Una de las
características del pasado siglo XX, fue sin lugar a dudas, que para la
difusión de las ideologías, se hacia imprescindible contar con un gran líder de
gran poder de convicción, para aglutinar a las masas en su entorno y dirigirlas
en sus acciones a la consecución de los objetivos propuestos. Tanto es así que
después de fracasados intentos de estructuración del mundo occidental y
oriental entorno a un imperialismo y de superioridad de raza, a través de
líderes como Hitler, o Musolini, las vencedoras democracias, también se ven en
la necesidad de echar mano de grandes personajes, con el fin de atraer a las
masas hacia los postulados de la participación y delegación de funciones cada
cuatro años en el caso de las democracias. Son así los Lenin, Roosvelt,
Stalin, los Churchill, los Adenauer, los
Degaulle, Khol, Miterrand, Felipe Gonzalez, y muchos otros que en el pasado
siglo acabaron configurando el mundo tal y como hoy lo tenemos.
Hoy sin
embargo superada ya la primera década del siglo XXI, y cuando la tecnología
permite una capacidad de transmisión de información de tal calibre que para
algunos incluso llega a la desinformación, se produce el fenómeno de la
desaparición del liderazgo personal como conductor de masas, que acaban
persistiendo solo en la memoria de unos cuantos descerebrados de la extrema
derecha, u otros nostálgicos de un paraíso comunista que la caída de un muro
mostró todas sus vergüenzas. La veracidad de lo que estoy diciendo lo corrobora
un simple vistazo al panorama político mundial, donde ni siquiera el presidente
de la primera potencia mundial, pasa de la calificación de mediocre.
Los partidos
y formaciones políticas en general, acusan hoy en gran manera esta desaparición
súbita de los líderes personales, y sobre todo a la izquierda parece, les
cuesta muy mucho encontrar una nueva posición dentro de este mundo tan
cambiante, donde incluso lo que parecía inmovible, hoy se tambalea y cae. Algo
tendrá que ver en este fenómeno, la capacidad, inmediatez y calidad de
incontrolable de la comunicación que la red internet y las denominadas redes
sociales asociadas a esta tecnología disponen, además de la incapacidad de
ocultar los defectos de los líderes y sus miserias como antaño si se hacía,
además de la poca integridad de muchos de ellos que han acabado cediendo a las
tentaciones denostadas en otros tiempos.
Lo dicho
hasta aquí, es solo una constatación de la debilidad humana y la facilidad con
que se olvidan ciertas ideas y comportamientos cuando el poder envuelve y te
pone la venda en los ojos, dejando ver solo lo que a uno le place. El sistema
democrático, y de partidos políticos, ha sido hasta hoy, el único capaz de
controlar en cierto modo estas situaciones por el hecho que cada cuatro años, a
través del sufragio universal, libre y directo, se otorga a los ciudadanos el
derecho de revertir la situación, recordando al político de turno que el poder
real reside en la ciudadanía y que él es tan solo un servidor de la misma.
Aunque a
veces y a través del control y mediatización de la información que en grandes
dosis suministran a los ciudadanos, unos poderes no visibles, antes denominados
fácticos y hoy mercados, con el intento destruir el sentido crítico imponiendo
un pensamiento único de tipo individualista 100 por 100. ¿No les suenan a Vds. expresiones como,
"Es el único camino posible", "No se puede hacer otra cosa"
? Es la demostración palpable que la derecha ha entendido y aceptado la
decadencia de los líderes personales y se aboca en cuerpo y alma al liderazgo
de las ideas que son útiles a sus fines, no regateando medios para su difusión.
La izquierda
que muchas veces parece seguir anclada en la añoranza de glorias y líderes
pasados, debería también asumir el cambio y buscar una nueva forma de difundir
sus principios de libertad, igualdad y solidaridad, no dependiendo de la más o
menos gracia de un personaje determinado, si no tomando consciencia que cada
uno de los militantes y simpatizantes es un líder capaz de difundir la potente
idea y de convencer al resto de los congéneres. utilizando todos los medios
libres a su alcance que afortunadamente son muchos.
Así mismo la
izquierda debe hacer bandera de procurar el compromiso de toda la ciudadanía,
con el sistema democrático, introduciendo el nuevo concepto de democracia
participativa, en lugar de la pura representativa que tenemos hoy en día, con el fin de evitar que los representantes
se olviden durante cuatro años, de a quienes deben servir y borrachos de poder
acaben sirviendo los intereses de los "mercados". La experiencia nos
ha demostrado que todo gobernante es susceptible de corromperse y que lo haga o
no, solo depende de si se siente suficientemente vigilado y teme a los
mecanismos que le puedan provocar su destitución. El tema de las listas
abiertas, puede establecer una cercanía entre administradores y administrados,
aunque esto también requiere de los ciudadanos, un compromiso, mucho mayor que
el de depositar el voto en una urna cada cuatro años, pues deberá organizarse
para ejercer constantemente el control
Hay que evitar
de todas todas, lo que está sucediendo con el gobierno actual en España, en que
sin haber cumplido ni una sola de las promesas electorales, y habiendo bajado
estrepitosamente en la intención de voto, debamos esperar dos años y medio para
tumbarlo en las urnas. Hay que establecer los mecanismos necesarios, para que
el pueblo pueda en casos determinados instar la destitución de un presidente de
gobierno, que miente reiteradamente a los ciudadanos; aunque esto requiera un
esfuerzo a todos los ciudadanos y un compromiso de estar atentos y vigilantes
con sus gobernantes.
Las nuevas
tecnologías al alcance del todos, permiten ejercer este control de una manera
harto efectiva, aprovechémoslas, antes que la derecha se haga con su control,
olvidemos ya de una vez el culto a la personalidad de unos y otros, por bien
que hablen, pensemos que como seres humanos que son, están sujetos a
debilidades humanas y nos acaban decepcionando.
Pero no hay
que empezar la casa por el tejado, las bases de la democracia como son los
partidos políticos, deben también reformarse para adaptarse a esta nueva
situación, pues tanto sus estructuras como sus usos y costumbres, son muy
propios de la democracia representativa pura. Las primarias, pueden ser parte
de la solución, aunque lo fundamental, seguirá siendo una actitud de humildad y
escucha de todos aquellos que tenga voluntad de dirigentes y un compromiso
serio y crítico de los militantes y simpatizantes, que mantenga la alerta sobre
las desviaciones de los dirigentes y que aprovechen todos los mecanismos
establecidos en sus organizaciones para ejercer el derecho a la crítica y
control de los mandatarios electos.
A título de
conclusión, me gustaría amigos, reflexionasen sobre la necesidad, a fin de
evitar posteriores desengaños, de dejar de idealizar y creer en las personas,
tal y como hacíamos en el pasado siglo XX, hoy quien nos debe liderar son las
ideas, y si bien vamos a seguir necesitando de personas, que las expresen,
difundan y dirijan el constante debate, nunca debemos ponerlos en pedestal
alguno, si no que en cuanto se aparten de palabra u obra de la senda trazada,
marginarlos de forma inmediata, a no ser que vean su error y regresen al recto
camino. Esta actitud a mi entender nos va a conducir a la verdadera democracia
del siglo XXI, todo lo demás. son cantos de sirena de siniestros embaucadores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario