El pasado jueves día 13 de marzo, por la tarde, escuche al economista
neoliberal por excelencia Xavier Sala Martín, intentar justificar lo
injustificable, como son los cálculos de las balanzas fiscales, que elabora el
actual gobierno de la Generalitat de Cataluña, para justificar el manido del
España nos roba Según estos cálculos y referidos al año 2009, arrojan un saldo
negativo de 16.000 millones de euros, que los partidarios de la independencia
de Cataluña, se afanan en airear, como principal argumento para proclamar, la
viabilidad de una Cataluña independiente.
Sin embargo, la anterior semana y en el mismo programa, apareció el
socialista Josep Borrell, que a pesar de los tropiezos que el presentador
intentó ponerle a su explicación, logró convencer a una buena mayoría de la
audiencia que el saldo real del déficit fiscal que el año 2009, se produjo en
Cataluña, importó tan solo la cantidad de 750 millones de euros.
Ambos cálculos parten de las mismas bases, como son los datos que emanan de
la Conselleria de Hacienda de la Generalitat de Cataluña, y la diferencia entre
uno y otro, proviene, no de la partida del gasto que el estado hizo en Cataluña
aquel año, ni tampoco de los impuestos que pagaron los catalanes aquel año, si
no de considerar como ingreso a las arcas del estado, el 15% del aumento de la
deuda pública, que se produjo en el estado español, porcentaje que según el
economista, es la parte del PIB español que corresponde a Cataluña.
Si bien José Borrell, consiguió dejar bien claro, que en el caso que
Cataluña hubiese sido independiente en el 2009, tan solo hubiera podido
disponer de 750 millones más que lo que dispuso, en realidad y que estos
dineros serian del todo insuficientes para mantener un mini ejercito, o pagar a
otro para que te defendiera, mantener una mínima red de embajadas y
delegaciones comerciales; Don Xavier Sala Martín se las vio y deseó, sin
conseguirlo, para encontrar un argumento convincente para la audiencia en el
sentido que una Cataluña independiente habría conseguido un crédito, por valor
del mismo importe que el 15% del aumento de la deuda pública española; sin
considerar que el estado español, tiene abiertas las puertas al crédito
internacional y sin embargo Cataluña, con una prima de riesgo que supera los
1000 puntos, tiene cerrado a cal y canto el acceso a los llamados “mercados”.
Comprendo que TV-3 no acepte otras teorías económicas, que no sean las
neoliberales, representadas por el ínclito Sala Martín, y que seguramente el
hecho de haber llevado a José Borrell al programa, valió la reprimenda a los
responsables del magazine de tarde, y mucho más cuando todos los que vieron y
oyeron al líder socialista, hoy apartado de la política activa, asumieron sus
propuestas en base a una lógica aplastante, que no pudo desmentir por mucho que
se lo propuso, el economista que más destaca por el color de sus americanas que
no por su ciencia económica.
Solo los fanáticos del independentismo o los que actúan con evidente e
interesada mala fe, creen hoy que en una Cataluña independiente todo nos iría
mejor de la noche a la mañana, por cuanto los grandes predicadores del
independentismo catalán actúan desde los grandes e insolidarios principios del
neoliberalismo más abyecto, doctrina que ha conducido al mundo llamado
occidental, a la mayor crisis que nunca hay padecido.
La realidad es la que hay, y si Catalunya acaba separada de España, varias
generaciones de catalanes, lo pasarían francamente mal, hasta que el país,
consiguiera encontrar su puesto en un mundo globalizado en el que gozaría en
principio de una posición marginal.
Don Xavier Sala Martín, haría muy bien en repasar la historia y así a lo
mejor comprendería, que del mismo modo que de la anterior gran crisis del
capitalismo en 1929, se salió en base a planteamientos socialdemócratas y de
control exhaustivo de la especulación, que permitieron la reconstrucción y el
progreso de una Europa devastada por la II Guerra Mundial. En el siglo XXI,
saldremos del marasmo donde nos ha metido el neoliberalismo, en base a
doctrinas económicas que tengan por base un reparto equitativo de la riqueza y
a equiparar de los réditos del capital económico y del capital humano.
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