lunes, 4 de abril de 2011

¿ERA UN DESASTRE EL TRIPARTITO?


Los catalanes, el pasado mes de noviembre, optamos mayoritariamente por cambiar nuestro gobierno autonómico, desbancando a un tripartito de izquierdas del Palau de la Plaza de Sant Jaume, para situar en su lugar a la derecha nacionalista que representa Convergencia i Unió. Estoy muy seguro que en el cambio influyeron en mucho, el acoso que desde el primer día fueron sometidos, tanto el gobierno que presidió Pascual Maragall como el de José Montilla, por parte de la derecha nacionalista catalana y nacionalista española, que con todos los medios informativos a su alcance, se cebó en ellos haciendo especial hincapié, en los momentos donde la debilidad parlamentaria se ponía de manifiesto, magnificando los errores que sin ninguna duda se producían, o hurgando en las heridas cada vez que convenía. Por otro lado y haciendo gala de una exquisitez democrática desmedida, las tres formaciones que constituían el gobierno, no quisieron ni siquiera aprovecharse en su favor de unos medios públicos como TV-3 o Cataluña Radio, para los que la audiencia no notó diferencia alguna en el tratamiento de los temas de política interior, del modo que se hacia en tiempos de Jordi Pujol. Incluso me atrevería a decir, hablando de su directora Mónica Terribas, que por cierto sigue en el cargo, que cuando entrevistaba a José Montilla y a Artur Mas, parecía como si los papeles estuvieran cambiados, y el opositor fuera el gobernante y quien ostentaba el gobierno estuviera en la oposición. También los medios del resto de España, los adscritos a la derecha y algunos a la izquierda, que parecen no entender, la firme y unánime posición federalista del Partido Socialista de Cataluña, se dedicaron a cargar contra Montilla, atribuyéndole, sorpréndanse Vds. haberse pasado al nacionalismo!. El gobierno tripartito que encabezó José Montilla, tuvo que luchar contra viento y marea para mantener, en estos tiempos económicamente tan convulsos, unos servicios sociales de alta calidad, con una gestión extremadamente ordenada de sus finanzas y siempre con una voluntad de colaboración no mercantilista con el resto de España, consiguió del estado un nuevo sistema de financiación, que se extendió a todas las autonomías, por el que Cataluña obtenía los mayores recursos de toda la historia y las más grandes inversiones del estado en infraestructuras que nunca se habían conseguido. Un ejemplo que avala la buena gestión financiera, del gobierno Montilla, la tenemos en que en un momento determinado, en lo más duro de la crisis económica, no tuvo la mínima dificultad en colocar entre pequeños ahorradores, bonos por valor de 2.000 millones de euros al plazo de un año, y con un interés del 4,75%. Cuestión que contrasta con los inconvenientes que ha encontrado Artur Más, para colocar a la gran banca, 800 millones de los que solo ha conseguido 400 a un interés anual del 5,5%. Claro que entre una y otra emisión, han mediado declaraciones del segundo de a bordo de la formación nacionalista, Oriol Pujol, diciendo que “no se podrían pagar las nóminas”, o las del propio Artur Mas, calificando de ruina las finanzas de la Generalitat; una evidente exageración de la situación real, que con el fin de desprestigiar a los anteriores gobernantes. Lo único que han conseguido es hundir la confianza de todos aquellos que al fin y al cabo les pueden echar un cable. Ahora, Artur Mas, después de suprimir, de momento en parte, impuestos a las clases más pudientes, y de recortar los servicios esenciales del llamado Estado del Bienestar, como la educación y la sanidad públicas. Nos vende la moto de conseguir, mediante el regreso al mercantilismo más puro y duro, que tanto daño hizo en otro tiempo a la imagen de Cataluña en el resto de España, un concierto económico al puro estilo de las comunidades forales, aunque lo disfrace con el eufemismo de Pacto Fiscal, como la única solución a nuestros problemas financieros. La frase pronunciada, ante un nutrido grupo de empresarios en Madrid: “los catalanes somos los alemanes de España, también hartos de pagar” es claramente definitoria del pensamiento del actual President, a quien parece no importarle lo más mínimo la solidaridad entre los pueblos de España. Por todo lo dicho, y sin discutir en lo más mínimo la victoria electoral de la formación derechista catalana, creo que en Cataluña se empieza a ver que quizás con el Tripartito íbamos mucho mejor y a lo mejor en el resto de España algunos de los que cargaron contra Montilla, empiezan a notar que han salido del fuego para meterse en las brasas.

1 comentario:

  1. Tranquilos, todo esto tiene arreglo: No sé si será en 2014 o si será en 2013 (si se adelantan las elecciones al Parlament). Pero si estáis hartos, como yo, de que Artur Mas dé una imagen pésima de Catalunya y de los catalanes y muestre que el nuevo líder de Convergència es Mas, (Más) de derechas INCLUSO que el PP, de que destruya el estado del bienestar que tanto Jordi Pujol como los gobiernos tripartit han construido en estos más de 30 años, todos los catalanes y catalanas tenemos la oportunidad de echarlo de la Generalitat a través de las urnas, ya sea votando al PSC (Partit dels Socialistes de Catalunya), ICV (Iniciativa per Catalunya-Verds Esquerra Unida) o incluso a ERC (Esquerra Republicana). Opciones hay varias pero oportunidades solo una y es un nuevo gobierno en el que no esté Artur Mas, osea, un gobierno progresista.

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