Dios mío,
Canovas ha vuelto, exclamé en cuanto leí la información sobre las declaraciones
de Jose Maria Aznar en el prime time de Antena 3 hace unos días. Sus recetas al
más puro estilo neocon y la prepotencia de su tono, me hicieron revivir, todo
lo que uno ha leído sobre el estadista que abortó la gran revolución liberal
que se produjo en España a mediados del siglo XIX.
Un Aznar,
acosado por la corrupción en su partido, un Aznar que ve amenazado su prestigio
personal y el de su familia, quiso presentarse como el nuevo mesías que ha de
venir a redimir la derecha española hoy en manos de un Rajoy totalmente
desnortado e incapaz de actuar por iniciativa propia, en un tiempo donde lo que
el país necesita es precisamente claridad de ideas, visión de futuro, unos
objetivos concretos y un liderazgo potente.
En el siglo
XIX, salvando las distancias, se producía en España una situación parecida a la
actual. La revolución industrial, imponía de facto un cambio radical en los
usos y costumbres de los ciudadanos, la monarquía de Isabel II, el último
vestigio de la estructura del “Ancien Regime”, agonizaba en un mar de
corrupción generalizada en nuestro país y la lucha entre conservadores y
liberales, adquiría carácter incluso sangriento. Un pronunciamiento
militar, seguido de un período de
inestabilidad total, donde se ensaya, un monarquía distinta a la borbónica una
república federal que acaba en unitaria,
en medio de una sublevación cantonal, (Viva Cartagena!), y una incipiente
organización obrera de carácter anarquista.
Se abre paso un mesiánico personaje, Don Antonio Canovas del Castillo,
que desde una oposición netamente conservadora, es capaz de adivinar las
coincidencias con el liberalismo moderado e incorporar en su formación
política, parte de los principios de esta facción, sin perder sin embargo las
esencias conservadoras: Familia,
Propiedad y Religión.
No me
extraña lo más mínimo que la aparición estos días del controvertido presidente
de la FAES, en la escena política española, criticando a su sucesor en el
cargo, coincida con la presentación de las biografías editadas por FAES de Don
Antonio Canovas del Castillo, Silvela y ……….
Pues son estos personajes, los que han inspirado la actuación de la
derecha en los largos períodos donde esta ha ocupado el poder en nuestro país
en los últimos 150 años; incluido el periodo de la dictadura, donde el ideario
Canovista guió una buena parte del pensamiento de los ministros del Opus Dei,
que también rindieron homenaje y publicaron y difundieron sus escritos desde
los estamentos oficiales dedicados a la cultura y la propaganda, en plena
dictadura.
Canovas,
como impulsor de la Restauración Borbónica fue el contrarrevolucionario que
abortó la gran Revolución burguesa española, conocida con el nombre de la
Gloriosa, y apartó a nuestro país de la modernidad, utilizando la estrategia de
readaptar unos cuantos valores del liberalismo, dando así un aspecto de
“defender la “revolución dentro de un orden”.
De echo es
lo mismo que está haciendo su discípulo actual más aventajado Don José Maria
Aznar que partiendo de su básica formación fascista, pretende regresar a la
simple y pura explotación de las mayorías por parte de una élites minoritarias,
camuflándolo con la pátina de defensa de la libertad y el esfuerzo individual,
los valores tradicionales de la familia, la religión y la sagrada unidad
pátria.
Recuerden
Vds. que lo de Canovas, desembocó en el llamado caciquismo, un régimen de
corrupción generalizada; la entrega de la educación en régimen casi monopolista
a la Iglesia Católica; y la cerrazón del país a las influencias extranjeras, lo
que propició el hartazgo ciudadano y la dictadura de Primo de Rivera; además de
situar a la derecha española, incluso la de nuestros días, totalmente en el
anacronismo más reaccionario.
Los
españoles del siglo XXI, deberíamos de una vez por todas sacudirnos los viejos
fantasmas canovistas, relegarlos al cementerio de la historia; quizás esto serviría
para que la derecha española reaccionara e hiciera su imprescindible
aggiornamento, abortado en su inicio por Cánovas; y situarse de verdad en el
siglo XXI.