Por mal que les parezca a los conductores y a los fumadores, la subida de los impuestos sobre las gasolinas y el tabaco que recientemente ha decretado el gobierno español, en su esfuerzo para contener el déficit público; a mi modesto entender está completamente de acuerdo con la filosofía socialdemócrata que debe inspirar a todo partido socialista que se precie.
Los detractores, partidarios en la mayoría de los casos del sistema ultraliberal y neoconservador que predica el Partido Popular y las derechas nacionalistas en nuestro país, se han apresurado a señalar que la medida afecta a impuestos de los denominados indirectos, los que gravan el consumo, cuestión no muy acorde con el principio de quien más gana más paga, que los socialistas vienen teniendo como máxima. Aunque el argumento esgrimido es pobre en cierta manera, pues en el caso de la gasolina, con la bajada de los precios que incluso ha llegado a provocar IPC negativo en los últimos meses; parece lógico que el estado aproveche para corregir desviaciones exageradas del déficit público que la mayor demanda de protección social está produciendo. En el caso del tabaco, se trata de una droga, que si me apuran seria conveniente de prescindir totalmente, en beneficio de una disminución de los costes sanitarios provocados por este maléfico vicio, por lo demás, es totalmente de recibo que las subidas de este producto, incitan a más y más gente a dejar el vicio. Distinto seria el caso, que la subida se planteara en un impuesto, también indirecto, como el IVA, con repercusiones en todos los bolsillos.
Hace unos días, el presidente Zapatero, nos hablaba del convencimiento del gobierno español, que la actual crisis económica ha de abrir paso a un nuevo orden económico mundial, que en nuestro país se traduciría en sacudirnos la fatal dependencia del sector inmobiliario y de la construcción como máximo exponente especulativo, después de haber quedado demostrado, fehacientemente, que el crac económico planetario, ha sido producido por la ambición desmesurada de los especuladores y responsables financieros.
Estoy convencido que otro pilar de este nuevo orden económico debe ser un justo reparto de la riqueza, circunstancia que solo es posible con una política fiscal de talante socialdemócrata, donde los estados junto con las entidades supra-estatales y no las volubles leyes del mercado, como predican Aznar Bush y compañía, sean los encargados de garantizar la protección social adecuada, con unos mínimos derechos totalmente satisfechos a todo ser humano.
Amigos, estoy muy satisfecho que finalmente el gobierno socialista de mi país, empiece a tomar el rumbo que nunca debió dejar y se aleje de los cantos de sirena de los neocon, que en nombre de una libertad mal entendida solo pretenden enriquecer a unos pocos, en base a la ruina y desprotección de la mayoría.
Estimado bloguero:
ResponderEliminarEsta subida es a mi entender (y también tengo dudas)ir contra la máxima socialista que comentas "Que pague el que más tiene". Consiguientemente para que esta acción gubernamental tuviera identidad de izquierdas tenía que ir acompañada de un intento de sacar vía fiscal a los ricos algunos dinerillos. Por lo menos que se de un cierto equilibrio visual.