Cuanto más nos
acerquemos al 1 de octubre de 2017, más deserciones veremos en el “procès”
catalán hacia la independencia. Estos días los del nuevo partido En Comú Podem,
siguiendo la consigna lanzada desde Madrid por Pablo Manuel Iglesias Turion,
han aclarado que ellos no consideran lo del 1-O como un referéndum, si no solo
una movilización ciudadana; es curioso sin embargo que Albano Dante Fachin, el
líder oficial de Podemos en Cataluña se haya dejado convencer por la falsa
izquierda nacionalista, que últimamente, renegando al menos en apariencia del
nacionalismo, andan justificando el independentismo en Catalunya, como una
lucha para derribar a la derecha en el gobierno de España; discurso que a mí me
recuerda el de la gestora de infausto recuerdo en el PSOE, cuando justificaba
su abstención en la investidura de Mariano Rajoy, como la forma de proporcionar
estabilidad al gobierno de España, en beneficio de todos los españoles en
general, y en particular de las clases populares.
Buena parte de los
votantes de la antigua Convergencia Democrática de Cataluña, empresa, hay
perdón, Partido que cambió de nombre, para ver de salir indemne de la corrupción
del 3%, que en todos los años de mandato en la Generalitat había venido
practicando, se encuentran hoy dejados de la mano de Dios, pues todos estos
pequeños y medianos industriales, que viven de sus ventas en un buen porcentaje
dentro del mercado español, no les conviene la independencia de ninguna de las
maneras, pues con ella ven peligrar al menos en un primer momento su cuenta de
resultados. Los militantes nacionalistas convencidos de esta formación ya hemos
podido comprobar que se han trasvasado a ERC, pero está por ver a quién votarán
a los que me he referido antes en unas más que próximas elecciones autonómicas,
si al Partido Popular, a las nuevas formaciones que aparecen lideradas por
antiguos militantes convergentes como Fernández Teixidó, o de la desparecida
Unión Democrática de Catalunya, del sin par Duran y Lleida, o acabarán
engrosando las filas de la abstención.
No tardaremos mucho
en saberlo, pues muchos expertos y de gran experiencia, entre ellos el
catedrático de economía aplicada de la Universidad Pompeu Fabra, Vicenç Navarro
dan ya por hecho que el referéndum de marras no se acabará celebrando, y que el
1 de octubre lo que habrá serán elecciones autonómicas. Si he de decirles la
verdad yo también soy de esta opinión y creo firmemente, que el actual gobierno
de Cataluña, ERC+PDECAT, va a tensar la cuerda hasta el último momento,
buscando la mejor posición posible de cara al electorado, aunque esto quizás
favorezca muy mucho a ERC, que manteniéndose hasta hoy en un segundo plano
evita quemarse, sobre todo en el momento que haya que decir que no se celebra
el plebiscito, pero va a poner en la picota al PDECAT, que ya hoy se está
comiendo todos los marrones.
El 8 de agosto,
seguramente saldremos de dudas, pues este día faltaran exactamente 54 días para
el 1 de octubre, y es la fecha límite, para convocar elecciones autonómicas o también
para el referéndum, a no ser que esta ley que se han sacado de la manga, y que
aún no ha sido sometida al parlamento catalán, establezca que se pueden
convocar referéndums de un día para otro.
Hace un tiempo
Junqueras y Artur Más, prometían a los catalanes un reconocimiento
internacional, que de ninguna manera se ha producido, es más, en toda la
propaganda que auspiciaban se hacía hincapié en aquello de la pertenencia a la UE, reflejado en el Lema: “Catalunya
Nou Estat d’Europa” Estos días la Comisión de Venecia ha venido a dar al traste
definitivamente con esta pretensión al indicar que el llamado “procés” adolece
de graves faltas a la democracia. Claro que a lo mejor, confían en que el
singular personaje Donald Trump, en su afán de perjudicar a la UE, les brinde
su apoyo, aunque esto y a mí como catalán me daría una especial vergüenza.
Volviendo al tema de
las deserciones, estoy más que convencido que si finalmente consiguen celebrar
el referéndum, menos del 50% acudirá a las urnas, dejando en evidencia que esta
propuesta no goza del favor de la ciudadanía, más allá de la protesta por los
graves perjuicios que un gobierno ultranacionalista español como el de Mariano Rajoy,
ha causado a esta parte de España en sus años de gobierno y de oposición. No
olvidemos que todo, empezó, con una recogida masiva de firmas, “Contra Cataluña”
y un recurso ante TC, que terminó dejando el estatuto catalán por debajo del
andaluz o del valenciano.
Solo espero y deseo,
que esta crisis se acabe resolviendo, con la solución federal encima la mesa y
que definitivamente nuestro país, acabe con el conflicto territorial, que los
nacionalismos de uno y otro signo han venido manteniendo a lo largo de la historia.
Muy de acuerdo Cosme
ResponderEliminarEl GRAN problema no es si el proces se salva o no , el problema es como queda la ciudadania catalana , despues de todo este lamentable episodio . Un saludo
ResponderEliminar