Los datos económicos de Europa y de Estados Unidos, no son tan alentadores como muchos expertos, generalmente neoliberales, pronosticaron, al comentar los datos del tercer trimestre del 2009, cuando los principales países de la Unión, ofrecieron datos de crecimiento positivos después de permanecer una larga temporada en los números rojos; si no que tan solo un trimestre más tarde, nos muestran un total estancamiento en Alemania, y pequeñísimos índices positivos en Francia.
El gobierno Zapatero, uno de los pocos verdaderamente de izquierdas en el actual mapa político Europeo, ha debido soportar durante tres meses, las más feroces críticas a su manera de gobernar el timón en el marasmo de la crisis económica, una manera que ha sido calificada de inútil, ineficaz, y otras lindezas por el estilo, provinentes de la derecha reaccionaria interna y del exterior, sobre todo del Reino Unido. Llegándose incluso a provocar un ataque en toda regla de los grandes especuladores mundiales, contra nuestro sistema financiero y la deuda pública. La situación se ha normalizado en el exterior, después de las oportunas explicaciones de nuestra ministra de Hacienda, en la fuente del problema; y aunque se hayan disipado los principales temores en el exterior, aquí se han encendido aun más si cabe los ánimos de los Rajoy Boys and Girls, que se han puesto a desbarrar con planteamientos y ultimátum del todo inaceptables, en cualquier proyecto serio sobre el tema.
Volviendo a Europa y en concreto a su motor principal Alemania, veremos que la coalición liberal demócrata-cristiana, en el poder desde el año pasado, que hizo bandera electoral de la bajada de impuestos, no solo no ha conseguido, mantener el atisbo de crecimiento, que con las últimas políticas de la anterior coalición de gobierno donde la socialdemocracia tuvo un papel preponderante, habían conseguido, si no que han hecho un paso atrás, situándose en un crecimiento cero, con posibilidad de volver a la recesión. Ello es una prueba más que patente, que esta profunda crisis económica en la que buena parte del planeta está inmerso, no va ha encontrar la solución en las clásicas recetas de los neoliberales, si no todo lo contrario, debe encontrar en profundos cambios en el sistema, el camino para una nueva era de crecimiento.
El control de las instituciones democráticas sobre todos los escalafones del funcionamiento económico incluido el financiero, debe priorizar-se, y las estructuras supra estatales, fortalecer-se, otorgando-les las cuotas de poder necesarias para que puedan desarrollar su labor y no como en estos momentos la Unión Europea, donde los lastres de unos nacionalismos trasnochados, están bloqueando su toma de decisiones, en forma de un Tratado de Lisboa, que a todas luces está resultando insuficiente, para gobernar una superestructura con una sola moneda.
Temo en gran manera, que la Unión Europea, esté perdiendo la oportunidad de oro para consolidarse como potencia, con voz y voto en el mundo del siglo XXI, que le ha brindado la actual crisis económica. Me preocupa que el egoísmo de unos pocos poderosos, quieran impedir el progreso de una mayoría del género humano, como ya ha sucedido en otras épocas de la historia, con funestas consecuencias.
Recuerden amigos, que sucedió después de crac de la bolsa de 1929 y de la consecuente recesión, cuando en Europa, los grandes potentados, responsables en cierta manera de la catástrofe, temerosos que los cambios que se apuntaban de socialismo y socialdemocracia, les desbancaran de su posición de privilegio, no dudaron en situarse en las posiciones más retrógradas, como los nazismos Alemán, Japonés Británico, y Estadounidense o los fascismos en Italia, Francia y España, que con más o menos intensidad acabaron salpicando a todos los países del orbe, y nos condujeron a una inevitable conflagración, después que la miseria, y la desprotección social de los ciudadanos, les condujera a elevar democráticamente en algunos casos o por la fuerza con el colaboracionismo activo o pasivo de una buena parte de la sociedad, estas fuerzas al poder, en Alemania, Francia, España e Italia, como la gran solución para sacarles del pozo.
Veo con espanto, el resurgir de los grupos fascistas y neonazis en Europa, tiemblo cada vez que actos y expresiones de carácter racista y xenófobo, se escuchan con más asiduidad en nuestras ciudades y pueblos. Me embarga un enorme sentimiento de preocupación, cuando compruebo que una buena parte de la izquierda europea ha hecho dejadez de sus principios y se han abandonado a posiciones que rayan el ostracismo
No se puede poner trabas al progreso, quien lo hace y predique soluciones anacrónicas a los problemas actuales, nos está engañando vilmente y solo persigue alargar un tiempo más los privilegios de unos pocos. No perdamos la oportunidad.
