Leo hoy con preocupación que se materializa el ya hace tiempo previsto,
rompimiento del gobierno de coalición en Italia, entre las fuerzas del
Movimiento Cinco Estrellas y la Liga Norte, el partido de extrema derecha del
infumable populista Matteo Salvini un cuestión que demuestra bien a las claras,
la dificultad por no decir imposibilidad que un gobierno de dos o más partidos,
funcione correctamente, cuanto más como es el caso italiano, se trata de una
formación ultraderechista y populista (Liga Norte) y otro que pretende ser de
ultraizquierda, (Movimiento Cinco estrellas) pero con una indefinición de tal
calibre, que ya nadie, ni los más expertos politólogos se ven capaces de
encasillarlo en alguna de las corrientes al uso, salvo la del populismo
La historia reciente de Italia, viene marcada, por dos hechos trascendentales,
ocurrido en los últimos años del pasado siglo XX y los primeros del XXI, el
primero fue el desprestigio del Partido Comunista Italiano, después de la caída
del muro de Berlín y consecuentemente del llamado telón de acero, y el segundo
lo que se llamó Operación Manos Limpias, La judicialización de la política
italiana que llevó a la desaparición de la Democracia Cristiana y el Partido
Socialista, ambos enlodados en gravísimos casos de corrupción; esta
desaparición trajo como consecuencia, el fin de la política italiana, al menos
tal como la entendemos en el resto de las democracias occidentales, pues las
ideologías que guiaban a los partidos tradicionales, desaparecieron del mapa y
fueron substituidas por los populismos de derecha y de izquierda: Forza Italia
de Berlusonni, La liga Norte y Los neofascistas nostálgicos del Partido Casa
Pound, por la banda derecha y el Movimiento 5 estrellas del payaso Beppe Grillo por el lado izquierdo.
En las elecciones del 2018, El movimiento cinco estrellas consigue la
victoria en votos, seguido de una
coalición de derechas con la Liga Norte al frente, El fracaso de la negociación
entre el Movimiento 5 Estrellas y la coalición de izquierdas de Romano Prodi,
lleva al presidente de la República a instar a los Grillini y los Salvini boys a formar un gobierno de coalición, a pesar de
la diferencias ideológicas que separan ambas formaciones, coalición que ha
pervivido hasta hoy, 1 año y 69 días después de su constitución.
Dicen los expertos que la victoria electoral de la Liga Norte en las
elecciones Europeas del pasado mes de Mayo, ha llevado a Matteo Salvini a
romper el gobierno y provocar la convocatoria de elecciones pensando va poder
gobernar en solitario o si acaso con el apoyo de partidos afines a su
ideología, algunos encuestadores prevén la mayoría absoluta a la suma de Forza
Italia de Berlusconni, la Liga Norte y el Partido neofascista Casa Pound.
¿Qué lecciones deberíamos sacar de la historia Italiana, para no repetir en
España los mismos errores? En primer lugar que la corrupción puede llevar a la
desaparición de formaciones políticas ancestrales y en segundo lugar que no
vienen a ser substituidas por otras ideologicamente distintas pero dentro de
unas normas de la democracia sino que del más puro estilo populista. Tanto a la
derecha como a la izquierda.
Segundo, que la judicialización de la política, siempre acaba mal, porque
cuando resulta que quien debe hacer las leyes, está bajo la presión y dominio
de quien debe aplicarlas y sancionar sus infracciones, se pierde la
independencia que un poder debe tener respecto del otro.
Tercero: Cuando los partidos políticos, pierden su ideología y la capacidad
de intervenir en la lucha de clases a favor de los intereses de los que ellos
defienden y se pretende superar el debate derecha izquierda por otro muy poco
definido, se acaba dando el poder a la derecha que tan solo a cambio de una
migajas, se consolida en la administración de toda la sociedad.
Cuarto: Que está condenado al fracaso cualquier gobierno de coalición entre
formaciones de muy distinta ideología, por no decir contradictoria, y que no
se base en una absoluta confianza.
En España y por fortuna, a pesar de todos los intentos de la derecha de
echar fuera del espectro político, a la formación representativa por excelencia
de la ideología izquierdista, como es el PSOE, que sigue manteniendo en pié,
hoy en día la bandera de los grandes valores humanistas Libertad, Igualdad y
Solidaridad, que a pesar de haber cometidos errores, entre ellos el de
arrimarse a la corrupción en momentos determinados, ha sabido, hacer su
revolución interna y no solo apartarse y renegar de los errores cometidos, si
no iniciar el camino de adaptación a la nueva realidad social que se está
imponiendo en este siglo XXI, manteniendo sus ganas e ilusión para intervenir
en ella a favor de los intereses de las clases sociales de los asalariados y
las que lo pasan peor, en pos de un mundo mucho más justo donde sea equitativo
el reparto de la riqueza que generamos. Cosa que en Italia, no ha sucedido,
sino que los viejos partidos como el Comunista, o el Socialista, simplemente han
desaparecido del mapa, al no haber hecho, o quizás mejor decir que no se les
permitió hacer su revolución interna. Cuestión esta que no ha sucedido en la
derecha, provocando una estrepitosa caída en el Partido tradicional el Partido
Popular, con la aparición de nuevas formaciones, como Ciudadanos o VOX, que
lejos de significar la adaptación a la nueva realidad de la sociedad del siglo
XXI, elaboran un discurso totalmente retrogrado, intentando contravenir el
progreso en lugar de adaptarse a él, situación que sin duda está conduciendo al
fracaso total y estrepitoso de la derecha española en su conjunto, no solo por
la división , si no por la masiva pérdida de apoyos.
Hace bien Pedro Sánchez en no aceptar un gobierno de coalición con Podemos,
pues la propuesta de la formación morada, acabaría siendo un gobierno dentro de
otro, al igual que ha sucedido en Italia, provocando una inestabilidad que de
ninguna de las maneras sería buena para la economía del País. Podemos debería
entender que la solución a la portuguesa es lo más adecuado en este momento
para nuestro país, y les permitiría a su formación un espacio de tiempo para
recapacitar, analizar la realidad y transformarse en una fuerza ideológicamente
de izquierdas adaptada al siglo XXIU, cosa que en estos momentos no es o por lo
menos le da nadie la sensación de serlo.
Por ello, espero y deseo, que a los dirigentes de PODEMOS, se les ilumine
la mente, cojan el teléfono y llamen a Pedro Sánchez, para negociar un programa
de gobierno, que recoja todo aquello que une a ambas formaciones y que no solo
le voten la investidura, si no que le apoyen parlamentariamente en su cometido,
por el bien de este gran país, que es España.
Tranquilo Cosme ,Pedro Sánchez ya ha terminado las vacaciones y se pondrá a hacer un programa con lo que le han dicho en las consultas que a hecho a las distintas organizaciones de la sociedad civil últimamente y cuando lo tenga hecho , si le da tiempo hablara con Podemos y todo se solucionara . Un saludo
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