Montoro ha dicho, no que se
vea luz al final del túnel si no que ya no hay túnel y como si fuera un mantra
mágico la clase política de nuestro país, intenta hacernos olvidar a los
desahuciados, a los trabajadores sin derechos e incluso al 26 y pico por ciento
de parados, para lanzarse bajo esta manta que todo lo cubre y lo tapa, como es
el tema identitario y el enfrentamiento tribal que ello comporta.
La izquierda escenificó el
pasado miércoles 30 de octubre, en el congreso de los diputados, otro
lamentable espectáculo de división por el tema del derecho a decidir entre
socialistas catalanes y del resto de España, rompiendo unos la disciplina de
voto y los otros apoyando una moción de los populistas y reaccionarios de UDyP
Evidenciando la poca catadura moral y pobre visión política al proporcionar
argumentos a la derecha de este país que ya al día siguiente y a través de
todos los medios de comunicación a su alcance, que son casi todos, abonaban
entre la opinión, pública la semilla de la desconfianza y la poca credibilidad
de la izquierda en nuestro país.
He dicho y repetido en
numerosísimas ocasiones que desde el acceso de España a la democracia, todos
nuestros gobiernos no han sabido encontrar una base económica estable, que nos
permita edificar un sólido edificio, capaz de superar con el mínimo daño
posible, los ciclos bajos que la economía capitalista nos procura de vez en
cuando. Prueba de ello es que los dos millones de parados, que procuró la
imprescindible reforma estructural de nuestra economía, para adaptarla a las
exigencias de la Comunidad Europea, acabaron por convertirse en crónicos, por
cuanto ni en los máximos tiempos de esplendor de la burbujas inmobiliarias y
financieras, cuando los gobernantes hablaban del pleno empleo, se consiguió
bajar de esta cifra.
Hoy cuando el número total
de parados, triplica la cifra citada anteriormente y la tasa roza el 26% con
perspectivas de alcanzar el 27%, no solo por el aumento del número absoluto de
desempleados, si no por la disminución del total de población activa. Todo
parece indicar que los actuales responsables del gobierno del país, siguen con
las andadas y pretenden convencernos en base a cortos y engañosos mensajes,
además de desvíos de la atención, que son capaces de, saltándose todas las
reglas de la economía, mundial, generar empleo sin crecimiento o con una tasa ínfima de 0,1% generar y
repartir la riqueza.
Sin embargo la dura realidad se impone, día a día, y los mensajes más o menos optimistas que lanzan los gobiernos, caen como fruta madura a los pocos días, cuando sentimos jornada tras jornada en nuestras propias carnes la zarpa implacable de los recortes, el desempleo y nuestro general empobrecimiento. Es esta la razón que impulsa a nuestros derechistas dirigentes, a utilizar el recurso que nunca falla en estos casos, capaz de correr un tupido velo de ilusión colectiva, sobre sus miserias y deficiencias de gestión por no decir claramente latrocinio de unos pocos sobre unas mayorías, como es la apelación al atávico sentimiento de tribu, hoy conocido como nacionalismo. Es así que en Cataluña, cuando deviene incapaz de financiarse en los mercados internacionales y el primer partido del país se encuentra inmerso en graves casos de corrupción, se lanza un órdago soberanista, cargando todas las culpas a una incierta situación de explotación colonial por parte de España.
A el actual gobierno de
España, la cosa no puede presentarse mejor, también con el cieno de la
corrupción persiguiéndole incansablemente, y poniéndose en evidencia cada vez
más la tradicional connivencia del Partido Popular con la justicia, Cuando en
todas las encuestas se le pronostica una debacle electoral, tan solo paliada en
parte, por la incapacidad del primer partido de la oposición de remontar
posiciones, el reto catalán le abre la posibilidad de estimular el sentimiento
patriótico español y asi ocultar bajo la misma manta todas sus cuestiones.
Tanto es así, que en
Cataluña, ya nadie habla del expolio del Palau de la Música, ni que CDC tiene
la sede embargada como fianza para responder de una más que cierta financiación
ilegal, ni que Oriol Pujol está procesado por el tema de las ITV ni que Jordi
Pujol Ferrusola, se lucró en gran manera blanqueando dinero de algunas grandes
familias catalanas, cuyos nombres curiosamente nunca han trascendido. Tampoco,
en España, se habla casi del caso Barcenas, mientras los jueces y altas
jerarquías judiciales, buscan el sistema de dejar bien parados a todos los
implicados y tampoco del desmantelamiento del estado del bienestar. Ahora lo que parece importar es solo, para
unos la sacrosanta unidad de España y para otros la Cataluña independiente,
tratando, unos y otros, que la mayoría no veamos que la derecha más salvaje de
toda Europa, nos está expoliando de nuestros derechos más elementales, dejando
tanto a nosotros como a las generaciones futuras, en la más absoluta de las
miserias
¿Hasta cuándo vamos a
dejarnos engañar los españoles? ¿Seremos
capaces de reaccionar alguna vez y salir de debajo de esta espesa manta, de los
nacionalismos, central y periféricos? ¿Haremos alguna vez de España un país
normal?
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