No sé si estarán Vds. de
acuerdo, amigos lectores, que las responsabilidades políticas y las
responsabilidades penales, no deben confundirse de ninguna de las maneras, pues
conlleva el riesgo de judicializar el sistema a la vez que se deteriora la
democracia en sí, al atribuir a uno de los tres poderes que configuran el
estado de derecho un valor sobre los demás, cuando la gracia está en el
perfecto equilibrio entre los tres sin que ninguno asuma funciones que no le
corresponden.
De hecho seria lo que
perfectamente define el proverbio, "la mujer del Cesar no solo debe ser
honrada sino que debe aparentarlo" o sea que si la mujer del César cometía
adulterio, podía ser penalizada judicialmente, aparte de asumir las
consecuencias de su acción; pero si no hubiese cometido falta ninguna, pero
hubiera dejado entender que si la había cometido, o que podía cometerla, no
podría ser perseguida penalmente pero si debería asumir las consecuencias de no
poder seguir ostentando el cargo, pues las sospechas que recaerían sobre ella,
dañarían firmemente la institución pública que representa.
Cuando estoy escribiendo
estas líneas, el miércoles día 31 de julio de 2013, el presidente de la
Generalitat de Cataluña Artur Mas, ha asestado un golpe terrible a la
credibilidad del gobierno autonómico, en su comparecencia parlamentaria sobre
el llamado caso Palau, al trasladar la asunción de responsabilidades políticas
por el caso de la financiación ilegal del partido Convergencia Democrática de
Cataluña, a la resolución judicial del proceso que se va a iniciar
próximamente, además de constreñirlas al cargo de tesorero, después que el juez
instructor haya concluido que existen graves indicios de donaciones
irregulares, a través de la Fundación Palau de la Música y la Fundación Trias
Fargas (hoy Catdem), procedentes de grandes empresas constructoras que obtenían
suculentos contratos de obras públicas de la Generalitat de Cataluña.
Porque amigos, aquí no se
trata de la figura de la imputación, que los convergentes y peperos estos
últimos tiempos se han dedicado a devaluar ante la opinión pública, si no que
tras cuatro años de exhaustiva instrucción, por parte de un juez, se ha llegado
a la conclusión de que es procedente una acusación formal y en toda regla, por
financiación irregular de CDC.
Es cierto que aquí no se ha
demostrado fehacientemente aún que la mujer del César se haya acostado con
otro, pero sí que hay serias y fundamentadas dudas que su comportamiento no
haya sido honesto. Sería por tanto el momento de actuar y que los responsables
del partido, sanearan sus filas, quitando de en medio todos los sospechosos no
solo de haber metido mano en la caja si no de haberlo consentido; y cuando digo
quitar de en medio no me refiero solo a las responsabilidades internas si no a
las institucionales si fuera conveniente.
La justicia en nuestro país
es lenta, quizás demasiado y ello debería ser motivo para que la asunción de
responsabilidades políticas, fuera mucho más diligente de lo que está siendo
con esta calaña de políticos que nos gobierna.
Observen amigos, las
diferencias entre unos y otros partidos, mientras en la UDC, de Duran i Lleida,
después de una sentencia de culpabilidad en firme, eso sí pactada para evitar
la cárcel, y en CDC en la espera de esta misma sentencia definitiva, se sigue
amparando a los responsables de la corrupción, sin asumir las responsabilidades
políticas en el PSOE, Pepiño Blanco, anunciaba el cese de todos sus cargos si
se abría un juicio oral, como hoy se hace en CDC; y Griñan sin ni siquiera
estar imputado en el caso de los ERES, deja el cargo de Presidente andaluz, en
favor de una renovación total del gobierno, que deje fuera a cualquiera con
alguna sombra de imputación. Eso si amigos es asumir responsabilidades
políticas, y luchar por el prestigio de las instituciones democráticas.
Mañana día 1 de Agosto,
comparecerá en el Parlamento, obligado por las presiones internas y externas,
aunque él diga que es a petición propia, Don Mariano Rajoy Brey, por el caso de
corrupción más grande que se ha visto en nuestro país, desde los tiempos autárquicos
de Franco; y mucho nos tememos que se pretenda saldar igual que la
comparecencia de Artur Mas, tirando balones fuera, cuestión que sería del todo
lamentable y altamente peligrosa en una ciudadanía, crispada y harta de
engaños, mentiras e incumplimientos de programa, que los dos años del gobierno
de la derecha ultraconservadora, nos ha deparado, conduciéndonos sin lugar a
dudas a un desastre de lo más absoluto. Es del todo necesario que este hombre
de la cara sin falsedad de ningún tipo que deje de buscar subterfugios ni
practicar la técnica del avestruz y que después, presente su dimisión
irrevocable y abra un proceso electoral para que la renovación y el saneamiento
puedan entrar definitivamente en nuestra democrácia.