Vivimos tiempos convulsos, la Revolución Digital en la que estamos inmersos
y que va a cambiar radicalmente nuestra forma de vida avanza inexorable día a
día. Algunos conscientes de la imposibilidad de detenerla, intentan buscar
fórmulas para adaptarse a ella al mínimo coste Otros sin embargo pretenden
oponerse a ella desde el regreso a las viejas fórmulas, que desde la revolución
industrial les funcionaron, permitiéndoles conservar sus privilegios.
El resurgir del nacionalismo en su versión más ultra, es un buen ejemplo de
esto último, por cuanto se opone a una nueva configuración mundial, basada en
el federalismo que vendría a solventar las diferencias culturales, no desde su
aniquilación si no desde el respeto a las mismas y considerándolas fuente de
riqueza y permitiría una distribución igualitaria de la riqueza generada, mucho
más que en un mundo de pequeñas naciones confrontadas entre si, para el
beneficio de una élites que no han dudado en actuar colegiadamente en cuanto la
tecnología se lo ha permitido y aunando capitales, para hacerse más fuertes
después de cambiar el dominio de la empresa productiva por la posesión del
capital financiero.
Elites que no han dudado ni por un momento en recurrir a la mentira, a la
manipulación de la información y a la acuñación de nuevos términos para
dulcificar los que les puede hundir sus estrategias, como el de la “post verdad”,
a fin que no resulte tan dañoso para los oídos como la palabra mentira.
En los medios de comunicación privados, casi un 100% de ellos en manos de
las élites financieras del planeta, no les tiembla el pulso cuando se hacen eco
de falsedades diseñadas desde los departamentos de comunicación de la Casa
Blanca, del Kremlin, etc. etc. y en pequeña escala tampoco le hacen ascos a la
“post verdad” los nacionalistas del Reino Unido con el tema del Bréxit, que
para ganar un referéndum no dudaron en mentir vilmente sobre las grandes
ventajas que supondría para la Gran Bretaña su salida de Europa cuando ahora se
está viendo, les va a ser terriblemente perjudicial, una salida sin acuerdo.
Polonia, Austria y Hungría, son otros ejemplos de lo negativo que podría
resultar la desaparición de una UE que hasta hoy no solo ha garantizado la paz
en el viejo continente, si no que ha procurado por el bienestar colectivo de
sus ciudadanos, situación que de ninguna manera hubieran podido conseguir por
si solos cada uno de sus miembros.
Más cercano a nosotros tenemos el tema del nacionalismo catalán que han
basado su reivindicación de un estado propio, en una sarta de mentiras y
deformaciones históricas, que dichas en un momento de crisis económica, han
sido agarradas por una población que no veía claro su futuro como si fuera una
tabla de salvación donde se les señalaba a los culpables de sus miserias a
España. Mentiras que han sido creídas como si fueran actos de fe por la mitad
de su población hasta el punto que más parece tratarse de una secta religiosa
que de una cuestión territorial. Grandes cantidades de dinero se invierten en
pergeñar estas mentiras, como recientemente hemos podido ver últimamente con el
tema del informe de un grupo de trabajo de Naciones Unidas, cuando unos
miembros de este grupo con relaciones en ámbitos independentistas catalanes han
conseguido que se redacte un informe a
favor de la excarcelación de los políticos presos, informe que por cierto no
tiene la ratificación del departamento de Derechos Humanos de la ONU y mucho
menos del plenario de esta institución, pero que ha sido vendido por el
independentismo catalán como si la Organización Internacional lo hubiera
subscrito y todo ello para contrarrestar la no admisión a trámite de las
reclamaciones presentadas por Carme Forcadell, ex presidenta del Parlament de
Catalunya y hoy en prisión, ante el Tribunal Superior Europeo de los Derechos
Humanos, por la invalidación que el Tribunal Constitucional Español, hizo de la
sesión del Parlament del 3 de Octubre de 2017 donde se pretendía declarar la
independencia después del falso referéndum del 1 de Octubre.
Parece mentira que en esta época en que la tecnología permite un acceso
rapidísimo a la información se mantenga al pueblo en la más grave
desinformación por que se le obliga a tener que escoger entre tanta basura lo
que es verdad y ello como es lógico acaba degenerando en una crispación in
crescendo. Los debates parlamentarios ya no están para buscar lo mejor para la
administración de la sociedad de los países, si no que es un enfrentamiento
continuo de unos contra otros con la única finalidad de destruir al adversario
político, en lugar de buscar solución a los problemas que la sociedad tiene
planteados. Observen Vds. que en las últimas sesiones parlamentarias desde la
moción de censura, por parte del Partido Popular y Ciudadanos, no les hemos
oído en las Cortes, ninguna propuesta de cómo debería hacer las cosas el
gobierno, si no solo críticas e insultos a su actuación, sin explicación
ninguna de cómo debería hacerse según su opinión. Por otro lado y cuando han
gobernado, han hecho bandera del incumplimiento de todo aquello que habían
prometido en campaña electoral, y ahora, cuando han mostrado una falta total de
sentido de estado, no permitiendo la configuración de un gobierno por parte del
Partido ganador de las elecciones, nos están enfocando una campaña electoral
pergeñada de falsedades para ver de no ser considerados culpables de la
repetición electoral Todo ello produce
en los ciudadanos un efecto de desconfianza que no resulta especialmente
positivo para regresar de nuevo a la senda del progreso y la justicia social.
Las grandes guerras en la historia no han surgido nunca por generación
espontanea, si no que han debido tener un período pre bélico donde se prepara a
la sociedad, de natural pacífica, para que se convierta en belicista. En base a
mentiras y medias verdades es fácil crear crispación. Crispar el ambiente puede
ser una buena manera de dar a la gente ese carácter prebélico. ¿No estarán
algunos preparando la III Guerra Mundial?
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