En estos tiempos los
españoles, enfrascados como estamos en la formación de un nuevo gobierno, que
se pretende de cambio substancial respecto del de los últimos cuatro años; nos
olvidamos de una cuestión importante, como són los síntomas de agotamiento que
está dando el actual liderazgo de este ente supranacional, en el que
depositamos todas nuestras esperanzas, hace tan solo 30 años, el uno de enero
de 1986.
Digo esto por cuanto
en estos últimos tiempos, no solo se ha detenido el progresivo avance hacía una
mayor integración, si no que los actuales mandatarios se muestran incapaces de
imponerse a los desafíos que desde dentro y fuera de sus fronteras, les están
efectuando todos aquellos temerosos que una nueva potencia económica y
democrática se consolide, descabalgándoles de su situación de privilegio en el
poder económico planetario.
La negociación que ha
planteado el premier británico David Cameron, en la que a cambio de su posición
ante el referéndum que el mismo ha planteado, donde los británicos decidirán
sobre la salida de su país o no de la UE, obteniendo condiciones si cabe más
excepcionales de las que ya disponía hasta ahora, es el signo más evidente de
una debilidad que de ninguna de las maneras puede conducir a nada bueno.
Por otro lado está el
tema de los refugiados, una catástrofe humanitaria sin paliativos, ante la cual, el
gobierno actual de la UE se muestra totalmente incapaz de gestionar
adecuadamente y que provoca la toma de decisiones unilaterales, la mayoría de
las veces muy poco acordes con los principios humanitarios, que están
procurando graves perjuicios a la propia UE, y sus derechos conseguidos hasta
ahora, como la libertad de circulación de personas por el territorio de la
unión.
Todo ello me induce a
pensar que de no mediar de nuevo el espíritu de los fundadores, nosotros mismos
los europeos amparándonos en un nacionalismo trasnochado la estamos condenando
a su desaparición, para el goce de unos cuantos privilegiados del planeta, que sin
moverse de sus despachos en la City de Londres o en Wall Street de Nueva York,
ven desaparecer algo que fuera de las leyes injustas que ellos imponen, podría
representarles una peligrosísima competencia.
¿Dónde reside el
espíritu de los fundadores que invocábamos en el párrafo anterior? pues en la
socialdemocracia, que es la praxis que permitió al viejo continente superar el trauma del desastre de la II guerra
Mundial, y renacer cual ave Fénix de sus propias cenizas. Si bien en el
Parlamento europeo la mayoría la conforman neoliberales y conservadores, en los
19 pases que conforman la zona euro, hoy la presencia socialdemócrata es
notable, pues en 8 de ellos gobierna esta ideología en exclusiva, Austria,
Eslovaquia, Eslovenia, Francia, Grecia, Italia, Malta y Portugal; en otros 4 la
socialdemocracia está presente en el gobierno en coalición con otras fuerzas,
Alemania, Bélgica, Estonia e Irlanda; y
por el contrario solo tiene a 6 países, Luxemburgo donde gobierna la democracia
Cristiana, Países Bajos, al frente de los cuales se halla un partido netamente
liberal, y luego Chipre, Finlandia y Letonia, donde la ultraderecha
nacionalista ocupa el poder. En el más que probable caso que en España, Pedro
Sánchez sea investido presidente, con el apoyo de la izquierda más radical de
Podemos, serian 13 contra 7 por lo que, ¿No les parece a Vds. factible, que a
partir de la zona euro, se pueda invertir la tendencia que se ha emprendido y
cuyo ejemplo es la cesión a Cameron?
La mayoría de países
integrantes de la zona euro son los más capaces de optar por el camino federal,
y crear el núcleo que a medio y largo
plazo, haga evidente a los que hoy están fuera buscando la falsa protección en
el nacionalismo recalcitrante, del error que cometen y que el futuro se
encuentra en una organización federal, donde se respeta el derecho a la
diferencia, sin diferencias de derechos y los grandes valores humanistas,
Libertad, Igualdad y Solidaridad, son
reglas básicas.