“Errare humanum est”, decían los antiguos romanos como constatación de
la obviedad más grande de la condición humana; más adelante, alguien añadió al
refranero: “Rectificar es de sabios” significando
que es de inteligentes, aprender de los errores y saberlos corregir a tiempo de
evitar males mayores. Bien mirado también una obviedad.
En estos últimos tiempos en España, hemos podido ver como diversos sucesos
de consecuencias seguro nefastas, se han cebado especialmente en contra del
Partido Socialista Obrero Español, sin que hasta ahora la dirección haya
mostrado verdadero propósito de enmienda, por más que se quiera presentar como
rectificación, una simple toma de decisiones casi precipitadas por los propios
acontecimientos.
Todo empieza en el congreso de los Diputados, cuando los diputados del PSC,
el partido hermano con el que se comparte grupo parlamentario, rompen la
disciplina y por primera vez en toda la historia, emiten voto contrario al
resto, por un tema que tiene que ver con el derecho a decidir de los catalanes.
Meses antes, la discrepancia sobre la cuestión ya se había puesto de
manifiesto públicamente entre Rubalcaba y Navarro, sin que ni uno ni otro,
hubieran propuesto sentarse para hablar del tema y acordar una salida
satisfactoria para el conjunto del socialismo español. A todas luces un
tremendo error, que tampoco es rectificado cuando se produce el rompimiento;
pues que yo sepa a día de hoy, la gente del PSC y del PSOE siguen sin hablar de
este tema, aunque si se proponen revisar el sistema de relaciones entre ambos
partidos; confundiendo, a mi entender, claramente la velocidad con el tocino.
Poco días después, desde el PSG se pone en marcha unilateralmente toda una
cuestión de primarias, con reacción digamos extemporánea de Ferraz, que
tampoco busca en el dialogo la solución del problema, si no que parece va a dejar la solución en manos del tiempo.
Hace pocos días el asunto de Ponferrada, la alta dirección del PSOE lo
convierte en un ejemplo de cómo no se debe gestionar un problema como este;
intentando escudarse detrás de un error que se puede considerar más que garrafal,
pretendiendo enmendarlo emplazando al nuevo alcalde a dimitir de su cargo o
dejar el partido; cuestión que el ponferradino resuelve dejando el PSOE, junto
con los seis concejales que le acompañaron en su aventura. Ah y no se admite la
dimisión del secretario de organización, ni nadie asume responsabilidad alguna
del error, salvo decirlo de palabra en una ejecutiva nacional.
Como remate, el caso de Pepiño Blanco, cuando todo parece indicar que el
juez decide imputarle, el se aferra al cargo, mientras subrepticiamente se
intenta abrir un debate sobre si los imputados deben dimitir o esperar a ser
sentenciados. ¡Vaya hombre! casualmente coincidiendo con Artur Mas que también
propone lo mismo, cuando las imputaciones a miembros de su partido le están
saliendo como las setas en otoño lluvioso.
La triste imagen que está dando el partido ante la opinión pública es tan
lamentable, que algunos empezamos a comprender el porqué, según las encuestas,
no captamos ni uno de los votos que parece perder el Partido Popular con su
desastrosa gestión de la crisis.
No nos podemos permitir ni un solo error más y la dirección debe asumir de
una puñetera vez el liderazgo que le corresponde, y de una manera
escrupulosamente democrática afrontar con el dialogo todos los problemas que
tiene planteados.
Aunque la expresión a la que me he referido al principio señale que
rectificar es de sabios, todos sabemos que rectificar muchas veces es de
tontos, aunque el refranero no lo diga, pues significa que se persiste en el
error o en la tendencia a errar.
Muy oportuno este post. Es muy dificil que se produzca un reset del gobierno, pero no se entiende que no se haga un reset en la oposición.
ResponderEliminarCarla
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