En plena vorágine de cambios en el planeta
entero, cuando de nuevo surge el enfrentamiento entre lo que está caducando y
lo que tiene que venir, cuando surgen los monstruos en el ínterin entre lo
caduco y lo nuevo, creo es el momento más adecuado para reflexionar sobre donde
estamos y que es lo que pretendemos sea nuestro futuro inmediato y a medio
plazo, con el fin de conseguir el ideal de cualquier generación humana que se
precie de dejar a los que vienen detrás un mundo mucho mejor que el que hemos
tenido nosotros.
Una mirada a nuestro pasado reciente ahora
hace 100 años, y nos daremos cuenta que cuando los grandes imperios europeos y
el colonialismo, tal y como se había organizado el mundo a partir de la revolución industrial, se tambaleaban
superados por una nueva forma de organización como era el nacionalismo. La
resistencia a morir de las viejas formas y el empuje de las nuevas condujo al
planeta entero a una grave confrontación bélica en dos etapas, de 1914 a 1918 y
de 1939 a 1945, entre los defensores de una y otra posición, saliendo
victoriosa la concepción nacionalista, desapareciendo para siempre los imperios
del orbe planetario. Eso si, manteniendo la competitividad como motor y virtud
que permitía el progreso de una parte de la humanidad que se dedicaba a
explotar a la otra parte.
Hoy las tornas han cambiado y el mundo
necesita de una nueva organización social, que substituya en nacionalismo, y el
neo colonialismo que se viene practicando a Latinoamérica, África y algunos
países de Asía por parte de las grandes potencias del mundo occidental, con la
explotación depredadora de sus recursos naturales, sin posibilidad que los
beneficios se repartan equitativamente entre la población que es relegada a condiciones
de semi-esclavitud.
Los grandes entes supranacionales como la
UE son los destinados a tomar el relevo, del nacionalismo disgregador que
impera en el mundo desde mediados del pasado siglo XX, unos entes que además
están obligados a dejar de competir entre ellos, para aunar esfuerzos y
conseguir mantener al mundo entero y sin dejar a nadie atrás en la senda del
progreso y la justicia social.
Los latinoamericanos deberían darse de
cuenta del enorme poder que les otorga la madre naturaleza con los recursos
naturales, deben entender y ser capaces de encontrar fórmulas de unión que les
permitan alcanzar la dimensión suficiente para poder negociar de tu a tu, con
las grandes corporaciones norteamericanas, europeas y asiáticas que hoy les
están saqueando sus recursos.
En los próximo 20 o 30 años, a la humanidad
se le abren enormes posibilidades de negocio con la transformación de la
industria en general y del sector de la
automoción en particular para convertirlos en no contaminante con el fin de frenar
un cambio climático que todos los científicos aseguran que de seguir como hoy,
nos conduce directamente a la desaparición de la especie humana,. ¿Vamos a
dejar que de esto se aprovechen solo unos pocos y las grandes mayorías nos
quedemos al margen?
Latinoamérica puede y debe tener un papel
determinante en esta nueva economía por sus grandes reservas en recursos
naturales la cuestión es si va a seguir como hasta ahora, dominada por los las
grandes corporaciones depredadoras o se hará valer por si misma, con políticas
que sean capaces de redistribuir democráticamente la riqueza que es capaz de
generar. Para ello deberían empezar a cambiar la idea nacionalista tan
arraigada desde la consecución de la independencia de los distintos países y
situarse en una idea no de competencia entre ellos si no de colaboración.
Deberían unirse en pro de conseguir la suficiente fuerza económica para poder
tratar de tu a tu con las grandes corporaciones y las super potencias, haciendo
valer los derechos de todos los ciudadanos. O sea, construir un ente
supranacional con una estructura federal para garantizar el respeto a las
diferencias culturales, desde una igualdad de derechos. Las bases ya existen,
podría se Mercosur por ejemplo del mismo modo que el Mercado Común Europeo ha
evolucionado hasta la actual UE; solo falta ahora que se vea clara la idea por
unas mayorías y que desde un liderazgo claro se empiece a evolucionar en esta
dirección.
Créanme amigos, es quizás la última
oportunidad, para defender la democracia, todas las demás alternativas posibles
pasan por el dominio de unos pocos sobre grandes mayorías cuestión que
indefectiblemente acaba conduciendo a continuar la explotación del hombre por
el hombre y a férreas dictaduras de carácter imperialista.
Mediten sobre ello, por favor.