domingo, 16 de febrero de 2014

LA UNIÓN EUROPEA, ¿ECHARÁ EL CIERRE?


¿Qué movió a los europeos en los años cincuenta del pasado siglo XX, a sentar las bases de lo que en el tiempo ha llegado a ser lo que hoy conocemos como Unión Europea? La respuesta es bien simple y todo el mundo más o menos enterado de la histórica de los últimos cien años se manifiesta de acuerdo, en que fue la idea de evitar en un futuro una nueva confrontación mundial, que todos vaticinaban como una especie de Armagedón extinguidor de la especie humana, viendo las terribles consecuencias, que tanto la primera como la segunda guerra mundial habían ocasionado y que en aquella época estaban muy presente en las memorias de los ciudadanos del mundo civilizado..

Si bien la  primera Gran Guerra, de la que en julio vamos a conmemorar el centenario de su inicio, trajo como consecuencia que la izquierda alcanzara posiciones de poder, después de la caída del modelo imperialista, 1917 la revolución Rusa, y 1921 la constitución del Partido Comunista Chino, no es hasta el final de la segunda, en que se configura en verdad un nuevo orden mundial, que tiene como eje dos grandes potencias, los Estados Unidos de Norte América (USA) y la Unión de Republicas Socialistas Soviéticas (URSS), que se reparten Europa, y buena parte del mundo mediante tratados por los que se determinan las respectivas zonas de influencia.

En 1992, con la caída del Muro de Berlín, se pone de manifiesto la obsolescencia de la fórmula empleada hasta entonces, pues el mundo se encuentra ante una nueva dimensión tecnológica que al igual que la revolución industrial en el siglo XIX, hace cambiar incluso el modo de vida de las personas. El capitalismo en su fase imperialista ha vencido al gran oponente, el comunismo, y la estructura mundial en base a dos potencias enfrentadas ha llegado a su fin. Solo China por un lado, y la Unión Europea por el otro, parecen tener el peso suficiente, para establecer una multipolaridad, en un nuevo orden mundial, sin embargo el gran y moderno imperio, no ya de los USA, si no el que desde la sombra parece dirigir el mundo y que hoy conocemos como los mercados, no están dispuestos a perder su hegemonía, y ni cortos ni perezosos, se lanzan a excitar de nuevo los ánimos nacionalistas, con el fin de hacer fracasar, el sistema económico, que permitió la reconstrucción europea después de la 2ª guerra mundial y que conocemos con el nombre de Estado del Bienestar.

Hoy la Unión Europea, después de unos años de avances substanciales, cuando todo apuntaba a que acabaría convirtiéndose en una potencia equilibradora de la creación y reparto equitativo de la riqueza generada en el mundo, se ve envuelta en la más grave crisis económica, que nunca había conocido y sus valores fundacionales incluido el de parachoques que evite una tercera guerra mundial en grave entredicho, cuando la derecha mayoritariamente demócrata cristiana, empieza a claudicar, ante el populismo de una extrema derecha totalmente euroescéptica, y económicamente abandona los principios socialdemócratas, que hasta hace bien poco representaron el progreso y consolidación de la UE.

La izquierda socialdemócrata, que ha sido salvajemente atacada, por unos medios de comunicación al servicio de los más poderosos del planeta, mantiene sin embargo en esencia el discurso de los valores humanistas de Libertad, Igualdad y Solidaridad, además de permanecer lejos del nacionalismo disgregador, desde su férrea posición internacionalista, aunque a veces, sobretodo últimamente, haya cometido numerosos errores en el sentido de abandonar las políticas del Estado del Bienestar siguiendo los perversos consejos que se emanan desde este poder en el lado oscuro, que venimos en llamar mercados, bajo la excusa que “no hay otro remedio”.

El 25 de Mayo, tendremos quizás la última oportunidad de intentar dar un giro de 180º a las mayorías que componen el actual Parlamento de Estrasburgo, y como consecuencia en todos los órganos de gobierno de la UE, La comisión, el BCE, e incluso del FMI. Si conseguimos que la socialdemocracia que representan las izquierdas europeas, sean mayoritarias en los escaños de Estrasburgo, la UE y el mundo pueden garantizarse unos cuantos años más de paz y progreso, sin embargo si seguimos como hasta ahora, o lo que es peor, que  tal y como vaticinan las encuestas, las formaciones populistas de extrema derecha constituyan un grupo considerable, preparémonos para que en poco tiempo se eche el cierre a este gran proyecto, y el mundo se quede en la incertidumbre de si hará falta una nueva hecatombe para que la humanidad del futuro, si es que hay futuro después de una III Guerra Mundial, avance un paso.

1 comentario:

  1. ..como siempre razonable en los posicionamientos básicos. Te digo que leo con devoción al intelectual hispano norteamericano George Santayana de quien entresaco dos tesis que viene como anillo al dedo en los mementos actuales. En primer lugar afirmando que "los que no comprenden el pasado están condenados a repetirlo" y la que sigue, y te expongo, cuya concreción en lo que nos inquieta o atosiga tiene poco desperdicio: "el nacionalismo es la indignidad de tener el alma controlada por la geografía", y que a este servidor le sirve para reiterar lo que en alguna ocasión había expuesto: " me siento catalán, español y ciudadano del mundo, y cualquiera de estos atributos que no pudiese exponer lo consideraría una mutilación. Salud y viva la Internacional. !!! José Valentín Antón.

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