domingo, 21 de febrero de 2016

DEBILIDADES EUROPEAS, EL BREXIT


En estos tiempos los españoles, enfrascados como estamos en la formación de un nuevo gobierno, que se pretende de cambio substancial respecto del de los últimos cuatro años; nos olvidamos de una cuestión importante, como són los síntomas de agotamiento que está dando el actual liderazgo de este ente supranacional, en el que depositamos todas nuestras esperanzas, hace tan solo 30 años, el uno de enero de 1986.

Digo esto por cuanto en estos últimos tiempos, no solo se ha detenido el progresivo avance hacía una mayor integración, si no que los actuales mandatarios se muestran incapaces de imponerse a los desafíos que desde dentro y fuera de sus fronteras, les están efectuando todos aquellos temerosos que una nueva potencia económica y democrática se consolide, descabalgándoles de su situación de privilegio en el poder económico planetario.

La negociación que ha planteado el premier británico David Cameron, en la que a cambio de su posición ante el referéndum que el mismo ha planteado, donde los británicos decidirán sobre la salida de su país o no de la UE, obteniendo condiciones si cabe más excepcionales de las que ya disponía hasta ahora, es el signo más evidente de una debilidad que de ninguna de las maneras puede conducir a nada bueno.

Por otro lado está el tema de los refugiados, una catástrofe humanitaria sin paliativos, ante la cual, el gobierno actual de la UE se muestra totalmente incapaz de gestionar adecuadamente y que provoca la toma de decisiones unilaterales, la mayoría de las veces muy poco acordes con los principios humanitarios, que están procurando graves perjuicios a la propia UE, y sus derechos conseguidos hasta ahora, como la libertad de circulación de personas por el territorio de la unión.

Todo ello me induce a pensar que de no mediar de nuevo el espíritu de los fundadores, nosotros mismos los europeos amparándonos en un nacionalismo trasnochado la estamos condenando a su desaparición, para el goce de unos cuantos privilegiados del planeta, que sin moverse de sus despachos en la City de Londres o en Wall Street de Nueva York, ven desaparecer algo que fuera de las leyes injustas que ellos imponen, podría representarles una peligrosísima competencia.

¿Dónde reside el espíritu de los fundadores que invocábamos en el párrafo anterior? pues en la socialdemocracia, que es la praxis que permitió al viejo continente superar  el trauma del desastre de la II guerra Mundial, y renacer cual ave Fénix de sus propias cenizas. Si bien en el Parlamento europeo la mayoría la conforman neoliberales y conservadores, en los 19 pases que conforman la zona euro, hoy la presencia socialdemócrata es notable, pues en 8 de ellos gobierna esta ideología en exclusiva, Austria, Eslovaquia, Eslovenia, Francia, Grecia, Italia, Malta y Portugal; en otros 4 la socialdemocracia está presente en el gobierno en coalición con otras fuerzas, Alemania, Bélgica, Estonia  e Irlanda; y por el contrario solo tiene a 6 países, Luxemburgo donde gobierna la democracia Cristiana, Países Bajos, al frente de los cuales se halla un partido netamente liberal, y luego Chipre, Finlandia y Letonia, donde la ultraderecha nacionalista ocupa el poder. En el más que probable caso que en España, Pedro Sánchez sea investido presidente, con el apoyo de la izquierda más radical de Podemos, serian 13 contra 7 por lo que, ¿No les parece a Vds. factible, que a partir de la zona euro, se pueda invertir la tendencia que se ha emprendido y cuyo ejemplo es la cesión a Cameron?

La mayoría de países integrantes de la zona euro son los más capaces de optar por el camino federal, y crear  el núcleo que a medio y largo plazo, haga evidente a los que hoy están fuera buscando la falsa protección en el nacionalismo recalcitrante, del error que cometen y que el futuro se encuentra en una organización federal, donde se respeta el derecho a la diferencia, sin diferencias de derechos y los grandes valores humanistas, Libertad, Igualdad y Solidaridad,  son reglas básicas.

domingo, 14 de febrero de 2016

LA UE DEBE TRANSFORMARSE PARA RESISTIR


Al principio de la crisis económica, allá por el año 2008, cuando un derechista como Sarkozy, predicaba la necesidad de refundar el capitalismo, restableciendo o creando nuevos controles sobre los llamados mercados financieros. En el viejo continente comenzaba el clamor de muchas voces pidiendo “mas Europa”, como fórmula para avanzar en la solución de la crisis, en base a aunar esfuerzos, mancomunando la deuda y hacer frente al tremendo ataque que los llamados mercados, habían emprendido contra el intento que una nueva potencia, viniera a truncar el “stablishmen”, compitiendo en igualdad de condiciones con los más grandes del planeta.

