El tratado de Lisboa, va a entrar en vigor próximamente, después de un largo parto, cuyos últimos estertores, han sido, el referéndum Irlandés y las condiciones in extremis, impuestas por el euro escéptico presidente checo Vaclav Havel.
Una de las principales novedades de esta nueva carta base, que no magna, como bien se encargan de señalar los grandes líderes nacionalistas de la derecha que componen la Unión Europea, es sin lugar a dudas la creación de la figura de un presidente que encarne ante todo el orbe, la voluntad común y consensuada de todos los países que la conforman.
Rápidamente se han empezado a postular una serie de nombres, entre ilustres políticos del viejo continente, personajes que fueron y que ahora se encuentran en un retiro más o menos dorado, entre los que destacan el británico Toni Blair y el español Felipe Gonzalez. Si nos centramos en el anglosajón, resulta especialmente curioso, en primer lugar, que un personaje que se define como laborista, o sea en teoría de izquierdas, obtenga el apoyo de un parlamento donde la derecha domina ampliamente después de las últimas elecciones, el pasado mes de julio. Debemos sin embargo admitir que el izquierdismo de Toni Blair, durante su mandato en Gran Bretaña, fue muy “sui generis”, con aquello de la Tercera Vía, que si bien de palabra denostaba la política ultraliberal de sus antecesores en el cargo, Margaret Tatcher y John Major, no dudo en respetar e incluso potenciar, las medidas por ellos practicadas en cuanto asumió el poder.
Otro detalle que resulta curioso de Toni Blair, quizás por su intrínseca calidad de británico, es el hecho de un cierto euro escepticismo, consecuencia del tradicional egocentrismo tan propio de los moradores del Reino Unido. Observen amigos que durante sus mandatos, a Toni Blair ni se le ocurrió de plantear el debate de la integración de Gran Bretaña en el Euro, ni defender la causa de la Unión con el mínimo entusiasmo, como quedó ampliamente demostrado en el momento que enfrentándose a la posición mayoritaria del viejo continente, de no promover un conflicto armado en Irak, él fue uno de los protagonistas de la tristemente célebre foto de las Azores. Consecuentemente con lo dicho, deberíamos preguntarnos si puede ser muy positivo que un personaje como Toni Blair presida la UE, en unos momentos en los que se demanda profundizar en la unión política además de la económica.
Parece ser que a última hora, los propios socialistas británicos, más algún que otro padre de la Europa Unida, han empezado a ver claro, y la candidatura de Blair se está desmoronando por momentos.
No parece claro tampoco que Felipe Gonzalez acabe accediendo a este puesto, después de haber manifestado sus pocas ganas de ejercerlo, y aunque si en este caso estamos delante de un europeísta convencido, quizás debemos admitir que su época de gran líder ya ha pasado, y que su papel actual, es más el de transmitir la experiencia a las nuevas generaciones que otra cosa.
Todo parece indicar que un conservador, es quien se hará con el título, pues es esta la ideología que domina en la cámara de Estrasburgo, y ello a mi entender comporta un grave problema, pues no sé encontrar a ningún conservador en todo el viejo continente, que no sea a la vez un nacionalista, a lo mucho moderado, idea totalmente incompatible con una concepción federalista de Europa, donde la soberanía de cada estado nación debe supeditarse al interés colectivo que representa la federación.
Cosme, pienso en Josep Borrell. Le considero una persona y un político con capacidad suficiente para presidir la Unión Europea.
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