Desde el 11 de setiembre de 2001, la faz del ex agente de la CIA pasado a las filas enemigas, Ben Laden, desde los voceros del capitalismo mundial, nos ha sido vendido como el rostro de la reencarnación del mal absoluto, la bestia maligna, culpable de todo aquello que nos aflige.
La CIA, se ha cargado a Ben Laden, y un Obama exultante, al más puro estilo sheriff, nos dice que el mundo es hoy mucho más seguro; en el mismo momento que con una rapidez inusitada, antes de dar tiempo a cualquier reacción, se hiciera desaparecer el cadáver del terrorista en las profundidades marinas.
Aparte de los interrogantes que esta actuación ha abierto y que han sido, y siguen siendo tema central en todas las tertulias y comentarios en los medios de comunicación, a mi se me ocurre que la acción ha dejado huérfanos a los ciudadanos del llamado mundo occidental, muy acostumbrados por más de cinco o seis generaciones, a tener una referencia gráfica del diablo sobre la tierra.
Lenin i Marx en los albores del siglo XX, fueron los primeros en personificar el maligno, Hitler después, al que substituyó Stalin y todos sus descendientes en el poder de la extinta Unión Sovietica hasta que la caída del telón de acero, obliga a buscar un nuevo referente de la reencarnación de Satán en la figura de Ben Laden, a quien hay que reconocer el honor de haber sido el primero del siglo XXI. A los maniqueos fabricantes del pensamiento liberal, les ha salido trabajo pues como es bien sabido, una humanidad sin referentes físicos del bien y del mal, se vuelve extremadamente peligrosa, pues desarrollando la facultad crítica, puede incluso llegar a pensar!!!
Cuando poco después del ataque sobre las torres gemelas de New York el 11 de setiembre de 2001, el entonces presidente George W. Bush, decidiera invadir Afganistán, proclamando la declaración de una guerra convencional contra el terrorismo, a muchos se nos ocurrió la idea que este mandatario estaba completamente equivocado, pues veíamos que difícilmente se podía combatir un enemigo tan poco usual como el terrorismo con una guerra convencional. Ya intuíamos entonces y lo corroboramos cuando más adelante el trío de las Azores decidió invadir Irak, que la lucha antiterrorista era cuestión de servicios secretos, de informaciones de agentes infiltrados y de comandos altamente preparados, con una extrema movilidad, además de una cooperación internacional en esta materia. La captura de Ben Laden, organizada por la CIA, ha venido a darnos la razón a los que así pensábamos.
¿Es que Obama ha comprendido el error táctico de la lucha antiterrorista que había emprendido su antecesor? ¿Es que a partir de ahora van a ser los servicios secretos quienes tomen el protagonismo? Esto puede deducirse de la decisión de sacar las tropas de Afganistán e Irak, en un plazo breve de tiempo, aun con el riesgo que los intereses de las empresas americanas en estos países se vean enormemente afectados, aunque con seguridad debe ya existir una especie de plan B protegerlos.
Si en verdad los USA están cambiando el rumbo de la estrategia militar, y optan por la estrategia de los servicios de inteligencia, será muy conveniente empecemos por cambiar algunos de nuestros conceptos, de justicia, derechos humanos y garantías legales, pues una confrontación en estos términos, significa, más Guantánamo, más cárceles secretas, desapariciones, torturas, asesinatos autorizados, etc. etc. todo ello bajo la justificación de la defensa de la libertad.
A Al Qaeda, no la han liquidado los americanos, si no los propios pueblos árabes, que en sus revoluciones la han marginado totalmente, situando al integrismo islámico por ella representado, al mismo nivel de los dictadores que combaten. Esta reflexión me induce a pensar que no tardaremos mucho en tener substituto de Ben Laden como encarnación del maligno, una figura física contra quien luchar, circunstancia que se aprovechará, con la aquiescencia de Europa, para controlar y encarrilar todos el movimiento democratizador, del mundo árabe.
La CIA, se ha cargado a Ben Laden, y un Obama exultante, al más puro estilo sheriff, nos dice que el mundo es hoy mucho más seguro; en el mismo momento que con una rapidez inusitada, antes de dar tiempo a cualquier reacción, se hiciera desaparecer el cadáver del terrorista en las profundidades marinas.
Aparte de los interrogantes que esta actuación ha abierto y que han sido, y siguen siendo tema central en todas las tertulias y comentarios en los medios de comunicación, a mi se me ocurre que la acción ha dejado huérfanos a los ciudadanos del llamado mundo occidental, muy acostumbrados por más de cinco o seis generaciones, a tener una referencia gráfica del diablo sobre la tierra.
Lenin i Marx en los albores del siglo XX, fueron los primeros en personificar el maligno, Hitler después, al que substituyó Stalin y todos sus descendientes en el poder de la extinta Unión Sovietica hasta que la caída del telón de acero, obliga a buscar un nuevo referente de la reencarnación de Satán en la figura de Ben Laden, a quien hay que reconocer el honor de haber sido el primero del siglo XXI. A los maniqueos fabricantes del pensamiento liberal, les ha salido trabajo pues como es bien sabido, una humanidad sin referentes físicos del bien y del mal, se vuelve extremadamente peligrosa, pues desarrollando la facultad crítica, puede incluso llegar a pensar!!!
Cuando poco después del ataque sobre las torres gemelas de New York el 11 de setiembre de 2001, el entonces presidente George W. Bush, decidiera invadir Afganistán, proclamando la declaración de una guerra convencional contra el terrorismo, a muchos se nos ocurrió la idea que este mandatario estaba completamente equivocado, pues veíamos que difícilmente se podía combatir un enemigo tan poco usual como el terrorismo con una guerra convencional. Ya intuíamos entonces y lo corroboramos cuando más adelante el trío de las Azores decidió invadir Irak, que la lucha antiterrorista era cuestión de servicios secretos, de informaciones de agentes infiltrados y de comandos altamente preparados, con una extrema movilidad, además de una cooperación internacional en esta materia. La captura de Ben Laden, organizada por la CIA, ha venido a darnos la razón a los que así pensábamos.
¿Es que Obama ha comprendido el error táctico de la lucha antiterrorista que había emprendido su antecesor? ¿Es que a partir de ahora van a ser los servicios secretos quienes tomen el protagonismo? Esto puede deducirse de la decisión de sacar las tropas de Afganistán e Irak, en un plazo breve de tiempo, aun con el riesgo que los intereses de las empresas americanas en estos países se vean enormemente afectados, aunque con seguridad debe ya existir una especie de plan B protegerlos.
Si en verdad los USA están cambiando el rumbo de la estrategia militar, y optan por la estrategia de los servicios de inteligencia, será muy conveniente empecemos por cambiar algunos de nuestros conceptos, de justicia, derechos humanos y garantías legales, pues una confrontación en estos términos, significa, más Guantánamo, más cárceles secretas, desapariciones, torturas, asesinatos autorizados, etc. etc. todo ello bajo la justificación de la defensa de la libertad.
A Al Qaeda, no la han liquidado los americanos, si no los propios pueblos árabes, que en sus revoluciones la han marginado totalmente, situando al integrismo islámico por ella representado, al mismo nivel de los dictadores que combaten. Esta reflexión me induce a pensar que no tardaremos mucho en tener substituto de Ben Laden como encarnación del maligno, una figura física contra quien luchar, circunstancia que se aprovechará, con la aquiescencia de Europa, para controlar y encarrilar todos el movimiento democratizador, del mundo árabe.
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