Si amigos, aunque algunos se empeñen en negarlo, desde USA, hasta el 2001, poseedores de la única moneda para efectuar transacciones internacionales, en particular del comercio del petróleo, empezó a ver peligrar su hegemonía cuando el Euro, a partir del uno de enero del año en cuestión, se fue introduciendo en los mercados internacionales siendo, no solo aceptada por los grandes operadores del sector petrolífero, sino que también como diversificación de riesgo en los países emergentes como China, poseedores de una enorme liquidez en divisa americana; es pues así que sin dudarlo ni un momento y aprovechando la confusión creada, se lanzaron al ataque en los puntos débiles de una Europa a medio hacer, Grecia, Portugal, Irlanda, España, Italia; aprovechando la poca solidez de unas economías basadas exclusivamente en la especulación, e incapaces por el momento de generar verdadera riqueza.

Hoy vemos con asombro, que las voces de aquellos que con acierto veían en el avance hacía una mayor integración de los 29 miembros de la UE, incluso con serios progresos hacia una estructura federal, han sido acalladas o quizás mejor decir desoídas, hasta el punto que por algunos lares en el sector oriental, el ultranacionalismo de la derecha extrema se ha impuesto, ocupando gobiernos, como el caso de Polonia, Hungría, Dinamarca; el renacimiento de partidos neonazis, como en Alemania, Francia, Grecia, el Reino Unido, Suecia, Holanda, Bélgica, etc. etc. que están obteniendo por primera vez desde el final de la II Guerra Mundial escaños en los respectivos parlamentos, mientras que las democracias cristianas de estos mismos países, giran peligrosamente hacia la derecha impulsando un cierto euroescepticismo con el fin de no perder cuota de votantes nacionalistas, ideológicamente hablando.

Solo en los países del sector Mediterráneo, incluyendo entre ellos a Portugal, quizás hartos de unas políticas de austeridad y entendiendo un futuro de la UE, como potencia económica cierta en el nuevo modelo planetario que se avecina, optan por gobiernos de izquierdas a los que además de unas nuevas políticas nacionales que tengan como objetivo un reparto justo de la riqueza generada y una restitución de los derechos sociales que les han sido arrebatados en los últimos años, se va exigir un avance decidido en la construcción de una Europa claramente Federal, que esté en condiciones de plantar cara y competir con todas las demás potencias, en un mundo que nuca más va a ser bipolar, como en la segunda mitad del pasado siglo XX, si no multipolar.

Solo la izquierda socialdemócrata, como ya se demostró en acabar la segunda guerra mundial, es capaz de avanzar significativamente hacia unos verdaderos Estados Unidos de Europa, bajo un sistema de organización federal, donde se respeten las diferencias, manteniendo una igualdad en los derechos de todos los ciudadanos; donde de una vez por todas superemos la egoísta idea del nacionalismo disgregador y confrontador, para aceptar una continua colaboración hacia un mismo objetivo, bajo los principios del dialogo la negociación y el pacto continuados, sin confrontación ninguna. Un lugar donde sepamos ver lo que nos favorece, aceptando sin recelo ninguno a estos miles de refugiados que hoy están llamando a nuestras puertas pidiendo asilo, y entendamos que es mucho más, que los inconvenientes fácilmente superables que ello nos puede conllevar.

Por lo dicho hasta ahora, cabe ver la gran importancia de la transformación para el futuro inmediato de la UE, que Pedro Sánchez consiga formar un gobierno de izquierdas en España, la cuarta economía de la zona euro, pues junto con la segunda economía, Francia con François  Hollande un socialdemócrata al frente; la tercera Italia con un izquierdista moderado como Mateo Renzi, a la cabeza. Y teniendo en cuenta que en la primera economía, Alemania, los socialdemócratas, forman parte del gobierno, aunque en coalición con la neoliberal CDU. Es bien fácil comprender que avanzar en una Unión de tipo federal, resulta fácilmente factible; y les prometo amigos, que ante esto, incluso los más euroescépticos, como parece ser los británicos, no les va a quedar más remedio que reconocer que es por ahí, el único camino a un futuro de paz y progreso para todos los europeos.

Pensemos en ello amigos e intentemos luchar por un mundo mejor para nuestros hijos y nietos que el que a nosotros nos ha tocado vivir. 

domingo, 7 de febrero de 2016

NACIONALISMO Y SOCIALISMO CONCEPTOS INCOMPATIBLES


 
Los que siguen habitualmente mis escritos, ya saben que considero el nacionalismo como una teoría caduca, que si bien en el pasado siglo XIX, sirvió como base de la organización territorial a la Revolución Industrial, permitiendo que esta se desarrollase hasta su punto más álgido; hoy, cuando la sociedad ha iniciado una nueva Revolución, la que se denomina Digital, demanda nuevas formas de organización, que no pueden tener satisfacción desde el nacionalismo, si no que requieren de otras formas, que permitan profundizar en la democracia y permitir una participación de los ciudadanos, mucho más efectiva que la de votar simplemente cada cuatro años.

