Hay personas que no tienen remedio, y por mucho que se esfuercen no abandonaran nunca su condición de impresentables, además de poco dotados en el don de la oportunidad; como es el caso de nuestro inefable expresidente del gobierno y uno de los máximos representantes de la derecha cavernícola europea, Don José María Aznar López.
La política de desviar la atención del principal problema, que de siempre ha venido practicando, le lleva en estos últimos días a aprovechar el malestar de muchos ciudadanos por una crisis económica de la que sin ser mínimamente responsables, se ven abocados a pagar todas sus consecuencias, soportando unos recortes sociales sin precedentes y una situación de precariedad laboral, o de puro y duro desempleo, para responsabilizar como culpable de todo ello, a la estructura semifederal del estado como es el llamado Estado de las Autonomías.
No me extraña lo más mínimo que Don José María, utilice éste recurso para tapar las responsabilidades, suyas directamente y de su formación política, por sus decisiones en los años en que ostentó el gobierno de España, sobre todo por la aprobación de la ley del suelo, desatando la más enorme burbuja inmobiliaria que en nuestro país se había conocido, y cuyo pinchazo nos ha llevado a la actual situación económica y de desconfianza en nuestras instituciones bancarias, que a pesar del férreo control que sobre ellas ha mantenido históricamente el Banco de España, no consiguen el beneplácito de estos entes llamados mercados, al existir unas más que razonables dudas sobre el valor de sus activos patrimoniales, procedentes en su mayoría de operaciones inmobiliarias. O sea dicho en palabras simples y llanas, que si se pusieran a vender los pisos que poseen, obtenidos por la realización de los créditos fallidos a promotores, constructores o particulares, deberían hacerlo, por un treinta o treinta y cinco por ciento menos del valor contable que figura en su activo.
Don José María además, se permite el lujo de engañar al personal con la falsedad que en la España autonómica existen 17 gobiernos haciendo las mismas cosas, insinuando que esto tiene un coste 17 veces mayor que si solo hubiera uno; cuando la realidad es que las competencias que asumen las Comunidades Autónomas, deja de realizarlas el estado, traspasando este inclusos las estructuras, fundamentalmente las de personal a los gobiernos regionales. Terminó diciendo que si el PP vuelve a gobernar, le va a poner el cascabel al gato, disolviendo el estado autonómico; o sea regresando al unitarismo que fue bandera en los cuarenta años de franquismo. Dios nos libre!
¿No cree el preclaro profesor de Georgetown, que la economía de esta España semifederal que tenemos, funcionaria muchísimo mejor, sin unos avispados gobernantes enriquecidos de forma totalmente irregular a través de una trama semi mafiosa, conocida con el nombre de Gürtel? ¿No piensa el alto ejecutivo asesor de Endesa, que si cuando ocupó el poder se hubiera preocupado de renovar, promover y consolidar el sector industrial de nuestro país, en lugar de elevar a los especuladores como modelo empresarial, otro gallo nos cantaría? ¿No se da cuenta, el asalariado de Murdoch, que fue él, con mentiras quien nos metió en una carísima guerra como la de Irak, cuyos costos para nuestro país, y no me refiero solo a los económicos, aun hoy siete años después todavía los estamos arrastrando?
La democracia en nuestro país se fundamentó, desde sus inicios en la segunda mitad de los años setenta del siglo pasado, en el reconocimiento constitucional de una España como país plural, con unas diferencias que lejos de separar, nos unen a todos enriqueciéndonos, y este es un valor que no debemos perder de ninguna de las maneras, si los españoles pretendemos seguir por la senda del progreso, como lo demuestra el antecedente más inmediato, como fue el de la II República Española, que consiguió en muy poco tiempo, poner a la retrasada España a la altura de las grandes naciones europeas; sin embargo su caída y con ella el advenimiento del unitarismo franquista, nos situó de nuevo en la cola de las naciones europeas, económica, social y culturalmente.
El involucionista Aznar, al igual que su admirado José Antonio Primo de Rivera, está convencido de la necesidad imperiosa de enfrentar a los españoles entre si, para poder sacar provecho, recuperar el poder para el PP y así extender los especulativos y corruptos negocios de sus íntimos amigos, y para ello no duda en prender mechas, contra todo aquello que nos une, como ha sido el establecimiento del Estado de las Autonomías.
