Que Alemania es el motor de la UE, junto con Francia, es una verdad
indudable y que España, después del Bréxit, va a ser la cuarta economía
economía de la UE, después de Italia, Francia y Alemania, por lo que respecta
al valor absoluto del PIB tampoco tiene vuelta de hoja.
Que España ha superado la crisis económica, junto con el resto de potencias
de la UE, no cambiando en profundidad su modelo económico como los economistas
nacionales decían en 2007, si no gracias a un aumento del turismo y nuestras
exportaciones en particular hacía Alemania, es casi podríamos decir una verdad
absoluta, cuestión esta a mi modesto entender que podríamos calificar como
salida en falso, por la concentración en dos sectores, el turismo y la
construcción y particularmente en la rama especulativa de los mismos, que
deberíamos haber erradicado de nuestro panorama económico.
Si es verdad que en los 10 meses que Pedro Sánchez ha gobernado después de
la moción de censura que quitó de en medio al ínclito Mariano Rajoy, ha
promovido normas y disposiciones tendentes a promocionar el cambio de modelo,
como por ejemplo, el poner fecha a impedir la circulación en las ciudades de
vehículos con motor de combustión a partir del 2040, cuestión que significa,
una renovación total del parque automovilístico en España, o el aumento del
salario mínimo en España, que fomenta el autoconsumo en nuestro país, con lo
que la dependencia de las exportaciones deja de ser esencial. Sin embargo las iniciativas en este sentido
quedan paralizadas a partir del momento en que
el boicot a los presupuestos por parte de los partidos independentistas
y de la derecha de PP y Ciudadanos, que obligan a convocar elecciones y en la
actualidad el boicot a la constitución de un gobierno socialista por parte de
Podemos, que impide que un gobierno en funciones tome determinaciones
legislativa limitándolo solo a gestionar el día a día.
Atado pues de pies y manos el gobierno, empiezan a ser preocupante las
diversas amenazas que asoman por el horizonte, como el Bréxit, sin acuerdo, que
puede ocasionar a partir del 31 de octubre una gravísima crisis de
desabastecimiento en la Gran Bretaña, si tenemos en cuenta que este país, es uno
de nuestros principales clientes en lo que se refiere al sector turístico; o el
más que posible incremento de la tasa de paro, por el regreso de aquellos
trabajadores españoles que hoy están en el Reino Unido. También asoman en el
horizonte cercano las imprevisibles consecuencias de la guerra comercial, de
signo proteccionista que Donald Trump mantiene con China y con la Unión Europea
y que nos puede cortar las alas en nuestras exportaciones a los USA, que
también han sido uno de los motores de nuestra recuperación; así como los
síntomas de desaceleración de la economía alemana que se ponen de manifiesto
estos días y que también puede afectar a nuestras exportaciones.
Como he dicho antes, es imprescindible que España afronte el cambio de
modelo económico, que diversifique sus sectores productivos y reduzca
prácticamente a cero la especulación si quiere salir adelante y seguir siendo
uno de los motores de Europa, pero esto no se puede hacer con un gobierno en
funciones, altamente limitado en sus posibilidades de actuación.
Con todo tengo plena confianza en Pedro Sánchez y su equipo, y estoy más
que convencido, sabrá afrontar dentro de las limitaciones a las que hemos hecho
referencia, todos estos retos, sin necesidad de recurrir a los recortes de
derechos de las clases más desfavorecidas, como hizo el Partido Popular en su
momento, e incluso el propio Rodriguez Zapatero, al inicio de la crisis
económica. Así si Alemania se constipa, España en lugar de neumonía, podríamos
tener un simple dolor de cabeza que se cura con una aspirina.
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