El ataque del
terrorismo yihadista sobre las ciudades de Nueva York y Washington, el 11 de
setiembre de 2001, abrió un nuevo concepto de guerra terrorista, totalmente
distinta a la convencional que hasta entonces se había considerado eficaz y
para la que las grandes potencias se había preparado concienzudamente durante
la segunda mitad del siglo XX, en lo que se convino llamar guerra fría.
La reacción iniciada
por el entonces presidente de la primera potencia mundial, George W Bush, de
responder con los medios clásicos, se ha demostrado, no solo ineficaz, si no
contraproducente, pues después de las campañas de Afganistán, Irak, y el
proceso llamado de Primavera árabe, en el medio oriente, el yihadismo
internacional está cogiendo más relevancia y poder que nunca, como lo
demuestran los avances en conquista de territorio del llamado Estado Islàmico y
el reciente ataque en París a la sede del semanario Charlie Hebdo.
Recuerdo que en 2001,
algunos expertos ya avisaban que no se podía combatir esta nueva guerra, con
las tácticas convencionales y que la cuestión parecía más de servicios secretos,
que de ejércitos bien pertrechados. George W Bush, buscando colgarse una
medalla, apeló al sentido patriótico de los norteamericanos, invadiendo
Afganistan primero e Irak unos años después; y hoy comprobamos su más
estrepitoso fracaso, al dejar Afganistan hecho unos zorros y con la posibilidad
más que cierta que los Talibanes recuperen el control y un Irak, destrozado,
con un estado fallido, al igual que Siria, que está permitiendo día a día, que
el llamado Estado Islámico se vaya consolidando, con un territorio.
En España, que por
desgracia vivimos también durante muchos años una guerra terrorista, que
acabamos por ganar desde el estado de derecho y la democracia, aprendimos que
la única táctica que nos dio resultado positivos y que precipitó el final de la
banda, fue, a partir del momento, en que se le cortaron sus principales fuentes
de financiación, y a través de una
política de mano tendida, como la que llevó José Luis Rodriguez Zapatero, (que
la propia banda se encargó de sabotear con el atentado de Barajas), acabar con
el poco respaldo popular que le quedaba.
¿Porqué los servicios
secretos de los Estados Unidos y la Unión Europea, no se han dedicado a buscar
los financieros del Yihadismo Internacional, para cortar toda corriente de
dinero, compra de armas etc. etc.? ¿No será quizás, que quien está detrás de
todo este marasmo, son los mismos que se oponen sutil o abiertamente a la
construcción de la UE?
Hoy todos nos
deshacemos en elogios y con razón, sobre los cuerpos de seguridad franceses que
han demostrado una efectividad fuera de toda duda, al identificar, los
culpables directos del los atentados en muy pocas horas, localizarlos acorralarlos,
y neutralizarlos, en poco más de 24 horas. Sin embargo, todos caemos en la
cuenta, que aquí se acabó lo que se daba, pues estos cuerpos tan efectivos,
nada pueden hacer para llegar hasta la cúpula que ha instigado esta operación,
y aún en el caso que la identificaran, pocas posibilidades tendría de actuar
contra ella, al estar fuera de su territorio de competencia.
Ello debería hacer
pensar a los que hoy gobiernan Europa, en la necesidad de profundizar más en el
tema de una Unión Europea de corte federal, y abandonar definitivamente, las
reticencias nacionalistas que impiden el avance hacia ello. Solo unos servicios
de inteligencia, a nivel europeo son capaces de identificar quien mueve los
hilos de estos desalmados; solo un gobierno de verdad a nivel europeo, va a
tener la suficiente fuerza para presionar e imponer, el cese de los flujos de
dinero hacía el Estado Islámico y todos sus seguidores. Sin embargo, estos días
y por boca de los líderes de la derecha que hoy gobiernan Europa, se reclama
precisamente todo lo contrario, suspensión del tratado de Shenguen,
restableciendo las fronteras en Europa, como ha hecho el inefable ministro
español Jorge Fernandez Diaz, u otras como denostar el multiculturalismo, como
hace la extrema derecha europea, o la coartar aún más las libertades, fichando
a todo aquel que suba a un avión. ¿No se dan cuenta estos cabezas de chorlito,
que la doctrina Bush, de restringir las libertades para aumentar la seguridad,
és lo que ha fracasado rotundamente? ¿Porqué insisten en caer una y otra vez en
el mismo error?, ¿Será que a los intereses que de verdad defienden no les
conviene un régimen de libertades?
Pensemos en ello muy
seriamente y apoyemos las iniciativas de avance en el sentido de profundizar en
la democracia, y el régimen de libertades, como la que Pedro Sánchez, ha tenido
a bien en poner en práctica, invitando a Madrid a los representantes de las
formaciones socialdemócratas europeas, para ver cómo podemos profundizar en el
avance hacia una Europa que en verdad cuente en el mundo y sea capaz de auto
protegerse; en fin una Europa que se en verdad una potencia mundial y no como
ahora, un mejunje de estados y naciones, difícil de administrar y sin voz
única.
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