lunes, 19 de julio de 2010

EL INDEPENDENTISMO EN CATALUÑA



En estos días, estamos asistiendo al triste espectáculo en Cataluña de una minoría independentista, intentando capitalizar la magna manifestación de mas de un millón de personas el pasado sábado en la ciudad Condal, donde los ciudadanos demostraron su enfado por la involución del sistema autonómico, que ha procurado la sentencia de los retrogradas y caducados jueces del Tribunal Constitucional.

¿Alguien en su sano juicio puede pensar que si no hubiera sido por la convocatoria del PSC y Convergencia i Unió, hubiera salido tanta gente a la calle? ¿Alguien piensa que el Partido Socialista de Cataluña, ha abandonado el federalismo, para convertirse en independentista? ¿Alguien se puede imaginar a Duran i Lleida, pregonando la secesión de Cataluña de España?

No amigos no, a pesar de las consignas independentistas que se proclamaron en el Paseo de Gracia el pasado sábado, a pesar de las múltiples cuatribarradas con la estrella que se podían contemplar, una gran mayoría de ciudadanos asistentes lo hacían para mostrar su enfado por una sentencia cuyo único objetivo, era frenar la natural evolución de un estado llamado de las autonomías a un moderno estado federal, en donde todos tengamos cabida en igualdad de condiciones, sin dominio ni imposición de nadie sobre nadie.

¿Qué últimamente han aumentado los partidarios del independentismo en Cataluña? no hay que dudarlo ni un momento, y por encima de todo como reacción a la estrecha visión reaccionaria que han manifestado el PP y los jueces del Constitucional afines a esta ideología; aun así el independentismo en Cataluña no sobrepasa el 10% de los ciudadanos, como muy bien se ha encargado de demostrar el fracaso en la afluencia a las urnas, en las consultas promovidas por las organizaciones de índole soberanista.

El ánimo imperialista que desde tiempos ancestrales ha predominado en la derecha española; en particular desde Cánovas del Castillo; ha dificultado enormemente el entendimiento entre Cataluña y el resto de España, en particular cuando desde la meseta, se ha mostrado una total indiferencia, si no un total rechazo a una cultura, una lengua y una idiosincrasia, que deberían haberse defendido como algo propio y enriquecedor.

El ultranacionalismo españolista, representado actualmente por el Partido Popular, en su cerrazón, ve peligro no solo en la lengua y cultura propia de Cataluña, si no en la estructuración del estado español en 17 autonomías, recordemos la oposición de Alianza Popular al título octavo de la constitución. No ha dejado en los últimos treinta años, de utilizar todo tipo de subterfugios legales para desvirtuar por completo el espíritu federalista, que guió a los padres de nuestra democrática constitución, para vaciarla de contenido, en su apartado autonómico, principalmente en los ocho años del aznarato, para rematar ahora desde la oposición, con una tremenda campaña de recogida de firmas, en contra del Estatuto de autonomía de Cataluña, lanzado además el tremendista mensaje de “España se rompe”, ejerciendo todo tipo de presiones sobre los jueces del Constitucional, para finalmente consiguir una sentencia donde hasta doce veces, se hace referencia a una expresión de claros tintes franquistas fascistoides, como “la indisoluble unidad de España”.

Pienso que la intención última que ha guiado a los ultranacionalistas, españoles por un lado y catalanes por otro, no olvidemos que ERC, promovió el voto contrario al estatuto en el referéndum, a la vista del resultado, ha sido asestar un golpe definitivo al avance decisivo hacia posiciones federalistas que el estatuto catalán representaba; cuestión que sin ningún lugar a dudas no han conseguido, tal y como se ha hecho patente con la magna manifestación, del pasado día 10 de julio en la ciudad condal.

El PSC, sigue siendo profundamente federalista en sus convicciones al igual que una mayoría del PSOE, como se hizo patente en la conferencia de Santillana del Mar y me consta que a pesar de la indefinición de algunos de sus dirigentes, una gran parte de CiU, también está por esta labor. Ahora solo nos queda esperar condiciones más favorables, parlamentariamente hablando, donde no sea tan necesario como hoy el concurso de la derecha cavernícola, para emprender una reforma de la constitución, para dar el paso decisivo a la España federal, sin adjetivos de ningún signo.

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