En el 2008 se puso de manifiesto el fracaso de la revolución neocon, en todo el planeta, la desigualdad se incrementó hasta límites insospechados y los índices de pobreza superaron el 25% no solo en España, sino en la mayoría de las democracias europeas y americanas, sin olvidar a los países africanos, que lo vieron sumados a la miseria que provocaban conflictos bélicos por el dominio de la explotación de recursos naturales. La suma de todo ello provocó el movimiento migratorio más grande en más de 100 años. Ademas que un mercado sin control alguno ensalzó la especulación pura y dura a los más altos altares del panorama económico neoliberal, creando burbujas, (recuerden las hipotecas sub prime, la quiebra de Lehman Brothers, las estafas piramidales, etc), que, con su estallido, arruinaban a mucha gente especialmente a los más débiles del escalafón social.
El gran valor de la solidaridad humana fue desprestigiado por unos medios de comunicación totalmente al servicio de las clases pudientes, del mismo modo que se sacralizó el individualismo hasta aceptar como valor indiscutible la capacidad de hundir a otro, para progresar tu. Ello trajo consigo el desvirtuar el papel de los sindicatos, situándolos al borde de la desaparición; cuando históricamente, estas entidades, han sido ejemplo de la consecución de derechos para la clase obrera, a través del esfuerzo colectivo de los propios obreros.
Hoy en España, después que la derecha se haya radicalizado por un lado, en forma de un partido de carácter ultra derechista como VOX y que la que debería representar una posición moderada, el PP, se encuentre hasta las cejas en el lodo de la corrupción, la mayoría de ciudadanos han sabido ver en un renovado PSOE la posición centrada a través de la cual, y canalizando los esfuerzos colectivos, se puedan encontrar la salida al laberinto en que nos hemos metido como sociedad.
En España no podemos seguir dependiendo económicamente de dos factores tan inestables y de empleo precario, como son el Turismo 15% de nuestro PIB, y de la construcción 14%, mientras que la industria solo representa el 5%.
En la España del siglo XXI, no podemos dejar escapar la gran oportunidad que nos brinda nuestra especial situación geográfica y climática, para liderar el gran cambio de la economía a nivel planetario, para evitar las catastróficas consecuencias de un cambio climático que se nos echa encima. Cuesta entender que habiendo en España el mayor número de horas de insolación anuales de toda la UE seamos el último país, en el desarrollo de las tecnologías en energía solar y no solamente esto, si no que durante el último gobierno del PP se atrevieron a poner un impuesto a los que utilizaban la energía solar. Cuesta entender que el empresario español, ante la ley que en 2040 se prohibirá la circulación de vehículos de combustión, lo que significará la renovación total del parque automovilístico existente hoy en día en el plazo de 20 años, no estén invirtiendo como locos en la producción de vehículos eléctricos, sus accesorios, sus estaciones de recarga, etc. etc.
Todo ello me hace suponer que la clase empresarial española, sigue siendo la del anacronismo aquel de que “inventen ellos” cuestión que de antaño nos ha procurado la miseria como país y el subdesarrollo. El empresario español sigue con la mentalidad especuladora de poner un euro aquí para recoger mañana mismo 20, y esto de las inversiones a medio y largo plazo les cae muy gordo.
Con todo estoy convencido que no debemos dejar pasar la oportunidad que nos brinda el acuerdo al que ha llegado el Consejo Europeo, por el que España va a conseguir 72.000 millones de euros a fondo perdido, y hasta 140.000 en créditos de bajo interés, para cambiar nuestras tradicionales be inestables bases económicas, (el turismo, la construcción y el negocio especulativo), por otras más estables y seguras como una industria moderna, capaz de generar empleo estable, capaz de atender la nuevas necesidades de la sociedad mundial del siglo XXI.
Espero que el actual gobierno progresista que preside Pedro Sánchez sea capaz de darle la vuelta al tema y conseguir meter a la clase empresarial española en la vereda de una nueva forma de pensar tal y como requiere la nueva economía social en el siglo XXI..
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