domingo, 6 de octubre de 2013

EL LIDERAZGO DE LAS IDEAS


Una de las características del pasado siglo XX, fue sin lugar a dudas, que para la difusión de las ideologías, se hacia imprescindible contar con un gran líder de gran poder de convicción, para aglutinar a las masas en su entorno y dirigirlas en sus acciones a la consecución de los objetivos propuestos. Tanto es así que después de fracasados intentos de estructuración del mundo occidental y oriental entorno a un imperialismo y de superioridad de raza, a través de líderes como Hitler, o Musolini, las vencedoras democracias, también se ven en la necesidad de echar mano de grandes personajes, con el fin de atraer a las masas hacia los postulados de la participación y delegación de funciones cada cuatro años en el caso de las democracias. Son así los Lenin, Roosvelt, Stalin,  los Churchill, los Adenauer, los Degaulle, Khol, Miterrand, Felipe Gonzalez, y muchos otros que en el pasado siglo acabaron configurando el mundo tal y como hoy lo tenemos.

 

Hoy sin embargo superada ya la primera década del siglo XXI, y cuando la tecnología permite una capacidad de transmisión de información de tal calibre que para algunos incluso llega a la desinformación, se produce el fenómeno de la desaparición del liderazgo personal como conductor de masas, que acaban persistiendo solo en la memoria de unos cuantos descerebrados de la extrema derecha, u otros nostálgicos de un paraíso comunista que la caída de un muro mostró todas sus vergüenzas. La veracidad de lo que estoy diciendo lo corrobora un simple vistazo al panorama político mundial, donde ni siquiera el presidente de la primera potencia mundial, pasa de la calificación de mediocre.

 

Los partidos y formaciones políticas en general, acusan hoy en gran manera esta desaparición súbita de los líderes personales, y sobre todo a la izquierda parece, les cuesta muy mucho encontrar una nueva posición dentro de este mundo tan cambiante, donde incluso lo que parecía inmovible, hoy se tambalea y cae. Algo tendrá que ver en este fenómeno, la capacidad, inmediatez y calidad de incontrolable de la comunicación que la red internet y las denominadas redes sociales asociadas a esta tecnología disponen, además de la incapacidad de ocultar los defectos de los líderes y sus miserias como antaño si se hacía, además de la poca integridad de muchos de ellos que han acabado cediendo a las tentaciones denostadas en otros tiempos.

 

Lo dicho hasta aquí, es solo una constatación de la debilidad humana y la facilidad con que se olvidan ciertas ideas y comportamientos cuando el poder envuelve y te pone la venda en los ojos, dejando ver solo lo que a uno le place. El sistema democrático, y de partidos políticos, ha sido hasta hoy, el único capaz de controlar en cierto modo estas situaciones por el hecho que cada cuatro años, a través del sufragio universal, libre y directo, se otorga a los ciudadanos el derecho de revertir la situación, recordando al político de turno que el poder real reside en la ciudadanía y que él es tan solo un servidor de la misma.

 

Aunque a veces y a través del control y mediatización de la información que en grandes dosis suministran a los ciudadanos, unos poderes no visibles, antes denominados fácticos y hoy mercados, con el intento destruir el sentido crítico imponiendo un pensamiento único de tipo individualista 100 por 100.  ¿No les suenan a Vds. expresiones como, "Es el único camino posible", "No se puede hacer otra cosa" ? Es la demostración palpable que la derecha ha entendido y aceptado la decadencia de los líderes personales y se aboca en cuerpo y alma al liderazgo de las ideas que son útiles a sus fines, no regateando medios para su difusión.

 

La izquierda que muchas veces parece seguir anclada en la añoranza de glorias y líderes pasados, debería también asumir el cambio y buscar una nueva forma de difundir sus principios de libertad, igualdad y solidaridad, no dependiendo de la más o menos gracia de un personaje determinado, si no tomando consciencia que cada uno de los militantes y simpatizantes es un líder capaz de difundir la potente idea y de convencer al resto de los congéneres. utilizando todos los medios libres a su alcance que afortunadamente son muchos.

 

Así mismo la izquierda debe hacer bandera de procurar el compromiso de toda la ciudadanía, con el sistema democrático, introduciendo el nuevo concepto de democracia participativa, en lugar de la pura representativa que tenemos hoy en día,  con el fin de evitar que los representantes se olviden durante cuatro años, de a quienes deben servir y borrachos de poder acaben sirviendo los intereses de los "mercados". La experiencia nos ha demostrado que todo gobernante es susceptible de corromperse y que lo haga o no, solo depende de si se siente suficientemente vigilado y teme a los mecanismos que le puedan provocar su destitución. El tema de las listas abiertas, puede establecer una cercanía entre administradores y administrados, aunque esto también requiere de los ciudadanos, un compromiso, mucho mayor que el de depositar el voto en una urna cada cuatro años, pues deberá organizarse para ejercer constantemente el control

 

Hay que evitar de todas todas, lo que está sucediendo con el gobierno actual en España, en que sin haber cumplido ni una sola de las promesas electorales, y habiendo bajado estrepitosamente en la intención de voto, debamos esperar dos años y medio para tumbarlo en las urnas. Hay que establecer los mecanismos necesarios, para que el pueblo pueda en casos determinados instar la destitución de un presidente de gobierno, que miente reiteradamente a los ciudadanos; aunque esto requiera un esfuerzo a todos los ciudadanos y un compromiso de estar atentos y vigilantes con sus gobernantes.

 

Las nuevas tecnologías al alcance del todos, permiten ejercer este control de una manera harto efectiva, aprovechémoslas, antes que la derecha se haga con su control, olvidemos ya de una vez el culto a la personalidad de unos y otros, por bien que hablen, pensemos que como seres humanos que son, están sujetos a debilidades humanas y nos acaban decepcionando.

 

Pero no hay que empezar la casa por el tejado, las bases de la democracia como son los partidos políticos, deben también reformarse para adaptarse a esta nueva situación, pues tanto sus estructuras como sus usos y costumbres, son muy propios de la democracia representativa pura. Las primarias, pueden ser parte de la solución, aunque lo fundamental, seguirá siendo una actitud de humildad y escucha de todos aquellos que tenga voluntad de dirigentes y un compromiso serio y crítico de los militantes y simpatizantes, que mantenga la alerta sobre las desviaciones de los dirigentes y que aprovechen todos los mecanismos establecidos en sus organizaciones para ejercer el derecho a la crítica y control de los mandatarios electos.

 

A título de conclusión, me gustaría amigos, reflexionasen sobre la necesidad, a fin de evitar posteriores desengaños, de dejar de idealizar y creer en las personas, tal y como hacíamos en el pasado siglo XX, hoy quien nos debe liderar son las ideas, y si bien vamos a seguir necesitando de personas, que las expresen, difundan y dirijan el constante debate, nunca debemos ponerlos en pedestal alguno, si no que en cuanto se aparten de palabra u obra de la senda trazada, marginarlos de forma inmediata, a no ser que vean su error y regresen al recto camino. Esta actitud a mi entender nos va a conducir a la verdadera democracia del siglo XXI, todo lo demás. son cantos de sirena de siniestros embaucadores.

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