Todos los que creemos en una Europa solidaria, unida a través de los indestructibles lazos de la fraternidad, y como un proyecto federalista a escala continental, hemos recibido un mazazo en la cabeza el pasado día dieciséis de setiembre, cuando veintiséis jefes de gobierno de los países que componen la UE, se han plegado a la decisión del populista Sarkozy de proseguir con las deportaciones de ciudadanos rumanos, que pese a su condición de ciudadanos miembros de la Unión, son considerados delincuentes por el simple hecho de pertenecer, por razones genéticas, a la etnia gitana.
Por otra parte a los españoles nos ha dolido, y en mi caso puedo decir que hasta descolocado, la incomprensible actitud de nuestro presidente socialista José Luis Rodriguez Zapatero, que lejos de hacer honor a los ideales de igualdad i fraternidad de Pablo Iglesias, se ha puesto a defender con inusitada vehemencia al presidente francés.
No voy a negar que el discurso de la comisionada de justicia Vivianne Reding, fuera duro e incluso insultante para el jefe de estado francés, aunque a mi entender estuviera cargado de razón, en el sentido que las expulsiones de rumanos de su territorio contravienen los principios más elementales en que se basan los derechos humanos y las normas que inspiran la Unión Europea; por otra parte hay que recordar que la víspera de la mencionada reunión la comisionada ya había pedido disculpas al presidente francés por el tono insultante.
Fuera como fuera el tono del discurso de Vivianne Reding, no debe desautorizar las acusaciones que de el se derivan en contra del procedimiento abierto en Francia, y en Italia, en contra de unos ciudadanos europeos con todos sus derechos. Los líderes europeos, con Ángela Merkel y Zapatero a la cabeza, han demostrado una nula talla de estadistas al poner en el mismo plano el tono del discurso de Reding, con las expulsiones masivas en Francia de ciudadanos gitanos.
La aventura que Sarkozy en Francia y Berlusconni en Italia, han emprendido con los gitanos rumanos, es totalmente equiparable al sentimiento anti judío que se fue alimentando en centro Europa e la década de los años treinta de la pasada centuria. Repasen amigos la historia y verán que el antijudaísmo no empezó con los campos de exterminio nazis, si no que antes de ello, unas mentes interesadas y especialmente perversas, fueron introduciendo la semilla del odio hacia lo diferente, en especial con los de procedencia semítica. Apoyándose en unos burdos estereotipos, los jóvenes nazis introducían en la sociedad un sentimiento que el pueblo judío, era el responsable de todos los males de la sociedad alemana, en particular la falta de trabajo incluida.
Hoy cuando después de las deportaciones francesas oímos al concejal del PP de Badalona, decir frases que la situación en esta ciudad de la comarca del Barcelonés de los gitanos rumanos, es mucho peor que en Francia, pues al menos allí están localizados en campamentos y en cambio aquí repartidos por diversos barrios de la ciudad, se me pone la carne de gallina; sensación que se agrava en cuanto el mencionado concejal, lanza entre una población que está sufriendo en propia carne las consecuencias del paro, una serie de falsedades en el sentido que los inmigrantes gozan de privilegios que les son negados a los ciudadanos corrientes, con la perversa intención de prender un detonante, cuya explosión puede causar daños irreversibles en la convivencia ciudadana y en el trabajo, a favor de esta, que vienen desarrollando desde hace mucho tiempo, la administración local y un montón de entidades de todo tipo, agrupadas en una plataforma, con el expresivo nombre de “Badalona Som Tots” (Badalona Somos Todos).
Espero y deseo fervientemente que la cordura impere entre los ciudadanos europeos y que estas manifestaciones racistas sean rechazadas de plano. Que Sarkozy se de cuenta que el pueblo francés no le va a tolerar, tape su vergonzosa gestión con el burdo estilo de responsabilizar a una etnia determinada de la inseguridad. Espero también que en Badalona, en los próximos comicios, autonómicos este año y municipales el próximo, el Partido Popular sufra un severo correctivo que les haga evidente el gran error de intentar enfrentar unos ciudadanos con otros. En fin, espero que entre todos nos comportemos como ciudadanos del siglo XXI, que aprendieron muy bien las lecciones que sufrimos en el XX.