El gobierno Zapatero, uno de los pocos verdaderamente de izquierdas en el actual mapa político Europeo, ha debido soportar durante tres meses, las más feroces críticas a su manera de gobernar el timón en el marasmo de la crisis económica, una manera que ha sido calificada de inútil, ineficaz, y otras lindezas por el estilo, provinentes de la derecha reaccionaria interna y del exterior, sobre todo del Reino Unido. Llegándose incluso a provocar un ataque en toda regla de los grandes especuladores mundiales, contra nuestro sistema financiero y la deuda pública. La situación se ha normalizado en el exterior, después de las oportunas explicaciones de nuestra ministra de Hacienda, en la fuente del problema; y aunque se hayan disipado los principales temores en el exterior, aquí se han encendido aun más si cabe los ánimos de los Rajoy Boys and Girls, que se han puesto a desbarrar con planteamientos y ultimátum del todo inaceptables, en cualquier proyecto serio sobre el tema.
Volviendo a Europa y en concreto a su motor principal Alemania, veremos que la coalición liberal demócrata-cristiana, en el poder desde el año pasado, que hizo bandera electoral de la bajada de impuestos, no solo no ha conseguido, mantener el atisbo de crecimiento, que con las últimas políticas de la anterior coalición de gobierno donde la socialdemocracia tuvo un papel preponderante, habían conseguido, si no que han hecho un paso atrás, situándose en un crecimiento cero, con posibilidad de volver a la recesión. Ello es una prueba más que patente, que esta profunda crisis económica en la que buena parte del planeta está inmerso, no va ha encontrar la solución en las clásicas recetas de los neoliberales, si no todo lo contrario, debe encontrar en profundos cambios en el sistema, el camino para una nueva era de crecimiento.
El control de las instituciones democráticas sobre todos los escalafones del funcionamiento económico incluido el financiero, debe priorizar-se, y las estructuras supra estatales, fortalecer-se, otorgando-les las cuotas de poder necesarias para que puedan desarrollar su labor y no como en estos momentos la Unión Europea, donde los lastres de unos nacionalismos trasnochados, están bloqueando su toma de decisiones, en forma de un Tratado de Lisboa, que a todas luces está resultando insuficiente, para gobernar una superestructura con una sola moneda.
Temo en gran manera, que la Unión Europea, esté perdiendo la oportunidad de oro para consolidarse como potencia, con voz y voto en el mundo del siglo XXI, que le ha brindado la actual crisis económica. Me preocupa que el egoísmo de unos pocos poderosos, quieran impedir el progreso de una mayoría del género humano, como ya ha sucedido en otras épocas de la historia, con funestas consecuencias.
Recuerden amigos, que sucedió después de crac de la bolsa de 1929 y de la consecuente recesión, cuando en Europa, los grandes potentados, responsables en cierta manera de la catástrofe, temerosos que los cambios que se apuntaban de socialismo y socialdemocracia, les desbancaran de su posición de privilegio, no dudaron en situarse en las posiciones más retrógradas, como los nazismos Alemán, Japonés Británico, y Estadounidense o los fascismos en Italia, Francia y España, que con más o menos intensidad acabaron salpicando a todos los países del orbe, y nos condujeron a una inevitable conflagración, después que la miseria, y la desprotección social de los ciudadanos, les condujera a elevar democráticamente en algunos casos o por la fuerza con el colaboracionismo activo o pasivo de una buena parte de la sociedad, estas fuerzas al poder, en Alemania, Francia, España e Italia, como la gran solución para sacarles del pozo.
Veo con espanto, el resurgir de los grupos fascistas y neonazis en Europa, tiemblo cada vez que actos y expresiones de carácter racista y xenófobo, se escuchan con más asiduidad en nuestras ciudades y pueblos. Me embarga un enorme sentimiento de preocupación, cuando compruebo que una buena parte de la izquierda europea ha hecho dejadez de sus principios y se han abandonado a posiciones que rayan el ostracismo
No se puede poner trabas al progreso, quien lo hace y predique soluciones anacrónicas a los problemas actuales, nos está engañando vilmente y solo persigue alargar un tiempo más los privilegios de unos pocos. No perdamos la oportunidad.
Comparto tu preocupación, pero a nivel planetario, sí, planetario. Se está produciendo una gran lucha entre la ideología neoliberal o la fuerza del mercado contra la política progresista. Y esos inmensos desajustes acostumbran a resolverse en contiendas según consta en la historia. Es detonante es lo de menos y no faltan, por ejemplo la amenaza iraní sería una buena excusa. No deberíamos permitirlo
ResponderEliminarFátima ,ojala los españoles sigan votando por ZP.Porque las cosas no están tan claras.
ResponderEliminarLa derecha ataca ,gobierna y aumenta la pobreza a límites indecibles ,luego viene la contradicciòn por parte de pseudoizquierdas controladas por los grandes capitales que gobiernas occidente.Ellas son apoyadas por judios o muslines Y HASTA AHORA DE COMUN ACUERDO.