domingo, 6 de julio de 2014

¿SABEMOS LO QUE QUEREMOS?




Como observador que soy de la realidad actual, debo manifestar mi asombro y perplejidad ante el comportamiento de mis congéneres, en Cataluña y España, en esta época de cambios profundos que nos ha tocado vivir.

 

Digo esto después de haber leído en el País del día 26 de junio, que medio centenar de pacientes, junto con trabajadores y vecinos, han impedido el cierre de 206 camas, este verano, del hospital público de Bellvitge, que el departamento correspondiente de la Generalitat de Catalunya había previsto, con el fin de paliar el déficit generado en 2013 y que representa un total de 11 millones de Euros.

 

Estos ciudadanos, se han hartado de unas políticas de neoliberalismo salvaje, que están destruyendo todo un sistema de sanidad pública de altísima calidad que habíamos conseguido hasta el 2010 y que el gobierno derechista del estado, muy bien avenido  por cierto con la derecha nacionalista catalana en asuntos de recortes, está intentando desmontar. Estos ciudadanos demuestran que saben muy bien lo que quieren y que no se dejan engañar por cantos de sirena de algunos interesados que agazapados detrás de falsas utopías secesionistas, o de inmovilismos constitucionales intentan crear un conflicto en la sociedad catalana con el fin de desvíar la atención colectiva en pro de lograr sus perversos propósitos.

 

También las movidas en Madrid por la sanidad pública y en Baleares por la enseñanza, demuestran que buena parte de la población si sabe lo que quiere y cuáles son sus verdaderos intereses; cosa que en Cataluña, salvo algún caso como el que antes he expuesto no parece suceder; por cuanto las mayorías o bien se queden encerradas en casa o bien se movilizan para reivindicar una utópica independencia cuyo primer adalid el presidente Artur Más, es uno de los máximos responsables de la destrucción del estado del bienestar en el país, con el apoyo de ERC que parece haber perdido las pocas referencias a la ideología izquierdista que le quedaban.

 

¿Sabemos en verdad lo que queremos los catalanes?

 

Me resulta curioso, que desde hace tiempo no se publiquen en Cataluña estudios de opinión sobre los problemas o preocupaciones prioritarias de sus ciudadanos, y los subvencionados medios de comunicación nos presenten día a día el tema de la independencia como el único y exclusivo debate que hoy existe en la sociedad catalana. Estoy cada día más convencido que esta interesada desinformación se promueva con la perversa intención que los partidos de la izquierda y las organizaciones ciudadanas, no atinen a apuntar a los objetivos concretos y acaben sucumbiendo al estéril debate identitario, como le ha ocurrido al PSC, bajo el liderazgo de Pere Navarro, que con la mejor voluntad de evitar rupturas, ha acabado personalmente hundido, tras las deslealtades de aquellos que siguen hoy intentando dividir la formación tras el infructífero debate soberanista.

 

El fracaso electoral de este partido en las elecciones Europeas, ha comportado la dimisión de su primer secretario y la convocatoria de unas elecciones por la vía de urgencia, a la primera secretaría que al igual que los hermanos del PSOE, se efectúa en base a un militante un voto y ello ha abierto en el socialismo catalán la gran esperanza de un renacer y readecuación a la lucha por los verdaderos intereses ciudadanos, desde la perspectiva de solucionar los problemas con la participación de los propios interesados. No quiero decir con ello que me declare partidario de la anarquista democracia directa, si no de una evolución de la pura democracia representativa a una democracia participativa; un concepto que les prometo aclararé en un próximo articulo.

 

Es tanto el revuelo que la convocatoria del congreso extraordinario en el PSC y la elección de su secretario general por el sistema directo, (un militante un voto), que a los del grupo de los denominados críticos, les ha pillado con el pié cambiado, y lo que tenía que ser una escisión en toda regla está evolucionando a la salida de unos pocos “figuras” siendo muy pocos los que les siguen, como se demostró el pasado sábado con la asamblea de la corriente interna Avancem, en que solo el su líder Joan Ignasi Elena, y creo que dos militantes más, se dieron de baja del Partido, sin devolver el acta de diputado, y convirtiéndose en un tránsfuga sin escrúpulos. Hace poco una convención del otro grupo, que han constituido el Fórum Cívic ya han manifestado su intención de no darse de baja del partido, aunque  sus líderes proponen la solemne estupidez de facultarse para poder presentar listas electorales en las elecciones municipales independientemente de las que presente el PSC.

 

Quiero señalar con todo ello, que el pueblo catalán empieza a demostrar que sabe muy bien lo que quiere y que la cuestión del Soberanismo empieza a desinflarse, por cuanto los ciudadanos se huelen el percal con que desde el gobierno de la derecha nacionalista le intenta despistar los objetivos; lo del Hospital de Bellvitge, es solo el comienzo, en septiembre con el comienzo del curso escolar y la aplicación de la ley Wert, que doña Irene Rigau consejera de Educación en la Generalitat de Catalunya , se ha aprestado a introducir con especial presteza salvo, la cuestión del catalán, también será motivo de lucha de maestros y padres y madres de alumnos.

 

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