La política de desviar la atención del principal problema, que de siempre ha venido practicando, le lleva en estos últimos días a aprovechar el malestar de muchos ciudadanos por una crisis económica de la que sin ser mínimamente responsables, se ven abocados a pagar todas sus consecuencias, soportando unos recortes sociales sin precedentes y una situación de precariedad laboral, o de puro y duro desempleo, para responsabilizar como culpable de todo ello, a la estructura semifederal del estado como es el llamado Estado de las Autonomías.
No me extraña lo más mínimo que Don José María, utilice éste recurso para tapar las responsabilidades, suyas directamente y de su formación política, por sus decisiones en los años en que ostentó el gobierno de España, sobre todo por la aprobación de la ley del suelo, desatando la más enorme burbuja inmobiliaria que en nuestro país se había conocido, y cuyo pinchazo nos ha llevado a la actual situación económica y de desconfianza en nuestras instituciones bancarias, que a pesar del férreo control que sobre ellas ha mantenido históricamente el Banco de España, no consiguen el beneplácito de estos entes llamados mercados, al existir unas más que razonables dudas sobre el valor de sus activos patrimoniales, procedentes en su mayoría de operaciones inmobiliarias. O sea dicho en palabras simples y llanas, que si se pusieran a vender los pisos que poseen, obtenidos por la realización de los créditos fallidos a promotores, constructores o particulares, deberían hacerlo, por un treinta o treinta y cinco por ciento menos del valor contable que figura en su activo.
Don José María además, se permite el lujo de engañar al personal con la falsedad que en la España autonómica existen 17 gobiernos haciendo las mismas cosas, insinuando que esto tiene un coste 17 veces mayor que si solo hubiera uno; cuando la realidad es que las competencias que asumen las Comunidades Autónomas, deja de realizarlas el estado, traspasando este inclusos las estructuras, fundamentalmente las de personal a los gobiernos regionales. Terminó diciendo que si el PP vuelve a gobernar, le va a poner el cascabel al gato, disolviendo el estado autonómico; o sea regresando al unitarismo que fue bandera en los cuarenta años de franquismo. Dios nos libre!
¿No cree el preclaro profesor de Georgetown, que la economía de esta España semifederal que tenemos, funcionaria muchísimo mejor, sin unos avispados gobernantes enriquecidos de forma totalmente irregular a través de una trama semi mafiosa, conocida con el nombre de Gürtel? ¿No piensa el alto ejecutivo asesor de Endesa, que si cuando ocupó el poder se hubiera preocupado de renovar, promover y consolidar el sector industrial de nuestro país, en lugar de elevar a los especuladores como modelo empresarial, otro gallo nos cantaría? ¿No se da cuenta, el asalariado de Murdoch, que fue él, con mentiras quien nos metió en una carísima guerra como la de Irak, cuyos costos para nuestro país, y no me refiero solo a los económicos, aun hoy siete años después todavía los estamos arrastrando?
La democracia en nuestro país se fundamentó, desde sus inicios en la segunda mitad de los años setenta del siglo pasado, en el reconocimiento constitucional de una España como país plural, con unas diferencias que lejos de separar, nos unen a todos enriqueciéndonos, y este es un valor que no debemos perder de ninguna de las maneras, si los españoles pretendemos seguir por la senda del progreso, como lo demuestra el antecedente más inmediato, como fue el de la II República Española, que consiguió en muy poco tiempo, poner a la retrasada España a la altura de las grandes naciones europeas; sin embargo su caída y con ella el advenimiento del unitarismo franquista, nos situó de nuevo en la cola de las naciones europeas, económica, social y culturalmente.
El involucionista Aznar, al igual que su admirado José Antonio Primo de Rivera, está convencido de la necesidad imperiosa de enfrentar a los españoles entre si, para poder sacar provecho, recuperar el poder para el PP y así extender los especulativos y corruptos negocios de sus íntimos amigos, y para ello no duda en prender mechas, contra todo aquello que nos une, como ha sido el establecimiento del Estado de las Autonomías.
Me preocupa la situación mucho más de lo que creía hace unos meses.
ResponderEliminarNo sé si sabes que en Tenerife la situación del partido es insostenible por lo que me preocupa más aún la escalada de la derecha