo, 1 de marzo de 2015

CAMBIAR TODO PARA QUE NADA CAMBIE


 
La admonición del fin del bipartidismo en España, me suena cada vez más desagradable, cuando la pronuncian unos, que en realidad lo que buscan es instaurar el monopartidismo, como es el caso de Podemos y de la nueva derecha como es Ciudadanos.

Unos y otros coinciden en la absurda proclamación de no tener ideología ninguna, cuando dicen “No somos de derechas ni de izquierdas”, estrategia a las que algunos entendidos atribuyen a la intención de pescar votos en cualquier caladero, pero que a mí me parece forma parte de su pensamiento íntimo neoliberal puro el de unos, y trotskista el de los otros.

Los que hemos vivido unos cuantos años, y estamos al quite de lo que en el mundo acontece, rápidamente asociamos el discurso de Ciudadanos, al de aquellos ministros españoles, (algunos de ellos apellidados López y con el genérico de tecnócratas), que en la época de los años 50 del pasado siglo XX, desplazaron al fascismo puro y duro de Falange Española, para intentar, sin conseguirlo, lavar la cara a una feroz dictadura que en lo social mejoró bien poco. También, nos despertó la memoria, los discursos de Pablo Iglesias, Errejon, Monedero y compañía, en referencia más o menos velada al concepto de “Revolución Permanente” y la palpable confraternización con el anarquismo, inspirador sin lugar a duda del movimiento denominado 15 M, del que Podemos se declara ineludible consecuencia. Sin embargo hay un factor en el discurso de Podemos, que se aparta de la esencia doctrinaria de León Trotsky, como es las referencias al patriotismo, que Pablo Iglesias está usando estos últimos días en su discurso, cuando la clave del pensamiento del líder ruso, era su internacionalismo por encima de todo.

Quiero hacer notar la coincidencia entre Podemos y Ciudadanos, en la cuestión nacionalista que inspira a decir verdad una buena parte del ideario de cada uno, no con el fin de emular a ambas formaciones, que bien claro está no son comparables, si no por el hecho, que un concepto tan anacrónico como es el nacionalismo, sigue presente en estos que se llenan la boca propagando la necesidad de un giro radical en los conceptos hasta ahora vigentes; aún cuando de momento, no veamos banderas españolas en las manifestaciones de Podemos, y Ciudadanos hablen de España como un Estado Plurinacional, con la boca pequeña, la realidad es que el nacionalismo, sigue presente en los decursos donde se hace referencia al patriotismo español, tanto por parte de Pablo Iglesias, como por parte de Albert Rivera.

El nacionalismo, desde su invención en el siglo XVIII, ha sido la forma de organización social que ha favorecido los intereses del capitalismo, por cuanto ha permitido a unos países competir con otros, para ganancia de unos pocos espabilados, que no perdían la ocasión de llenarse los bolsillos con ello; y está es para mí razón fundamental, para que cualquier gran cambio que se pretenda, se pueda materializar con esperanza de éxito, debe anteponer por encima de todo la superación de este anacrónico concepto.

Por todo ello, ante el panorama que se nos presenta a los españoles, este año, 2015 donde deberemos decidir, varias veces mediante las urnas, diversas escalas de gobiernos en nuestro país, autonomías, municipios, y gobierno central, veo necesario reflexionar muy mucho sobre lo que se nos plantea, para teniendo especial cuidado en no caer  en el planteamiento de Lampedusa de “cambiar todo para que nada cambie” cuestión que ni nuestro país ni la UE, se pueden ya permitir, sin terminar entrando en un conflicto de incalculables proporciones.

El error de los españoles, hace casi cuatro años, de pensar que castigando a la socialdemocracia que los decepcionó, cuando salió la primera gran dificultad, se solucionaba votando a la derecha más retrograda de Europa, nos ha costado bien caro y no debemos ahora de ninguna de las maneras de reincidir en ello, aunque sea con otras formas. Debemos meditar bien nuestro voto antes de meterlo en la urna y dejar de votar con el corazón, para hacerlo con la cabeza bien fría después de analizar en profundidad las propuestas de uno y otro, para optar por el que nos ofrezca mejores perspectivas de futuro. Otro error en la elección resultaría nefasto, para nosotros y buena parte de nuestros descendientes.