Escandalosa subida de la luz este verano, con una situación de climatología
inmejorable con vientos fuertes casi cada día, y pantanos a rebosar, resulta
que la factura de la luz ha alcanzado precios de récord este mes de agosto,
poniendo en evidencia que nada de lo que se nos dijo durante el gobierno
anterior, sobre que si, la falta de viento o de lluvia, obligaba a generar
energía con la quema de combustibles fósiles, de gran coste, era la causa de
las subidas en el recibo de la luz.
Estos días cualquier persona con dos dedos de frente, ha entendido que la
privatización del sector eléctrico y de gas en nuestro país, junto a una total
des regulación del mercado impuesta durante el "aznarato", ha permitido que las
eléctricas hoy en día en manos de los grande bancos o de especuladores
extranjeros, actúen como una especie de monopolio depredador, poniendo los
precios, no ya en función de la oferta y la demanda si no de incrementar sus ya
de por si suculentos beneficios.
Pienso también que la subida en agosto ha sido una manera que han tenido
las eléctricas en España, para dar un toque al gobierno de Pedro Sánchez como
queriéndole señalar quien manda realmente en nuestro país y que vaya con
cuidado con las medidas que tome porque ellos no están dispuestos de ninguna de
las maneras a que se les intente recortar sus beneficios; en particular desde
el momento en que se habla de nuevos impuestos a las grandes corporaciones
empresariales y de incrementar el porcentaje efectivo que las empresas paga
sobre sus beneficios del 6% actual al 15%.
Hoy día la energía, no es un lujo que puedan permitirse unos pocos, sino
artículos de primera necesidad que garantizan el derecho, reflejado en artículo
47 de nuestra constitución, por el que “Todos
los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los
poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las
normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general
para impedir la especulación. La comunidad participará en las
plusvalías que genere la acción urbanística de los entes públicos.”
Es precisamente el
párrafo subrayado el que me parece ha sido vulnerado en los períodos de
gobiernos derechistas principalmente cuando han ante puesto la ley del mercado,
por encima de este principio, por cuanto
han hecho de la especulación bandera e incluso utilizado para dar una falsa
apariencia de prosperidad y crecimiento económico.
Creo que ha llegado la hora de dejarnos de engaños y afrontemos la realidad
por dura que sea, desde la verdad, sin truco ninguno. Ha llegado la hora que
dejemos de hacernos trampas al solitario y volvamos a la regulación del mercado
eléctrico, adecuándolo a los costes reales de fabricación de la electricidad,
apostando por las energías renovables, de muy bajo coste, el sol, el viento y
la lluvia nos regalan, y tan solo debemos pagar el coste de la inversión
necesaria para transformarla en electricidad utilizable, dejando de lado cada
vez más la generada por gas, carbón o petróleo, cuya materia prima debemos
importar.
Dicen los expertos que en los años de mayoría absoluta del gobierno Rajoy,
se estableció un sistema de cálculo de la energía, basado no en la proporción
de las distintas modalidades en que se produce sino que el precio de la energía
producida a partir del coste bajo, solar, hidroeléctrica, y eólica se factura al
precio de la de coste más alto; Petroleo, Gas, Carbón. Aumentando así el
beneficio de las eléctricas en perjuicio del bolsillo del ciudadano; llegando
al caso que en pleno verano cuando la demanda de electricidad es mínima los
precios se han disparado, como decía al principio de este artículo.
El estado debe promover un nuevo sistema de cálculo del precio de la
electricidad, acorde con el verdadero coste de fabricación, y para ello no debe
dudar ni un momento en promover las leyes necesarias que le permitan hacerlo y
creando si es preciso, unas potentes empresas públicas, que compitiendo con el
sector privado permitan obligar a todo el mundo a situarse dentro de
parámetros, mucho más racionales; y que no nos salga nadie diciendo que la UE
no va a permitir este sistema, por cuanto, Francia, Italia e incluso Alemania
tienen empresas públicas en este sector.
Los españoles hemos podido comprobar en nuestras carnes, como la
privatización de las empresas que fueron públicas, en lugar de abaratar los
precios por aquello de la competitividad, ha resultado todo lo contrario, pues
al ser adquiridas, mayoritariamente las acciones por el sector financiero, forman
una especie de trust, donde se acuerdan los precios en contra siempre del
consumidor.
La intervención del estado en la economía está del todo justificada si de
verdad queremos salir de la crisis económica en la que aún nos encontramos, no
solo en España si no en todo el orbe planetario, pues por segunda vez en la
historia se ha demostrado, que el liberalismo sin control ninguno del estado,
solo nos conduce a grandes crisis que acabamos pagando los más desfavorecidos,
como sucedió en la década de los treinta del pasado siglo XX y ahora a partir
de la crack en la bolsa mundial del año 2008 a partir de la quiebra de Lehman
Brothers.