Los que siguen
habitualmente mis escritos, saben a ciencia cierta que yo soy de los convencido
que estamos inmersos en un proceso revolucionario a escala mundial, al que
todavía nadie le ha puesto nombre oficialmente, pero que algunos han convenido
en llamar revolución digital, por emulación, con el anterior gran proceso
revolucionario de finales del siglo XVIII, todo el XIX y una parte del XX, que
se llamó, revolución industrial.
No es mi intención,
emular uno y otro proceso, pues las circunstancias son del todo distintas y
aunque en algunas ocasiones parece que la historia se repite, contemplados a
distancia, se observan que la humanidad, o al menos hasta ahora una buena parte
de ella, ha acabado progresando enormemente, cuestión totalmente incompatible
con aquella lampedusiana idea que la revolución lo cambia todo para que nada
cambie.
Si bien la
organización social que desde la edad media había funcionado en una base
económica basada en la agricultura y la artesanía, y con una estructura de
gobierno, evolucionada del federalismo, donde los dirigentes se escogían entre
los aristócratas; a finales del XVIII y por el hecho que la aparición de nuevas
tecnologías, léase la máquina de vapor, y que la pequeña y mediana burguesía,
vio en ellas la posibilidad de ganar más dinero, cambiando la organización
social, en base a la creación de un concepto hasta entonces inexistente como
eran las fábricas, no dudo en promover en uno de los países más avanzados de la
Europa de entonces, Francia, una revolución que determinase el inicio de una
nueva estructura social y donde se arrebatara el poder a la aristocracia, para
ejercerlo ella directamente y conforme a sus intereses, en base a los
principios de libertad igualdad y fraternidad, y estructurando la sociedad en
base al concepto de estado-nacion. Proceso que se extendió por todo el orbe terminando
con un sistema colonial e imperialista.
En la época actual, i
después que el horror de la primera y segunda guerras mundiales, significaran a
mi entender el colapso del sistema, que no fueron otras cosas que consecuencia
inevitable del vano intento de unos poderosos de poner palos en las ruedas del
progreso, surge de nuevo la necesidad de un nuevo salto evolutivo en la
organización social, pues las nuevas tecnologías derivadas del gran cambio en
las comunicaciones que determinó internet, así lo permiten y aunque como hace
250 años, surjan algunos, con ideas regresivas y en base al miedo a la novedad,
que intentan revertir la situación para conservar ciertos privilegios, están
condenados al fracaso más absoluto, pues como se ha demostrado en toda la
historia el progreso social resulta imparable.
No soy capaz de prever
el sentido de los cambios, ni creo yo que nadie pueda hacerlo con detalle suficiente,
pero si estoy convencido que antes de cien años, el poder habrá cambiado de
manos, y que instituciones como las religiones, incluida la iglesia católica,
habrán sido reducidas a reliquias de un pasado, que jamás va a regresar; que el
concepto de estado-nación como lo hemos conocido va a desaparecer de la faz de
la tierra, substituido por estructuras supranacionales, potentes y capaces de
establecer nuevas reglas y normas para la convivencia. Que el concepto de
familia, tal i como lo entendemos hoy en día habrá pasado a la historia, y el
trabajo en fábricas y oficinas va ser solo historias que los abuelo, (los niños
de hoy), cuenten a sus nietos. También estoy seguro, que en un primer tiempo
alguien dirá aquello que antes se vivía mejor, pero todos los estudios y las
mayorías van a considerar que se ha progresado muchísimo.
Claro que también las
cosas pueden torcerse, y que en lugar, de mantener los grandes valores
esenciales de la libertad, la igualdad y la solidaridad, algunos de los que
actualmente tienen el verdadero poder intenten de conservarlo en base a una
dictadura planetaria, más o menos disimulada, intentando dominar en exclusiva
estas grandes estructuras supra estatales. Cuestión que haría necesaria una
sublevación de los oprimidos para restablecer una democracia de carácter social
e igualitaria. Vaya una lucha de clases, con todas las de la ley
Bien amigos, dejo
aquí mis elucubraciones y aprovecho la ocasión para desearles a todos una feliz
Navidad y un próspero año nuevo.
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