No sé si es que al
hacerme mayor, me vuelvo desconfiado y pesimista, pero en estos últimos tiempos
tengo la sensación que el mundo que llamamos civilizado, está preparando de
nuevo una gran confrontación que retrase por un tiempo o readapte en beneficio
de los de siempre, la gran revolución que algunos llaman digital y que al igual
que la que empezó a finales del siglo XVIII y que duró hasta mediados del siglo
XX, denominada revolución Industrial, va a cambiar radicalmente nuestra forma
de vida y la convivencia con nuestros semejantes.
Es del todo cierto e
innegable que del avance tecnológico, representado por la digitalización, justo
empezamos a intuir sus enormes posibilidades, para mejorar nuestra calidad de
vida, la robotización, ya empieza a introducirse en la industria de nuestro
país, está cambiando por completo las condiciones de trabajo en la producción
de bienes de consumo y que si bien las estadísticas demuestran que ello lejos
de suprimir puestos de trabajo los crea, pues los índices de paro, en los
países más robotizados del mundo como Japón, son los menores del planeta,
aunque para que ello suceda, es conveniente una mejor formación de los
trabajadores que les permita acceder a puestos de más alta cualificación,
puesto que los de baja son ocupados por maquinas inteligentes. Parece que las
élites de ciertos países siguen negando el acceso de las clases populares a la
formación, pues temen que si se les desarrolla el conocimiento y el espíritu
crítico, les sean más difíciles de dominar y mantenerlos subyugados, aquí
habría que situar el gran interés de la derecha de nuestro país, en suprimir la
asignatura de Filosofía del temario obligatorio en la enseñanza secundaría,
pues a la élite no le interesa de ninguna de las maneras, jóvenes con sentido
crítico, que les acaben sacando de su posición de privilegio.
A grandes rasgos, la
Revolución Industrial, representó un gran cambio en las estructuras sociales
del mundo civilizado, y el poder propiamente dicho, pasó de manos de una
aristocracia, que en el “Ancienne Regime” se perpetuaba en base a generaciones
de determinadas familias, a manos de una nueva clase social, la burguesía, cuyo
único requisito para ser miembro de ella era la capacidad de mantener de una
forma u otra determinado estatus económico. Y por otro lado la revolución
social, trajo también la creación de una nueva clase social, el proletariado
que vinieron a substituir en un principio a los antiguos siervos y que hasta
hoy han sido los encargados de mantener la producción de bienes y servicios a
cambio de un salario, dejando el beneficio en manos de la burguesía, en la
primera etapa de la revolución industrial, la que va hasta mediados del pasado
siglo XX. La aparición del socialismo a finales del XIX y primeros del XX,
consiguen que el proletariado, obtenga unos de derechos determinados, que
vienen a paliar en cierta manera la explotación del hombre por el hombre, base
del “Ancien Regim” y que había pervivido después de la revolución industrial aunque
la estructura fundamental del capitalismo, ha permanecido inalterada en el
transcurso de los tiempos.
Hoy la nueva
tecnología digital, y la nueva revolución que a ella va asociada, si parece va
a remover los cimientos y esencias del capitalismo, ya que nada parece vaya a
permanecer igual, incluidas nuestras formas de vida y las bases últimas de la
organización social, como la familia. Pero claro de la misma forma que los
asalariados, intuimos el cambio, también lo ven las élites que hoy dirigen el
planeta y no parecen muy dispuestas a aceptar los cambios y la justicia social
que de ello se deriva, por lo que afecta a sus privilegios y maneras de vivir,
y por ello no dudan ni un solo momento en crear el clima adecuado para una
nueva gran confrontación a nivel mundial. Observen Vds. que a través de los
medios de comunicación se estimula el discurso patriótico y nacionalista al
igual que se hizo en los albores del Siglo XX, con lo que acabó degenerando en
la I y II Guerra Mundial, mientras se
relegaba e incluso se vilipendiaba a todos aquellos que predicaban el
internacionalismo proletario, y la superación del concepto nación como elemento
identitario.
También se sitúan a
locos visionarios al frente de las potencias más importantes , como fue el caso
de Guillermo II en Alemania, primero y Hitler después y ahora con Donald Trump en los USA, mientras
se intenta destruir la UE en base a la fratricida lucha entre nacionalismos que
nos va a conducir de nuevo al más grande desastre.
Solo la unión de las
clases media y baja, en todos los países del orbe que llamamos civilizado y la
negativa a aceptar cualquier discurso patriotero, o populista, puede evitar una
gran confrontación de incierto resultado, pero que de todas formas nos va a
suponer un retroceso en la civilización por muchos años. Solo la superación del
nacionalismo como seña identitaria y su substitución por el concepto de clase
social en un ámbito internacional, puede conseguir que las élites no se salgan
de nuevo con la suya y la nueva revolución digital, acabe siendo una base para
un futuro de progreso y prosperidad en la convivencia y la igualdad entre diferentes.
Brillante análisis.lástima que lo leerán muy pocos, porque hoy no hay tiempo para leer artículos de opinión.Nos abastecemos de consignas, insultos,mentiras intencionadas.
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