Si amigos, si, la democracia, este sistema de gobierno que Churchill
considero como el menos malo de todos los sistemas de gobierno, se encuentra
hoy en muy serio peligro, cuando desde la derecha principalmente, aunque
algunos de izquierda también empujan, se intenta destruir completamente el
sistema que más ha procurado por la igualdad de todos los seres humanos,
cuestión que pone en entredicho los intereses de las élites muy acostumbradas a
estar acomodadas en un mar de privilegios fuera del alcance de la mayoría.
La Revolución Digital de la que ya hemos hablado en anteriores artículos, está
entrando en su última fase; la tecnología ha avanzado suficientemente como para
cambiar hasta en su más intima esencia nuestras forma de vida. Nada va a ser
igual en las generaciones que vienen, y cualquier parecido con la manera que
los que hoy peinamos canas hemos vivido, ni familia, ni relaciones de amistad,
ni tan solo la manera como nos relacionamos.
La élites que han venido dominando la sociedad en todo el mundo, intentan con desesperación, como siempre han hecho en los períodos de avance súbito de la
humanidad, adaptarse a la nueva situación sin perder los privilegios, y para
ello no dudan en destruir todas aquella formas de organización que tiendan a la
igualdad de los seres humanos, con el fin que la diferencia siempre les
proporciona unos privilegios vetados a todos los demás. No hay ninguna duda que
la democracia es en esencia una fórmula basada en el principio de igualdad de
los seres humanos, un ejemplo bien claro de ello, es el tema del sufragio
universal por el que tanto vale el voto de un poderoso como del más pobre de la
sociedad.
En la Revolución Industrial en el siglo XIX las élites consiguieron
arreglárselas, para que a pesar de todo, las diferencias se mantuvieran y de
esta manera sus privilegios, aunque esto sí, pasaron de que estos se sucedían
de padres a hijos a conseguirse en base a un esfuerzo para mantenerlos.
Hoy las cosas son muy distintas, las clases populares han adquirido una
formación que las de nuestros bisabuelos no tenían y su capacidad para
aprovechar la tecnología en beneficio de todos es una realidad fuera de toda
duda, por lo que los planteamientos de las élites van a ser muy distintos de lo
que fue hace 200 años. Observen Vds. amigos lectores que las élites de primeros
del siglo XX obtenían sus beneficios del sector productivo, eran los
propietarios de las fábricas, y comercios, mientras que hoy día, si bien
podemos decir que siguen dominando estos sectores ya no lo hacen directamente
si no a través del dominio del sector financiero, que por el nuevo sistema
económico, controla la deuda del sector productivo y de las haciendas
personales de las clases populares y es esta la razón por la que no se ponen
demasiadas pegas a lo que se viene en llamar economía social, (SAL,
Cooperativas, etc.) siempre y cuando no ser entrometan en el sector financiero
y especulativo, pues en cuanto lo han intentado, como en los años 80 y noventa
del pasado siglo XX, que el sindicato UGT, decidió intervenir cooperativamente
en el sector de la vivienda, fue atacado sin piedad hasta provocarles la
quiebra y el desprestigio.
La nuevas condiciones que hoy se encuentran, las clases populares, su
cultura y la formación conseguida, debería ser la principal arma con la que
contar a la hora de defender los principios de la democracia. Debería permitir
trazar unos planes de futuro, basados en los principios humanistas de la
Libertad, Igualdad y Solidaridad, despertando de nuevo la consciencia de clase
en los asalariados, que les permita la unión imprescindible a la hora de
defender y conquistar nuevos derechos sociales.
No les estoy hablando de una Arcadia Feliz, todo lo expuesto es
perfectamente posible si dejamos de lado el egoísmo personal que nos ofusca y
no nos permite identificar muy bien a nuestros enemigos de clase, cuando desde
las élites nos intentan señalarlos, en los inmigrantes, refugiados etc. ocultando
los verdaderos, insolidarios y especuladores, que nos desangran, como son las
élites financieras y especuladoras que sin control democrático ninguno, gobiernan
las vidas y haciendas de buena parte de la población mundial, quedándose para
ellos la parte del león y dejando las migajas para quienes producen.
La nueva estructuración mundial, debe llevar como principio fundamental el
arrebatar pacíficamente el poder a la élites y devolverlo a sus legítimos
propietarios como son los trabajadores organizados y aquí los sindicatos
deberían tener un papel fundamental, pero no como piensan ahora si no después
de la profunda renovación que debe producirse en ellos y su adaptación a los
nuevos tiempos.
Los ataques que está recibiendo la UE por parte de EEUU, con Donald Trump a
la cabeza, con la pretensión de destruirla, no son otra cosa, que el intento de
mantener, con la colaboración de la extrema derecha, de mantener la disgregación en pequeñas entidades nacionales que no puedan competir con las grandes
corporaciones como EEUU, China y Rusia. De hecho no es más que un ataque directo
al sistema democrático, pues es la UE la única gran corporación en la que el
estado del bienestar de todos sus
ciudadanos sigue siendo el principio fundamental.
Tenedlo presente el 26 de Mayo cuando depositéis la papeleta en la Urna del
Parlamento Europeo.
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