Dentro de poco menos
de un año, coincidiendo con las elecciones municipales, en toda España y
autonómicas, en gran parte de los 26 países, Se van a celebrar elecciones al
Parlamento Europeo, estas a las que hasta hoy, hemos prestado muy poca
atención, por no decir nula, no solo en nuestro país, sino en Gran parte de los
miembros de la Unión Europea; cuestión que ha permitido que las instituciones,
en estas últimas décadas, estén dominadas por la derecha, que ideológicamente
no acaba de ver claro la necesidad de este ente supranacional como base de la
nueva estructuración mundial, en un mundo globalizado como es el que se nos
viene encima en este siglo XXI.
Dice el refrán que no
se le pueden poner puertas al campo y nuestros bisabuelos de finales del XVIII
y principios del XIX, en plena revolución industrial, acabaron por entender que
ir en contra del progreso es la mayor locura que la humanidad puede hacer. Y
fue así que dejaron de romper maquinas de vapor, de levantar las vías férreas,
e intentaron adaptarse para sacar el mejor provecho de ello, y a fe que lo
consiguieron, después de tremendas y cruentas luchas, con un reparto equitativo
de la riqueza generada, a través de los impuestos recaudados, lo que hemos
conocido, como estado del bienestar.
Hoy cuando la
tecnología ha dado un nuevo vuelco, y está cambiando las raíces de la
configuración social que hasta hoy hemos conocido, hasta límites que ni la
ciencia ficción habrá llegado nunca a imaginar, al igual que hace 200 años, unas
pocas élites se dedican a activar el miedo a lo desconocido en las masas y les
impulsan a intentar cerrar las puertas al progreso, para no perder la
privilegiada posición que hasta hoy sus familias han ostentado.
“El viejo mundo se
muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos” Decía el pensador
comunista Antonio Gramsci en la década
de los años 30 del pasado siglo XX, cuando el fascismo se abatía sobre Italia y
el Nazismo sobre Alemania, intentando regresar al viejo imperialismo como
fórmula de cerrar el paso a la nueva organización social y política y de
reparto que ya se empezaba a vislumbrar.
Hoy estamos ante un
panorama parecido, también ahora el nuevo mundo pugna por nacer, mientras el
viejo no acaba de morir y en este interregno, nos salen monstruos como Donald
Trump, que desde la total inconsciencia, corta el paso al desarrollo de las
nuevas formas de energía renovables, volviendo a las tradicionales de la quema
de carbón, aunque con ello se cargue el medioambiente, y ponga en serio peligro
la supervivencia de las futuras generaciones, o que regresa al proteccionismo
económico, y al imperialismo, cuando se ha demostrado a lo largo de los últimos
años, que esta situación siempre ha terminado en graves y cruentos conflictos,
con grandiosos retrocesos en el progreso de la humanidad.
Dicen algunos que el
mundo avanza no de forma continuada sino a golpes sufriendo después de una
época de avance otra de regresión, aunque nunca esta llega al punto donde
partió la anterior; por lo que parece estamos iniciando una época de regresión
después de la del gran avance tecnológico del siglo XX, pues las que hasta hoy
han sido las élites, que se han quedado con la mayor parte del pastel, viendo
que su poder se acaba, intentan revertir la situación y situarnos de nuevo en
el sistema que más les ha favorecido. Sin embargo intuyo, que esta vez, las
llamadas clases populares, no van a dejarse embaucar de nuevo y que el
nacionalismo disgregador que hoy empieza a surgir de nuevo en la vieja Europa,
no va a poder infiltrarse entre los asalariados del mundo, se empieza a asumir,
que el concepto “patria” ha sido la gran arma del nacionalismo reduccionista,
para embaucar a la gente y dirigirla hacia las confrontaciones que solo a ellos
favorecían. Hoy el concepto patria en los asalariados, ya adquiere una mayor
amplitud de miras y tal y como reza la internacional, acabará siendo “el género
humano” en su totalidad.
Es por ello que
considero importantes las elecciones al Parlamento Europeo del próximo año y me
gustaría transmitir a todos, políticos y electores, de la necesidad de tomarlas
muy en serio, pues la supervivencia y desarrollo de este ente supranacional, va
a ser determinante a la hora de sentar las nuevas bases de organización social
del siglo XXI, frente a los ataques despiadados del viejo imperialismo que se
resiste a fenecer.
La última reunión del
G-7 en Quebec, ha sido el ejemplo más claro, de lo dicho en el párrafo
anterior, pues ¿Cómo van a luchar contra una potencia como los EEUU de Donald
Trump, Francia, Alemania, etc. cada uno por separado? ¿Creen Vds. que Donald
Trump podría imponer sus tesis frente a unos Estados Unidos de Europa?
Mientras Europa no deje de ser la Europa de los MERCADERES y pase a ser la Europa de los CIUDADANOS , no hay nada que hacer . Saludos
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