domingo, 16 de abril de 2017

LA DERIVA AUTOCRÁTICA DEL NACIONALISMO




De siempre he estado convencido que del mismo modo que la cabra tira al monte, el nacionalismo, por muy moderado que se presente y actúe en algunos momentos de la historia, cuando alcanza el poder indefectiblemente tiende a prescindir de la democracia y reclamar para sí el poder absoluto.

En diversos períodos de la historia hemos podido comprobar que siempre ha sido así, aunque en estos últimos tiempos en  España, después de la dictadura franquista, se nos presentara un nacionalismo español y periférico, muy respetuoso con la democracia, en cuanto ha llegado al poder en España y las encuestas le vaticinan además, un largo período de permanencia, por haber conseguido cargarse o quizás mejor decir, “domesticar” a la oposición que podía representar un peligro para el,, empieza a promover leyes y disposiciones, como la ley mordaza, la LOMCE, y muchas otras, con clara intención de restringir las libertades y el poder de decisión del ciudadano. 

Estos días, leemos con estupor, las propuestas que se están haciendo en Cataluña, por parte de ERC, socio de gobierno del PDECAT (antigua Convergencia Democrática), de modificar el reglamento del Parlament de Catalunya, con el fin de aprobar leyes sin el perceptivo debate, opción que cualquiera puede entender, relegaría a la representación ciudadana a la total irrelevancia, a no ser que haya votado la opción que ocupa el gobierno.

También se propone, utilizar a los parados como una suerte de escudos humanos, en el momento de celebrar un referéndum de autodeterminación, que el máximo tribunal del país considera contrario a la Constitución Española, para evitar responsabilizar a funcionarios y políticos, como sucedió en el famoso 9N en que han resultado condenados altas personalidades del nacionalismo catalán.

Por último. El presidente de la Generalitat de Catalunya, no electo por cierto, sino fruto de la imposición de la fuerza radical CUP; tiene la osadía de dar publicidad a una imagen como la que encabeza este artículo en donde, posando ante las disposiciones del Tribunal Constitucional referentes a lo del Referéndum, nos viene a decir que se las piensa pasar por el forro.  

En otros lares la cosa no pinta mejor que en España, en Francia Marine Lepen, está adquiriendo gran protagonismo, con el tema que ella representa un gran cambio, en las políticas que hasta ahora se han llevado a cabo en Francia y en Europa, cuando en realidad, no se trata de un cambio sino una vuelta atrás, a través de políticas segregacionistas, por el tema de religión, raza, o cultura. De llegar ella al poder, no tardará en buscar la forma de frenar la democracia, que le puede echar del gobierno en cuanto las mayorías, empiecen a olerse que el progreso que va llevar va ser solo para unos pocos a cambio de la explotación de muchos, a los que se exigirá sacrificios en nombre de la patria.

No hablo de Estados Unidos, donde un Donald Trump, está poniendo en gravísimo riesgo la paz mundial, incrementando y provocando, por su cuenta y sin encomendarse a nadie más, incidentes en diversas partes del mundo, en nombre de un nacionalismo americano, que bien se resume en su proclama “América First”.

Solo el socialismo democrático, puede detener esta locura, solo las propuestas de diálogo, negociación y pacto, nos conducirán de nuevo a una senda de entendimiento y evitar el gravísimo retroceso que el nacionalismo está a punto de provocar. Es absolutamente necesario, que la socialdemocracia en Europa y el resto del planeta, se regenere con premura, que se sacuda de encima, los tics neoliberales, y regrese a sus principios fundamentales de libertad, igualdad y solidaridad, que deje de lado de una vez por todas los conceptos de nación, patria, etc. que históricamente nos han conducido a la confrontación destructiva  y vuelva al internacionalismo y considerar como única patria el género humano en su conjunto, tal y como cantamos los de izquierda cada vez que entonamos la Internacional.