Somos la octava potencia industrial del planeta; nuestro estado del bienestar, aunque llegó con bastante retraso respecto del resto de Europa, ha conseguido situar-se entre los mejores, y a la postre tenemos actualmente un gobierno de claro corte socialdemócrata, que por encima de todo, en estos tiempos de crisis económica planetaria, defiende con uñas y dientes el sostenimiento, sin el mínimo retroceso, de las prestaciones públicas básicas, como sanidad, educación y servicios sociales, frente a los cantos de sirena de las organizaciones patronales y la oposición neoliberal ultraconservadora, que predican todo lo contrario.
Por todo ello me extraña muy mucho, ver como desde los medios de comunicación se está creando un clima, a mí entender del todo alarmista, en lo que se refiere a la nueva gripe, llamada antes porcina y ahora del tipo A, por aquello de no perjudicar a todos los que viven de la industria derivada del cerdo.
¿Es que no confiamos en nuestro sistema sanitario?
Por lo que se lee y se escucha parece que no, aunque si repasamos bien nuestra historia reciente, comprobaremos como las previsiones y prevenciones que se han hecho en nuestro país, para cualquier tipo de enfermedades y pandemias, han sido siempre muy acertadas y todas han sido controladas y dominadas con un mínimo de consecuencias; ¿o no fue así con el tema de las vacas locas? o ¿con el tema de la gripe aviar?
Según deduzco de la información publicada y la opinión de varios expertos, la gripe nueva, no es más mortal que la gripe clásica que nos visita cada año, y en nuestro país ocasiona unas 8.000 muertes de media entre los grupos de ciudadanos considerados de más riesgo, muertes que por cierto no merecen la mínima atención periodística. Totalmente al contrario de lo que ha sucedido con los cuatro fallecimientos en España a consecuencia de la nueva gripe, que han llenado páginas y más páginas en todos los periódicos, y minutos y más minutos de radio y televisión, creando en el subconsciente ciudadano la sensación, que estamos ante una epidemia que nos va a matar a todos.
La Unión Europea, no ha establecido protocolo alguno de carácter general, siguiendo el buen criterio, que cada país adopte las medidas oportunas, en función de los distintos factores que influyen en la progresión de la enfermedad y que son particulares en cada territorio, como por ejemplo una climatología más o menos fría o unos tipos de población determinados. Esta circunstancia es aprovechada por algunos articulistas para establecer comparaciones inductoras de confusión, como por ejemplo decir que en Francia se vacunará a un 70% de la población, en el Reino Unido, el 50% y en España tan solo el 40%; cuando los expertos consideran que por el clima, por la población y por los otros factores, en nuestro país la medida es más que suficiente. Por favor amigos, confiemos en las autoridades sanitarias, que saben muy bien lo que hacen, sigamos a pies juntillas todas sus indicaciones de prevención, y hagamos oídos sordos a toda esta serie de falsos profetas que lo único que buscan es el desprestigio internacional de nuestras instituciones.