Que si esto ha de lograrse
en algún caso por la violencia, no nos detengamos ante la violencia. Porque,
¿quién ha dicho –al hablar de "todo menos la violencia"– que la
suprema jerarquía de los valores morales reside en la amabilidad? ¿Quién ha dicho
que cuando insultan nuestros sentimientos, antes que reaccionar como hombres,
estamos obligados a ser amables? Bien está, sí, la dialéctica como primer
instrumento de comunicación. Pero no hay
más dialéctica admisible que la dialéctica de los puños y de las pistolas
cuando se ofende a la justicia o a la Patria.. (José
Antonio Primo de Rivera 29 de octubre de 1933, en el Teatro de la Comedia de
Madrid)
He
querido titular y empezar este artículo, con el párrafo del discurso que el
fascista español por excelencia, pronunció el día de la fundación del Partido
Falange Española, porque creo que en él se condensa una buena parte de las
doctrinas en las que la extrema derecha actual y el populismo tan en boga en
estos tiempos, sigue creyendo fervorosamente.
Los
falangistas de José Antonio, entonces se dedicaron a la provocación constante
de la inestabilidad, buscando la crispación necesaria en base a atentados con
resultado de muerte, en las calles de nuestras ciudades, al igual que lo
hicieron los camisas pardas de Hitler en Alemania, y los camisas negras de
Mussolini en Italia, buscando y consiguiendo en España, al final un golpe de
estado militar, una cruel guerra civil y 40 años de una feroz dictadura, donde
la única dialéctica imperante era, la que él pronosticaba en la fundación de su
Partido.
Hoy en
el siglo XXI, aunque los procedimientos son algo distintos, y la inestabilidad
se consigue en base a recortes en los derechos sociales que los trabajadores
creían bien consolidados y en pretender convencer al ciudadano que no es merecedor
de estos derechos, el resultado que se pretende va a ser el mismo y al final lo
más probable es que acabe degenerando en una violencia extrema.
Parece
mentira que doscientos cincuenta años después de la revolución francesa, el
mundo no haya sido capaz de estructurar un reparto equitativo de la riqueza
generada y valorar al ser humano por lo que es y no por lo que posee y los
tenedores de fortuna, sigan empeñados en aplastar con sus botas militares la
cabeza de todos aquellos que intentan transformar una realidad a todas luces
injusta.
En
Cataluña algunos contemplamos estupefactos, como la derecha ha conseguido colar
los peores recortes en la educación pública, situándola al borde de su
desaparición real, como desde el gobierno autonómico, se desmantela una sanidad
pública que había sido modelo en el mundo en beneficio de una sanidad privada a
todas luces más cara e ineficaz, por el simple hecho de favorecer a unas mutuas
de seguros, la mayoría de capital norteamericano; y todo ello sin que nadie,
salvo unos pocos, se atrevan a levantar la voz porque una gran bandera “estelada”
los aísla del mundo. ¿Qué pasará cuando la gran ráfaga del viento de la
libertad, levante las banderas y los ciudadanos noten el engaño? Con toda
seguridad el fascismo nos va a mostrar de nuevo su cara más terrible y la
dialéctica de los puños y las pistolas, nos obligará a pagar con sufrimiento el
nuevo gran paso adelante que la humanidad ha de hacer en este siglo.
Que
nadie se quede en casa el próximo domingo día 25, acudamos todos a las urnas
para frenar a estos impresentables, y dejarles a un lado, para que una nueva
Europa de corte Federal, acabe sentando las bases de un futuro lleno de progreso
y justicia social.
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