martes, 22 de febrero de 2011

NO TROPECEMOS DOS VECES CON LA MISMA PIEDRA


No presumo de economista, ni siquiera de adivino, pero les digo amigos míos que la estafa que se le ha descubierto a Don José Maria Ruiz Mateos en estos días, un servidor la había intuido delante de varios testigos, en cuanto apareció por televisión el primer anuncio de pagares y bonos.

Por mucho que diga el Sr. Montoro, el entendido en economía del PP, que el descalabro de la Nueva Rumasa es solamente culpa de la crisis económica, yo opino se debe a una pura y simple gestión fraudulenta y piramidal, de unos recursos obtenidos bajo la promesa de suculentos beneficios, del todo imposibles de conseguir dentro de los cánones de una moralidad empresarial estricta.

Dicen algunos que los 60.000 mal llamados inversores, que compraron los bonos y pagarés que han acabado resultando fraudulentos, lo hicieron por ideología, en un perverso afán de apoyar a alguien que presumía de sus ataques a la ideología socialista, materializada en el PSOE, responsable actualmente del gobierno de nuestro país. No se si será verdad, aunque yo me inclino a pensar que estas personas no tienen otra ideología que la obtención de rápidos y suculentos beneficios, basándose en la pura y simple especulación.

En 1982, el gobierno socialista que presidió Felipe Gonzalez, a fin de evitar lo que ahora está sucediendo, aunque entonces a mucho mayor escala, procedió a la expropiación del grupo empresarial, cuestión que la derecha reaccionaria aprovechó para montar una difamatoria campaña, acusando al gobierno de atentar contra la libertad. No se si para acallar la críticas, o bien por que no tenia otro remedio, el ejecutivo procedió a reprivatizar las empresas, cuestión que también suscitó las críticas de la caverna, que no dudo ni un momento en disparar toda su artillería, desde los medios de comunicación afines, consiguiendo si más no el objetivo de sembrar la duda en una buena parte de la ciudadanía, que empezó a mostrar síntomas de comprensión hacia Don José Maria Ruiz Mateos, cuando disfrazado de superman montaba números callejeros ante el ministro Boyer.

Es verdad que hoy, en la segunda quiebra del grupo Rumasa, las cosas son muy distintas, el gobierno, también socialista, en un alarde de prudencia no ha expropiado, si no que se ha limitado a advertir al personal de los riesgos que entrañaban las inversiones en este grupo, hasta tres veces la CNMV publicó serias advertencias en este sentido. Hemos de suponer que consecuentemente no se va acudir con fondos públicos al rescate de los inversionistas, y mucho menos de quienes han gestionado tan mal este grupo empresarial.

La posibilidad más que cierta, que la quiebra del grupo se traduzca en el cierre de empresas y la consecuente perdida de miles de puestos de trabajo, es lo único que debería inquietar al ejecutivo español, circunstancia que brinda, según mi modesta opinión, la posibilidad de adoptar una verdadera salida por la izquierda al problema, con el concurso de las organizaciones sindicales, promoviendo que los trabajadores sean los que asuman en poder y la propiedad en cada una de las empresas que hoy conforman el grupo Nueva Rumasa y que a través de Sociedades Anónimas Laborales, con el 100% del capital en manos de los trabajadores o en régimen de cooperativas consigan, no solo mantenerlas en funcionamiento, si no encumbrarlas a las más altas cotas de productividad y competitividad.

No debemos tropezar con la misma piedra que la vez anterior, entregar las empresas del grupo de nuevo a manos privadas, brinda la posibilidad que los mismos u otros especuladores las readquieran, manteniendo en la cuerda floja los puestos de trabajo y los derechos de los trabajadores. Tampoco parece solución, por la dependencia de nuestras finanzas públicas de los llamados mercados internacionales, la conversión en empresas públicas, por lo que la solución que apunto en el párrafo anterior, se me ocurre como la más idónea, al fin y al cabo, esta solución resultó efectiva en la creación de empleos durante la crisis de finales de los 70.

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