El Partido Popular se
ha dado una prisa inmensa, en promover el aforamiento del rey abdicado Don Juan
Carlos I y con ello ha encendido todas las luces de alarma entre la población,
que no entiende como una persona que hasta ayer era inviolable e irresponsable,
a la que no se le podía acusar nunca de nada, pero que debía ser un ejemplo
para todo el País, y que según la sacrosanta constitución nunca nadie le podrá
acusar de ningún supuesto delito cometido durante sus cuarenta años de reinado,
le tengan que buscar con tanta celeridad una suerte de protección jurídica, por
los delitos que pueda cometer de ahora en adelante.
¿Es que quizás el
monarca está enfangado en alguna de las tramas de corrupción que tanto abundan
en la España de nuestros días? ¿Es que temen que algún juez fuera de control,
le acuse de estar compinchado con su yerno y su hija? ¿Es quizás, que..... Si
no es este el caso, ¿a qué tanta prisa?
Flaco favor le está
haciendo, a mi entender, el Partido Popular al ex monarca, pues en el
imaginativo popular seguro que hoy ya circulan todo tipo de versiones que los
medios del TDT Party se afanan en fomentar aunque sea subliminalmente, pues
como es bien sabido Don Juan Carlos, no goza del favor de estos medios después
del 23F de 1981, cuando les abortó el golpe de estado que tenían previsto.
Ya sé que las
monarquías, aunque de carácter constitucional, siguen siendo reminiscencias de
un pasado no democrático, y buena prueba de ello es el tema de la
irresponsabilidad e inviolabilidad real, cuando se da el caso que ningún
Presidente de República goza de tal privilegio; pues quizás por ello los
partidos políticos que se pretenden democráticos por principios deberían acotar
muy mucho estas prebendas y no extenderlas o ampliarlas, como parece querer
hacer a toda prisa el Partido Popular en nuestro país.
No dudo de ninguna
manera de la honorabilidad de Juan Carlos I, ni mucho menos, y reconozco su
contribución al sostenimiento del sistema democrático en unos momentos
difíciles, así como de saber mantener unas relaciones correctas y cordiales con
los hermanos latinoamericanos, en situaciones de tirantez con determinados
gobiernos de la Moncloa; y es quizás por ello que las prisas del PP me escuecen
cuando ponen en entredicho la respetabilidad que deberíamos suponerle.
Claro que se me
podría decir y con razón, que la justicia en nuestro país, sigue precisando
desde el principio del estado de derecho de un buen baldeo de democracia, pues
somos muchos los que vemos en ella aún los tics de dictadura en muchas de sus
actuaciones. Baldeo que cada día que pasa se viene haciendo imprescindible por
cuanto de los tribunales parecen salir más injusticias que justicia, cuando se
ponen al descubierto las triquiñuelas de la clase social pudiente. Un baldeo,
que a mi entender debería pasar primero por la eliminación de privilegios,
entre ellos el aforamiento, aunque haya
que dotar de muchos más medios a la justicia de a pié y exigir más
responsabilidades a los jueces y funcionarios, para a continuación, sanear las
altas esferas abriendo balcones y ventanas y sacudiendo el polvo casi
centenario de sus alfombras.
Hoy se respiran aires
de renovación en algunos de nuestros partido políticos, esperemos y confiemos
que la nueva generación de políticos en nuestro país, el nuevo monarca
incluido, vean esta necesidad imperiosa de renovación a fondo de la pata del
estado de derecho que aún sigue con vicios de la dictadura.