martes, 15 de julio de 2014

UN TRILEMA A RESOLVER Y MUY PRONTO




Nadie con dos dedos de frente cuestiona hoy que el mundo se encuentra en una encrucijada, consecuencia directa de una revolución, que alguien ha convenido en denominar digital, para distinguirla de la acaecida en los siglos XVIII y XIX que  se llamó Industrial; si bien en algunos círculos intelectuales también he oído llamarla tercera revolución industrial. Pero cuando casi todos creen que en la encrucijada solo podemos optar por dos caminos, el economista norteamericano Dani Rodrik, nos lo pone más difícil cuando nos demuestra que no son dos las opciones si no tres.

Dani Rodrik parte de la base que en la economía actual hay tres conceptos fundamentales, Integración económica internacional, también llamada Globalización, El Estado Nación y la Democracia; estos conceptos situados en los vértices de un triangulo determinan tres caminos posibles que serian los lados del triangulo, pues la historia se ha encargado de demostrar la imposibilidad que estos tres conceptos, puedan prosperar juntos si no solo de dos en dos.

Desde 1944 y hasta hoy hemos funcionado por la opción que se pacto en los acuerdos de Breton Woods, por los que se estableció el nacimiento del FMI y el Banco Mundial; y en los que se optó promocionar los Estados Nación y la Democracia, en detrimento de la Internacionalización, que en aquellos tiempos se la acusaba de ser el trasfondo de los dos grandes conflictos mundiales que habían asolado desde la segunda década del siglo XX.

En la década de los noventa, con la revolución neocon impulsada por Ronald Reegan y Margaret Tatcher, los poderosos del planeta, ven la posibilidad de ampliar sus beneficios en base a internacionalizar la economía, suprimiendo controles, aunque manteniendo el concepto de Estado Nación, si bien degradando la democracia, como hemos tenido ocasión de comprobar en Grecia e Italia en estos últimos tiempos donde se han puestos gobiernos sin pasar por las urnas; es lo que algunos denominan dictadura de los mercados.

Otros intentamos proponer circular por el otro lado del triangulo, el que favorece el La Internacionalización de la economía  y la democracia más absoluta aunque esto signifique un detrimento del Estado Nación, usando el federalismo como la fórmula de funcionamiento.

Las tres opciones siguen sobre la mesa, y el trilema sigue sin resolverse y sin que salvo pequeñas excepciones, como los cambios de gobierno en Grecia e Italia, nadie haya conseguido imponer un determinado camino a todo el orbe planetario.

En nuestro país, la derecha reaccionaria del Partido Popular en el gobierno y de los partidos nacionalistas periféricos como el de Artur Mas en Cataluña, han optado por la dictadura de los mercados, o sea, avanzar hacia la internacionalización manteniendo el Estado Nación, obsérvese además que  en el caso de Cataluña, se pretende empequeñecer los estados nación en base a la creación de otros nuevos, cuestión que si analizamos en profundidad, nos hará ver con claridad que lo que se pretende es restar fuerzas a la democracia permitiendo el avance de la que hemos llamado dictadura de los mercados, También actúan así la derecha, civilizada europea, como la que representan Cameron y Merkel, que se muestran muy dispuestos a impedir cualquier avance en la integración europea que vaya más allá de una simple unión mercantil que poco o nada se distinga de la globalización a nivel planetario que se está impulsando. Actitud muy parecida a la de los populismos de extrema derecha emergentes en Francia, Holanda, Reino Unido y en buena parte de la Europa oriental, que pretenden cargarse una UE que avanza hacia una integración política, con el fin de mantener casi sin democracia unos estados nación dentro del proceso de globalización.

La izquierda a la izquierda del PSOE, IU e ICVEUiA, o los del reciente Podemos, intentan poner puertas al campo echando el freno a la globalización, por lo que pretenden quedarse como hasta ahora, potenciando el Estado Nación y la Democrácia, A mi esta postura me recuerda a la de los obreros de finales del XVIII y primeros del XIX, que destrozaban las máquinas de vapor en el desesperado y vano intento de parar una revolución industrial que es habría de procurar un mejor nivel de vida aunque radicalmente distinto al que estaban acostumbrados, en pocos años.

Finalmente la socialdemocracia en España y Europa, es la única, salvo raras excepciones como la ambigüedad del PS francés, que apuesta claramente por una UE de corte federal, donde los estados nación que la componen vayan perdiendo peso individual, en el concierto planetario de la globalización económica, deviniendo como una potencia en igualdad de condiciones que los EEUA, China, Rusia, etc.

Amigos el trilema sigue ahí y nosotros los ciudadanos seguimos teniendo, de momento, el poder decisorio en nuestras manos, que el mundo avance por la imparable globalización que las nuevas tecnologías permiten y conservemos la democracia o sea el poder de decisión por sufragio universal directo y secreto, ampliándola sobre unas bases de participación ciudadana, u opte por otros caminos, como el de quedarnos como estamos, negando el progreso, o librarnos a la dictadura de unos tecnócratas que no miran por el interés común si no en su propio beneficio.

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