IDEALISMO O PRAGMATISMO

El tema de los negocios de venta de armas a Arabia Saudí  es cuestión muy espinosa y pone en un brete a los gobiernos democráticos de occidente, no solo a España, pues entra en perfecta contradicción con los derechos humanos fundamentales, y más cuando las armas van a países con regímenes no democráticos y son utilizadas contra la población civil de los países vecinos, en un afán imperialista, más propio de la Edad de Piedra que del Siglo XXI.

Que Arabia Saudí no es un régimen democrático, lo saben hasta los niños de parvulario, que los derechos humanos son conculcados a diario, es tradición y que una élite ostenta el poder en base a la gran acumulación de riqueza gracias a la explotación petrolífera, es del todo significativo.

Por otro lado es sabido que las élites de este país han apoyado financieramente al terrorismo de Al Qaeda desde sus inicios y hoy al Estado Islámico, en un afán, desde la radicalidad Sunita, de liquidar al oponente Chiita de una vez por todas.

Con todos estos antecedentes, parece mentira, que ningún país de los que se llaman civilizados, venda armas al ejército saudi, le fabrique barcos e incluso como es nuestro caso, los negocios los haya impulsado el propio jefe del estado, primero Juan Carlos I y después su sucesor Felipe VI.

Pues bien, se da el caso, que Estados Unidos, el paradigma de la democracia, es uno de los principales proveedores de armamento al país de los Saud después de haber recibido un brutal ataque del terrorismo de Al Qaeda el 11 de septiembre del 2001 en pleno corazón de Nueva York. y Washington.

El gobierno Español del PSOE, guiado por el idealismo de sus principios humanistas, anunció que suspendía la venta de más de 9 millones de euros correspondientes a una partida de bombas llamadas inteligentes al ejercito Saudi. Inmediatamente después las autoridades saudíes anunciaban que si se anulaba la venta de las bombas ellos, anulaban un pedido de corbetas a los astilleros Españoles de Navantía por un importe de 1.500 millones de euros, cuestión que de producirse dejaría sin trabajo a 6.000 personas.

El dilema es terrible y coloca a Pedro Sánchez en particular y a todo su gobierno en general, en la tesitura de escoger, entre seguir los principios por los que se rige su formación política desde su fundación, u optar por el pragmatismo, hacer de tripas corazón y mantener el contrato firmado por el anterior gobierno del Partido Popular tanto por lo que se refiere a las bombas como a las corbetas, para conservar los puestos de trabajo. No valen las excusas que se pactará para que nos sean utilizadas en el Yemen, Las mortíferas bombas se compran no para tenerlas almacenadas sino para ser usadas en el Yemen o contra cualquiera que se oponga a los designios del Rey Saud.

Si anduviéramos sobrados de presupuesto, podríamos negarnos a suministrar bombas y corbetas, adquiriendo estas para nuestra armada, si nuestra influencia en la OTAN, fuera lo suficientemente grande se las podríamos endosar a ellos, pero no es el caso de una cosa ni otra, por ello  se acaba cediendo a la presión y les entregamos bombas y barcos al ejercito de Arabia Saudí, porqué como es lógico los 6000 que se quedarían sin trabajo, en la bahía de Cádiz, ya han empezado a dar muestras de no estar dispuesto a ningún sacrificio por unos ideales.

Estoy seguro, sin embargo que desde el gobierno y las altas esferas socialistas ya se buscarán nuevos contratos con otros países democráticos con el fin de poder eliminar Arabia y otros países de calaña similar, de nuestra lista de clientes en cuanto a armamento se refiere.  Aunque para mí lo ideal sería buscar la manera de cerrar nuestra industria armamentística, reconvirtiéndola en otros productos que no procuren destrucción y sufrimientos.

De todas formas, me sorprende que hoy todo el mundo de las ONG y pacifistas, recriminen a Pedro Sánchez, este suministro, y sin embargo nadie dice nada de quien firmó los contratos de venta, el gobierno de Mariano Rajoy, con el apoyo del monarca Felipe VI que según dicen malas lenguas medió en la operación.

En sus discursos Pedro Sánchez insiste en que esta legislatura debe servir para sentar la bases de un cambio radical en nuestro país que debe culminar en 2030 y yo pienso que con él al frente lo vamos a conseguir, pese a los burdos intentos de la derecha de este país de poner palos en las ruedas.

Por fin, en el corto y medio plazo, nuestra economía va a dejar de estar sujeta a la especulación; un nuevo modelo económico, basado en las nuevas tecnologías y en el medioambiente, va a generar muchísimos puestos de trabajo, que a su vez generarán riqueza de verdad y no falsa como la especulación pura y dura que con Aznar adquirió categoría de sector principal.

Los ideales socialistas de una organización social basada en la libertad, igualdad y solidaridad, se impondrán en breve tiempo y es  a partir de entonces que no van a suceder la confrontación entre el idealismo y el pragmatismo, como en el caso de las corbetas, pues podremos prescindir perfectamente de clientes como Arabia Saudí, o quizás nos encontremos con que son ellos quienes no puedan prescindir de nosotros, dándonos la ventaja de poder imponer condiciones.