Que la cuestión
territorial en España no quedó bien resuelta con la constitución de 1978 es
algo que hoy se hace patente, cuando en Cataluña, y en algunas otras partes de
España, son más bien pocos aquellos a los que ya les va bien como estamos y
cada vez muchos más los que creen necesario una reforma en profundidad del
sistema.
Desde el socialismo,
se viene haciendo la que quizás es la única propuesta coherente como una
reforma de la constitución en el sentido federal. Digo que para mi resulta lo
más coherente, pues para una formación cuyos principal objetivo político son
las personas y dentro de ellas los valores de libertad, igualdad y solidaridad,
es en el federalismo donde se encuentra el sistema que más se aviene a ello.
Porque amigos, el federalismo no hay que entenderlo solo como una forma de
organización territorial, si no como una forma de convivencia entre personas
diversas. No se federan territorios si no que son los ciudadanos que se federan
entre sí.
De siempre me ha
chocado todos estos que, incluso desde los negros tiempos del franquismo, se
llenan la boca proclamando como una riqueza la diversidad de culturas, lenguas
y tradiciones que componemos España, a la hora de la verdad solo han sido
capaces de plantear la convivencia desde la imposición de una cultura sobre
todas las demás, como si presos de un cierto complejo de inferioridad, solo
concibieran la interculturalidad desde el dominio de unos sobre otros. Hay que
romper estos tópicos y decidirse por lo que ya intuían los redactores de la
actual constitución de 1978, pero que por las circunstancias históricas del
momento les fue imposible de concretar en el documento; hay que ir sin ambages
de ningún tipo a que desde el respeto a la diversidad, entre todos construyamos
la cultura española del futuro y esto amigos solo es posible conseguirlo,
cuando dejemos a un lado el anacrónico concepto de nación, patria, etc…para
entrar de lleno en la priorización de las personas en su cualidad de
ciudadanos.
Desde esta visión no
se debería hacer extraño ni causar en nadie temor alguno, que la oficialidad de
los diferentes idiomas, que se hablan en España, Vasco, Catalán, Gallego, Bable
y todas sus variantes, Valenciano, Mallorquin, Ibicenco, Menoquin, Alavés,
Guipuzcoano, Vizcaino, Andaluz,…., trascienda de los territorios que hoy tienen
asignados, para compartir la riqueza que representan con todos los españoles.
Tampoco debería causar estupor ninguno que el reparto de las competencias entre
el estado federal y las distintas comunidades, tenga carácter irreversible, y
la obtención de los recursos para gestionarlas, se ejerza desde una total
transparencia, y con el acuerdo de todos y donde se evidencie palpablemente y
de manera entendedora que la financiación de las autonomías o quizás ya mejor
llamarlas federaciones, la efectúan los propios ciudadanos con sus impuestos, y
que en todo momento sepan que parte va al estado y cual a la federación, así i
la parte del IVA asignado a la comunidad autónoma es del 50% por ejemplo, y el
tipo es el 21% en las facturas debería figurar 10,5% de IVA estatal y un 10,5%
de IVA para la federación correspondiente donde esta factura se ha generado. Lo
mismo en la declaración de IRPF, además de que cada federación sea responsable
de la recaudación de sus impuestos, y no como ahora, en que la percepción es
que las comunidades autónomas se pasan la mayor parte del tiempo mendigando al
estado, por una financiación que siempre les acaba resultando insuficiente. Para el tema de la solidaridad interterritorial,
debería estipularse un porcentaje sobre el PIB que cada federación obtenga y
que el estado federal distribuiría conforme a unos criterios de equidad
pactados en el Senado.
Que el Senado deje de
ser una cámara de segunda lectura, donde se aparcan los políticos en espera de
la jubilación, para convertirse en una cámara de representación territorial,
donde se debatan y decida, el funcionamiento organizativo del sistema federal,
debería ser lo más normal del mundo, ¿no les parece?
No me considero
experto en estas lides donde me he metido, y seguro, que algunos entendidos en
la materia podrán criticar las propuestas que he realizado, pero con ello he
querido evidenciar, que no tienen razón ninguna aquellos que como Rajoy, dicen
que no hay diferencia ninguna entre el estado autonómico que tenemos ahora y un
estado auténticamente federal.
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