Es aquí donde entra en acción el Federalismo, un concepto que durante el siglo XX, ha ido evolucionando desde los principios anarquistas  donde nació en el XIX, hacía fórmulas prácticas que casan perfectamente con los principios básicos del socialismo democrático, que día a día está adquiriendo carta de naturaleza en el convulso mundo actual, como la gran solución a los graves problemas de crisis económica y de valores a los que nos enfrentamos.

Sin embargo, la idea nacionalista, muy arraigada en nuestra sociedad en particular desde 1914 cuando la burguesía planetaria decidió resolver una crisis sistémica del capitalismo, en base a una gran confrontación armada; proclamando el patriotismo como el máximo exponente del valor humano, mandando a miles de jóvenes y no tan jóvenes a una muerte segura en las trincheras, que en suelo europeo se excavaron con prontitud y no dudando en asesinar a aquellos socialistas que alzaban su voz en contra de tamaña barbaridad, como fue el caso de Jean Jaurés.

Hoy, cuando una nueva crisis sistémica, azota con crueldad a los más débiles de la escala social y de nuevo la clase de los privilegiados, resistiéndose a reconocer sus errores, pelea con distintas artimañas en defensa de su estatus, renaciendo en Europa el viejo discurso nacionalista, que pide el cierre de fronteras, como autoprotección frente a un problema con los refugiados siros, afganos, etc. que el propio sistema ha creado, y no sabe cómo resolver de forma adecuada y justa, el socialismo democrático, sufre en sus carnes de nuevo la división entre aquellos que abandonado el internacionalismo que les es propio, se refugian en el pensamiento nacionalista, no dudando incluso en tener la desfachatez, de promover alianzas entre socialistas y nacionalistas de la derecha más rancia.

En verdad les digo amigos, que sin presumir de claridad de ideas, si debo decirles que me siento altamente indignado, cuando oigo las manifestaciones de algunos líderes socialistas españoles de la vieja escuela, como Felipe González, abogando porque el PSOE se abstenga y permita un gobierno del Partido Popular encabezado por Mariano Rajoy, u otros que parecen renacidos zombies como Barrionuevo o Leguina, en el mismo sentido. O incluso a los del nuevo cuño como la joven presidenta de la Comunidad Autonoma andaluza, a la que le oigo demasiadas veces pronunciar la expresión “Unidad de España”, que me retrotrae a mi juventud, en los tiempos de la ultranacionalista dictadura de Franco, cuando esta expresión formaba parte de la cotidianidad.  En cuanto a esto, agradezco a Pedro Sánchez, la utilización de la expresión “Integridad de España”, que sin las connotaciones anteriormente expuestas, expresa mucho mejor el pensamiento que en este sentido compartimos la gran mayoría de los socialistas españoles.

Creo que en beneficio de todos, sería altamente conveniente que el PSOE se sacudiese de encima el nacionalismo que parece, algunos de sus miembros siguen teniendo demasiado interiorizado, del mismo modo que el PSC en Cataluña ha sabido hacerlo aún a costa de sufrir traumáticas escisiones de las que empieza a recuperarse, y debería hacerlo, porqué en un mundo globalizado, si pretendemos siga siendo democrático, solo es posible en base a una organización puramente federal, de gobiernos multinivel con competencias exclusivas y claramente definidas.

Recuerden amigos el trilema de Rodrik donde claramente se percibe, como el mantenimiento del Estado Nación, y la Globalización tiene como consecuencia la pérdida de la Democracia, pues tiene como base una situación de tipo imperialista, o la denominada dictadura de los mercados O que el mantenimiento de la situación del pasado siglo XX, después de la segunda guerra mundial de compatibilizar la Democracia con el Estado Nación,  imposibilita de todas maneras la Globalización, como se fijó en los acuerdo Bretton Woods, en 1944 y que permitieron, la recuperación europea, en base al predominio de una potencia en el mundo llamado occidental como los EEUU, (la moneda de referencia en el mundo occidental fue desde entonces el dólar).

Hoy, cuando se apuesta por un mundo multipolar, cuando la globalización es un hecho y empezamos a ver como imprescindible, organizarnos en entes supraestatales como la UE, con el fin de repartir mejor la riqueza generada y evitar el dominio de potencia alguna. O sea mantener la democracia en una economía globalizada, nos encontramos que solo las estructura federales con los gobiernos multinivel, o sea en detraimiento y menos empoderamiento del estado nación, es la única forma en que podremos lograrlo, siendo el único camino a un futuro más justo socialmente hablando.

Por todo lo expuesto hasta aquí, y otras experiencias históricas que no explico a fin de no hacer demasiado farragoso este apunte, cabe deducir lo que se refleja en el título de este artículo, la total y absoluta incompatibilidad del nacionalismo con el socialismo, por lo que ojo al parche, Susana Díaz, Felipe González y compañía.