Nadie con dos dedos de frente duda hoy en día, que la desigualdad creciente
consecuencia de la crisis económica, de la que las élites han cargado el coste
sobre las clases medias y bajas, representa el principal problema en el mundo y
que empieza a mostrar su peor cara, con levantamientos violentos en Francia, en
Chile, en Colombia, en Ecuador, es el principal problema que los líderes
planetarios tienen planteado y que de no resolverlo, nos puede conducir a un
cataclismo en forma de guerra mundial de consecuencias impredecibles pero que
seguro va acabar con la forma de vida actual retrocediéndonos varios siglos en
la civilización.
Ya va siendo hora que la humanidad empecemos a tomar nota de los errores que
históricamente hemos cometido, con el fin de no volverlos a repetir y que
empecemos a ver a los demás especímenes de la raza humana, sean del color que
sean y crean en la religión que crean, como nuestros hermanos y no como
nuestros enemigos.
Ya va siendo hora que los grandes valores humanistas, Libertad, Igualdad y
Solidaridad, vuelvan a adquirir relevancia y los sepamos situar en frontispicio
de nuestro pensamiento y nuestro discurso.
Ya va siendo hora que las grandes élites demuestren haber adquirido un alto
grado de civilización y entiendan que no pueden seguir tomando la mayor parte
del pastel de la riqueza generada en el mundo y dejar las migajas para las
clases medias y bajas. Deberían entenderá ya, que todos somos imprescindibles
en la generación de riqueza y que no puede ser, se valorice el capital
económico por encima del capital humano.
Ya va siendo hora que las clases medias y trabajadoras adquiramos
conciencia de clase y no nos dejemos engañar como hace cien años con los cantos
nacionalistas y patrióticos, que desviaron la atención de donde se encontraba
el principal obstáculo para el progreso de las clases medias y trabajadoras,
que en lugar de intentar derribarlo se pusieron a luchar entre ellos en dos
feroces guerras mundiales que les condujeron a la miseria por generaciones.
Reconozcamos de una vez todo el mundo que la llamada Revolución neocon, que
en los años 90 del pasado siglo XX, emprendieron Ronald Reegan y Margaret
Tatcher, se ha saldado con un gran fracaso socialmente hablando, que lo único
que ha hecho ha sido aumentar la desigualdad empobreciendo a las clases más
desfavorecidas, y que ha tenido su punto culminante en la gravísima crisis
económica que desde el 2007 hasta hoy, ha depauperado buena parte los
habitantes del planeta Tierra
En España, iniciamos con buen pié, el camino de la recuperación y las
mayorías en buena parte, nos hemos dado cuenta de donde está el problema en
realidad y con la conformación de un
gobierno de carácter progresista, hemos iniciado la senda que nos ha de
conducir a un futuro de esperanza y progreso, con toda seguridad. El primer
objetivo del nuevo gobierno debe ser sin duda alguna, de reducir la
desigualdad, tomando de urgencia las medidas necesarias, para repartir el
pastel de la riqueza generada, a través de prestaciones sociales que faciliten muy mucho la reducción de la
distancia entre pobres y poderosos.
Estoy seguro que el nuevo gobierno que preside Pedro Sánchez, del mismo
modo que el de Antón Costas lo ha hecho en Portugal va a conseguir unos magníficos
resultados, reduciendo el nivel de deuda exterior y garantizando un nivel de
vida digno a la mayoría de la población.
También debemos considerar que el inicio de una nueva era de progreso,
dentro del marco del reparto justo de la riqueza, en España, va a contribuir sin duda alguna a la solución
de temas que aunque parezcan ajenos a la cuestión económica, la solución de
esta lo va a aplacar considerablemente, como es el caso del desafío
independentista en Cataluña, que curiosamente siempre aparece cuando la
economía española está en sus horas más bajas.
Estoy seguro también que el ejemplo de España y Portugal va a calar en la
UE, y que la SPD, alemana va a reaccionar en el mismo sentido y que sus nuevos
líderes, van a obtener de nuevo la confianza de su electorado, provocando que
ello se contagie al resto de países de la UE. Consecuencia de ello va a ser el
arrinconamiento de las veleidades nacionalistas que aún hoy campan por Europa y
el avance hacia los Estados Unidos de Europa, que con una estructura de
carácter federal, van a demostrar al mundo entero que es posible ser una
potencia económica de primer orden, aumentando y potenciando el nivel de
democracia y no al revés como parecen predicar los Donald Trump, Johnson, o
Putin.
Para acabar recordarles que tal y como ya he explicado en otros artículos
en este mismo blog, la nueva era económica que se nos avecina para que sea
verdaderamente democrática y con la justicia social por bandera no es solo
tarea del gobierno, que también, si no un trabajo colectivo en que debemos
intervenir todos nosotros, asumiendo responsabilidades que quizás hasta ahora
hemos rehuido, al considerar que la democracia solo ha consistido en votar.
Pero esto es tema para otro artículo que próximamente voy a publicar en este
mismo blog.