domingo, 15 de septiembre de 2019

DEMOCRACIA DE QUITA Y PON



Me he quedado pasmado cuando he visto con mis propios ojos, que en la democracia más veterana del mundo, la del Reino Unido, (obviando la opinión del ilustre profesor de fake-historia Sr. Jordi Bilbeny, afirmando que democracia más antigua del mundo es la Catalana). Le permite suspender la democracia a voluntad del primer ministro o directamente de la corona, cuando no les interesa que el Parlamento debata asuntos de alto interés para la nación, como puede ser la salida de la UE, dando un portazo.

El actual primer ministro en el Reino Unido de la Gran Bretaña, el inefable Boris Johnson, este señor con pinta de perturbado, que hoy dirige los destinos del país, después que el Parlamento hiciera saltar a la anterior primera Ministra Theresa May, al no conseguir que el Parlamento le aprobara sus pactos con la UE, para una salida digna de la UE, que paliara en lo posibles las graves consecuencias de un trauma como es el Bréxit, del que muchos de los que votaron a favor en el famoso referéndum convocado por David Cameron, otro al que también este tema le costó su carrera política, hoy se arrepienten y piden les dejen dar de nuevo su opinión; seguramente y en previsión que Labour Party, cuyo líder Jeremy Corbyn después de unos meses de indefinición ha optado por convocar un nuevo referéndum y hacer campaña a favor de la permanencia en la UE, acabe imponiendo sus tesis en el Parlamento, y no se materialice la salida el próximo 31 de octubre; ha rebuscado entre las tradiciones, que no constitución, por las que se rige este país y ha encontrado que la reina tiene la facultad de suspender el Parlamento, o sea suspender la democracia cada vez que le convenga y por el período que le vaya bien a sus intereses y así lo ha hecho ni corto ni perezoso.

Los que de Vds. hayan visto la serie “Crown” actualmente en la cadena Neflix, sobre el reinado de Isabel II, convendrá conmigo que siempre y en todas las ocasiones esta señora ha  apoyado las propuestas de sus primeros ministros, quizás por aquello de la lealtad institucional, entre gobierno y la corona; por lo que no nos debe extrañar entonces que la reina a las pocas horas diera su conformidad a la medida. Inmediatamente el pueblo británico y la oposición Laborista han reaccionado protestando y emprendiendo acciones para intentar detener su aplicación; manifestaciones multitudinarias el sábado 31 de agosto, por la suspensión temporal de la democracia en UK, demandas judiciales por parte de partidos de la oposición contra esta medida, e intentos de buscar subterfugios parlamentarios que neutralicen los efectos de la suspensión, incluida la posibilidad de una moción de censura de los laboristas, que en caso de triunfar permitiera un aplazamiento de la fecha 31 de octubre y la convocatoria de nuevas elecciones, en caso de victoria laborista podrían abocar a un nuevo referéndum y la suspensión definitiva del Bréxit.

Lo primero que se me ha venido a la cabeza al contemplar este desaguisado en Gran Bretaña, ha sido reafirmarme en la convicción que el nacionalismo, en todas sus facetas, siempre acaba con la democracia, lo hizo en Alemania en 1932, con la victoria del partido Nazi. Y ahora en UK. Suspendiendo de momento temporalmente la máxima institución de la democracia, como es el Parlamento, en la hora de tomar una decisión importante para el futuro del país, y si analizamos un poco, pasó en Cataluña en 2017, cuando se aprobaron en el Parlamento Autonómico, leyes de desconexión con el Estado Español, si respetar los derechos de la oposición y que condujeron a una falsa declaración de independencia, con una traumática división de la sociedad catalana, que aún hoy perdura.

La división social que una medida democrática por excelencia como es un referéndum, puede ocasionar en una sociedad, cuando no se aplica correctamente, se ha puesto claramente de manifiesto en este caso y los Bréxit y anti Bréxit andan a la greña con el peligro cierto de acabar en violencia en las calles de ciudades y pueblos ingleses. Desde el socialismo español, se ha venido diciendo, para el caso de Cataluña, que un referéndum, para que sea auténticamente democrático y no provoque división social alguna, debe ser siempre para refrendar un acuerdo previo entre las fuerzas políticas, representantes de la mayoría de los electores y no platear una opción sobre la que las fuerzas del espectro político divergen, pues entonces lo que se hace es trasladar esta división a la sociedad.

En Cataluña donde el independentismo, sigue en sus trece de buscar la confrontación en lugar del acuerdo y un Presidente de la Generalitat, como Quim Torra que ya ha perdido todos los papeles habidos y por haber y que en su calenturienta imaginación pretendia el 11 de septiembre investir a Puigdemont de nuevo como presidente de la Generalitat, sigue apostando por la vía unilateral y enfrentamiento directo con el Estado. No quieren atender a razones ni ver en el ejemplo británico, hasta donde les puede llevar el camino que ellos han emprendido, parece que la democracia les molesta y siguen buscando todos los subterfugios para acabar con ella, al menos en todo aquello que les es imposible de controlar.

Espero que el pueblo británico, nos acabe dando un ejemplo de profunda convicción democrática y sepa sacudirse de encima estos políticos belicosos que solo buscan su desgracia, y nos den a los demás, sobre todo a los catalanes, un ejemplo de buen hacer y de preservar el bien más preciado que en estos momentos tenemos como es la democracia en un estado derecho ejemplar.

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