La decisión del Tribunal Superior de Justicia de Valencia, sobre el llamado caso Camps, ha sembrado más dudas que no ha despejado incógnitas y a pesar del gran triunfalismo del interfecto Presidente de la Generalitat Valenciana y del líder de la derecha española, el inefable Mariano Rajoy, con el aplauso incondicional de la “inmensa alcaldesa” de la ciudad del Turia Doña Rita Barberá, que le ha lanzado a celebrar el fin de la, según sus propias palabras, persecución inquisitorial a la que el gobierno de José Luis Rodriguez Zapatero ha sometido al Partido Popular, estos últimos seis meses.
No pongo en duda la imparcialidad del tribunal, aunque si debo decir que el mismo no ha puesto nada de su parte, en aparentar esta imparcialidad, cuando uno de los jueces, presidente del mencionado tribunal, no se ha abstenido en la votación de un caso cuyo imputado es íntimo amigo, como es publica y notoria la relación de amistad entre Francisco Camps i el Juez Juan Luis de la Rúa.
Lo primero que me vino a la cabeza, en cuanto supe de la decisión, fue el interés de Don Mariano y todos sus acólitos, un tiempo atrás, en apoyar la causa de recusación contra el magistrado del Tribunal Constitucional Pablo Pérez Tremps, por el hecho de haber elaborado un informe, sobre el estatuto de autonomía de Cataluña, hecho que podía hacer dudar de su imparcialidad en el tema. En aquellos días, oyendo las referencias de Rajoy y otros lideres derechistas, la derecha española, se presentaba como el adalid de la transparencia y de la ecuanimidad judicial, o sea aquello de demostrar que la mujer del Cesar era de lo más honrado y honesto. Resulta si más no curioso el cambio, pues en el caso que nos ocupa, a D. Mariano parece no importarle un bledo la apariencia de la mujer del Cesar pues el da por supuesto la integridad total del juez de la Rúa, al que de ninguna manera debe haber influido la pública amistad con el imputado. Como he dicho antes no quiero dudar de la capacidad de este juez de separar su sentimiento de amistad a la hora de tomar la grave decisión que ha tomado, pero si me extraña en gran manera que esta presunción de honradez no la tuvieran con Don Pablo Pérez Tremps. Quizás sea un tema de afinidad ideológica y las persones de ideología neoliberal-conservadora, por el solo hecho de ser-lo están ya libres de toda sospecha, no así los de ideologías afines a la socialdemocracia, que automáticamente resultan sospechosos.
Tengo entendido que existe una figura jurídica que en el caso de los magistrados les obliga a demostrar su total imparcialidad, no solamente con hechos si no de apariencia, cuestión esta que de ser cierta se ha obviado totalmente en este caso.
Otro aspecto que cabe deducir de esta, si más no, polémica decisión judicial, es el de las responsabilidades políticas que deberían derivarse lógicamente de este caso, pues el auto reconoce que Francisco Camps recibió regalos de unos miembros de una trama corrupta conocida como el caso Gürtel, cuestión que el ha negado repetidas veces públicamente y en distintas instancias.¿Es pues de recibo, que la representación del estado en la Comunidad Valenciana, como es la presidencia del gobierno autonómico, pueda estar ocupada por alguien que no duda en mentir delante de su Parlamento y de las instancias judiciales? ¿No debería ser cesado de inmediato este personaje independientemente de si recibir estos regalos constituye o no un delito? ¿Qué confianza podrán tener los valencianos, en Francisco Camps, cuando ha afirmado sin pestañear Yo me pago mis trajes, y ahora resulta que su amigo el propio juez de la Rúa, deja sentado todo lo0 contrario?
Don Mariano, se permitió el lujo de hacer chascarrillos al conocer la noticia y decir que había triunfado la justicia, cuando a mí y pienso que a muchos españoles, pensamos que la decisión del TSJV ha supuesto un duro golpe para la confianza que debería inspirar la institución judicial, además de otro a la lucha anticorrupción en este país, donde parece ser que si cuentas con padrinos puedes hacer lo que té venga en gana.
En este caso, la mujer del Cesar no solamente no ha demostrado su honradez si no que ha dejado graves indicios sin aclarar de su falta de honradez.
No puedo más que coincidir con lo que expones en tu artículo. Pero, si yo fuera del PP no me reiría tanto, el caso Gürtel sigue.
ResponderEliminarUn abrazo