Empiezo
a horrorizarme, ya que nunca creí que en este país hubiera alguien capaz de
atentar tan gravemente contra la democracia, como la gente del partido Popular
que para mantenerse por siempre en el poder ha urdido una maquiavélica
organización al más puro estilo mafioso.
El
siniestro comisario Villarejo, jefe de una llamada policía patriótica, que para
garantizarse su seguridad, ha coleccionado grabaciones de todo tipo comprometedoras
para gran parte de la clase dirigente de las altas instituciones del estado,
resulta ser uno de los principales protagonistas de la trama junto con el
ministro del interior de aquella época, Jorge Fernández Díaz, e incluso Maria
Dolores de Cospedal y su marido Ignacio
López del Hierro, parecen ser, según las informaciones que van saliendo día a
día, los principales nombres del más alto punto de esta truculenta trama.
Al
procurar la calidad de investigado a Jorge Fernández Díaz, por parte del Juez Manuel Garcia Castellón,
por cierto un juez perteneciente a la conservadora Asociación Profesional de la
Magistratura; y visto los antecedentes de otros imputados en diversas causa de
corrupción del Partido Popular estos últimos años, desaparecidos en extrañas
circunstancias, como Miguel Blesa, Rita
Barberá y otros; en las redes sociales de estos últimos días han saltado
multitud de flash invitando a apostar porqué medio se va a impedir el juicio a
este personaje, si con un infarto, con un suicidio, o una misteriosa
desaparición.
Volviendo
al tema de la Kitchen, a mi, como a muchos otros españoles de a pié, se
nos induce pensar, viendo la gravedad
del asunto, que se hace necesario actuar con la mayor prontitud y diligencia
para depurar cualquier tipo de responsabilidades políticas y penales de todos y
cada uno de los implicados en esta trama, si en verdad se quiere defender el
sistema democrático por el que nos regimos desde 1978 pues lo hecho por estos
personajes compromete muy seriamente la credibilidad del Partido Popular la
segunda fuerza política actual, y que pretende volver a gobernar España en un
futuro.
Este
tema se me antoja más comprometedor para la estabilidad democrática del Estado,
que el tema del separatismo en Cataluña que ya fue juzgado y condenado hace
poco tiempo, pues del mismo modo que en aquel caso, los sediciosos pretendían
unilateralmente romper la unidad territorial de nuestro país, contraviniendo la
Constitución y el Estatuto de Autonomía, Aquí se ha pretendido comprometer muy
seriamente el prestigio de todas las instituciones empezando por el poder
judicial, el ejecutivo e incluso amordazar al legislativo, o sea cargarse de
echo el sistema democrático, para substituirlo por otro con apariencia de
democracia pero que en realidad no lo sería, Algo parecido a lo que intuimos
pretende Donald Trump en USA , Vladimir Putin en Rusia, Kazinsky en Polonia,
etc. etc.
Resulta
lamentable también el papel de Pablo Casado, líder actual del Partido Popular,
sobre este tema, pues en lugar de ofrecerse a hacer limpieza general, ha
empezado por negarse a asumir responsabilidad alguna y defender a capa y espada
a todos los imputados. Además de negarse a pactar con el gobierno, la
renovación del Consejo General del Poder Judicial, hoy totalmente
desprestigiado por sus connivencias manifiestas con el partido derechista y
permitir que, por primera vez desde el advenimiento de la democracia, se sanee
esta institución que aún sigue contaminada por tics propios de la dictadura
franquista y que hace gala, sin vergüenza ninguna, de un corporativismo
totalmente incompatible con una democracia que se precie.
La
llamada operación Kitchen y todo lo que a través de ella se está poniendo de
manifiesto a todos aquellos que nos preocupa la realidad actual de nuestro
país, nos hace temer un peligroso aumento de los ultra-derechistas de VOX que
exhiben pureza ideológica, aunque los que vivimos los tiempos de la dictadura
ya sabemos de qué pie cojean y cual resulta la perversa realidad en cuanto
llegan al poder; posibilidad más que cierta
por el trasvase de votantes del Partido Popular, decepcionados al
comprobar el grado de corrupción que enloda este partido.
También
se pone de manifiesto con la investigación un entramado de carácter puramente
mafioso, del que no son ajenos ni algunos altos mandos de la Policía, de la
Fiscalía y del Poder Judicial, cuestión que aclara la negativa del Partido
Popular a renovar los, caducados por más de dos años cargos del Consejo General
del Poder Judicial y la prisa que se dan estos por nombrar jueces de su cuerda
para cubrir todas las vacantes.
Recientemente
se ha hecho pública la sentencia exculpatoria en el caso de la fraudulenta
salida a Bolsa de Bankia, que en su día presentó una cuenta de resultados
positiva con más de 300 millones de beneficios, cuando en realidad tenía más
3.000 millones de pérdidas; entidad que poco tiempo después precisó de una
inyección de 22.000 millones de euros del erario público español para salvarse
de la quiebra; resulta curiosísimo que
ante tal estafa, los jueces dictaminen que no hay responsables a no ser que
tengamos en cuenta que todos los directivos habían sido altos cargos del
Partido Popular y en particular el que era presidente de la entidad Don Rodrigo
Rato Figueredo, ex ministro de hacienda durante el Aznarato.
No
podemos seguir así de ninguna de las maneras, este país debe reconstruir el
sector del centro derecha, desde el borrón y cuenta nueva. Nadie de los que
destacaron u hoy destacan en el Partido Popular, puede seguir un minuto más en
política y nuevos liderazgos, desde el prisma de la moderación y de
convencimientos democráticos, deben surgir en este país, para representar en
las cámaras al liberalismo democrático que durante los últimos 80 años ha
contribuido muy mucho a la reconstrucción y pujanza europea, en colaboración
más o menos estrecha con la socialdemocracia.
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