Por otra parte a los españoles nos ha dolido, y en mi caso puedo decir que hasta descolocado, la incomprensible actitud de nuestro presidente socialista José Luis Rodriguez Zapatero, que lejos de hacer honor a los ideales de igualdad i fraternidad de Pablo Iglesias, se ha puesto a defender con inusitada vehemencia al presidente francés.
No voy a negar que el discurso de la comisionada de justicia Vivianne Reding, fuera duro e incluso insultante para el jefe de estado francés, aunque a mi entender estuviera cargado de razón, en el sentido que las expulsiones de rumanos de su territorio contravienen los principios más elementales en que se basan los derechos humanos y las normas que inspiran la Unión Europea; por otra parte hay que recordar que la víspera de la mencionada reunión la comisionada ya había pedido disculpas al presidente francés por el tono insultante.
Fuera como fuera el tono del discurso de Vivianne Reding, no debe desautorizar las acusaciones que de el se derivan en contra del procedimiento abierto en Francia, y en Italia, en contra de unos ciudadanos europeos con todos sus derechos. Los líderes europeos, con Ángela Merkel y Zapatero a la cabeza, han demostrado una nula talla de estadistas al poner en el mismo plano el tono del discurso de Reding, con las expulsiones masivas en Francia de ciudadanos gitanos.
La aventura que Sarkozy en Francia y Berlusconni en Italia, han emprendido con los gitanos rumanos, es totalmente equiparable al sentimiento anti judío que se fue alimentando en centro Europa e la década de los años treinta de la pasada centuria. Repasen amigos la historia y verán que el antijudaísmo no empezó con los campos de exterminio nazis, si no que antes de ello, unas mentes interesadas y especialmente perversas, fueron introduciendo la semilla del odio hacia lo diferente, en especial con los de procedencia semítica. Apoyándose en unos burdos estereotipos, los jóvenes nazis introducían en la sociedad un sentimiento que el pueblo judío, era el responsable de todos los males de la sociedad alemana, en particular la falta de trabajo incluida.
Hoy cuando después de las deportaciones francesas oímos al concejal del PP de Badalona, decir frases que la situación en esta ciudad de la comarca del Barcelonés de los gitanos rumanos, es mucho peor que en Francia, pues al menos allí están localizados en campamentos y en cambio aquí repartidos por diversos barrios de la ciudad, se me pone la carne de gallina; sensación que se agrava en cuanto el mencionado concejal, lanza entre una población que está sufriendo en propia carne las consecuencias del paro, una serie de falsedades en el sentido que los inmigrantes gozan de privilegios que les son negados a los ciudadanos corrientes, con la perversa intención de prender un detonante, cuya explosión puede causar daños irreversibles en la convivencia ciudadana y en el trabajo, a favor de esta, que vienen desarrollando desde hace mucho tiempo, la administración local y un montón de entidades de todo tipo, agrupadas en una plataforma, con el expresivo nombre de “Badalona Som Tots” (Badalona Somos Todos).
Espero y deseo fervientemente que la cordura impere entre los ciudadanos europeos y que estas manifestaciones racistas sean rechazadas de plano. Que Sarkozy se de cuenta que el pueblo francés no le va a tolerar, tape su vergonzosa gestión con el burdo estilo de responsabilizar a una etnia determinada de la inseguridad. Espero también que en Badalona, en los próximos comicios, autonómicos este año y municipales el próximo, el Partido Popular sufra un severo correctivo que les haga evidente el gran error de intentar enfrentar unos ciudadanos con otros. En fin, espero que entre todos nos comportemos como ciudadanos del siglo XXI, que aprendieron muy bien las lecciones que sufrimos en el XX.