domingo, 29 de junio de 2014

EL AFORAMIENTO DEL REY ÉMERITO




El Partido Popular se ha dado una prisa inmensa, en promover el aforamiento del rey abdicado Don Juan Carlos I y con ello ha encendido todas las luces de alarma entre la población, que no entiende como una persona que hasta ayer era inviolable e irresponsable, a la que no se le podía acusar nunca de nada, pero que debía ser un ejemplo para todo el País, y que según la sacrosanta constitución nunca nadie le podrá acusar de ningún supuesto delito cometido durante sus cuarenta años de reinado, le tengan que buscar con tanta celeridad una suerte de protección jurídica, por los delitos que pueda cometer de ahora en adelante.

¿Es que quizás el monarca está enfangado en alguna de las tramas de corrupción que tanto abundan en la España de nuestros días? ¿Es que temen que algún juez fuera de control, le acuse de estar compinchado con su yerno y su hija? ¿Es quizás, que..... Si no es este el caso, ¿a qué tanta prisa?

Flaco favor le está haciendo, a mi entender, el Partido Popular al ex monarca, pues en el imaginativo popular seguro que hoy ya circulan todo tipo de versiones que los medios del TDT Party se afanan en fomentar aunque sea subliminalmente, pues como es bien sabido Don Juan Carlos, no goza del favor de estos medios después del 23F de 1981, cuando les abortó el golpe de estado que tenían previsto.

Me choca muy mucho el pobre argumento del Partido Popular, que finalmente ha sido el único que ha apoyado este trámite de protección jurídica al Ciudadano Juan Carlos, cuando dicen que la izquierda y los demás grupos de la cámara rechazan la igualdad, por pretender negar un privilegio que ellos disponen por razón de su cargo; por cuanto si la justicia en este país fuera auténticamente democrática, con toda seguridad ni diputados ni senadores, ni tan solo jueces ni magistrados deberían tener este privilegio en nuestro país; como no lo tienen en ningún otro país europeo, que se precie de democrático.

Ya sé que las monarquías, aunque de carácter constitucional, siguen siendo reminiscencias de un pasado no democrático, y buena prueba de ello es el tema de la irresponsabilidad e inviolabilidad real, cuando se da el caso que ningún Presidente de República goza de tal privilegio; pues quizás por ello los partidos políticos que se pretenden democráticos por principios deberían acotar muy mucho estas prebendas y no extenderlas o ampliarlas, como parece querer hacer a toda prisa el Partido Popular en nuestro país.

No dudo de ninguna manera de la honorabilidad de Juan Carlos I, ni mucho menos, y reconozco su contribución al sostenimiento del sistema democrático en unos momentos difíciles, así como de saber mantener unas relaciones correctas y cordiales con los hermanos latinoamericanos, en situaciones de tirantez con determinados gobiernos de la Moncloa; y es quizás por ello que las prisas del PP me escuecen cuando ponen en entredicho la respetabilidad que deberíamos suponerle.

Claro que se me podría decir y con razón, que la justicia en nuestro país, sigue precisando desde el principio del estado de derecho de un buen baldeo de democracia, pues somos muchos los que vemos en ella aún los tics de dictadura en muchas de sus actuaciones. Baldeo que cada día que pasa se viene haciendo imprescindible por cuanto de los tribunales parecen salir más injusticias que justicia, cuando se ponen al descubierto las triquiñuelas de la clase social pudiente. Un baldeo, que a mi entender debería pasar primero por la eliminación de privilegios, entre ellos el aforamiento, aunque  haya que dotar de muchos más medios a la justicia de a pié y exigir más responsabilidades a los jueces y funcionarios, para a continuación, sanear las altas esferas abriendo balcones y ventanas y sacudiendo el polvo casi centenario de sus alfombras.

Hoy se respiran aires de renovación en algunos de nuestros partido políticos, esperemos y confiemos que la nueva generación de políticos en nuestro país, el nuevo monarca incluido, vean esta necesidad imperiosa de renovación a fondo de la pata del estado de derecho que aún sigue con vicios de la dictadura.

domingo, 22 de junio de 2014

CONCRETANDO LA OPCIÓN FEDERAL


Que la cuestión territorial en España no quedó bien resuelta con la constitución de 1978 es algo que hoy se hace patente, cuando en Cataluña, y en algunas otras partes de España, son más bien pocos aquellos a los que ya les va bien como estamos y cada vez muchos más los que creen necesario una reforma en profundidad del sistema.

Desde el socialismo, se viene haciendo la que quizás es la única propuesta coherente como una reforma de la constitución en el sentido federal. Digo que para mi resulta lo más coherente, pues para una formación cuyos principal objetivo político son las personas y dentro de ellas los valores de libertad, igualdad y solidaridad, es en el federalismo donde se encuentra el sistema que más se aviene a ello. Porque amigos, el federalismo no hay que entenderlo solo como una forma de organización territorial, si no como una forma de convivencia entre personas diversas. No se federan territorios si no que son los ciudadanos que se federan entre sí.

De siempre me ha chocado todos estos que, incluso desde los negros tiempos del franquismo, se llenan la boca proclamando como una riqueza la diversidad de culturas, lenguas y tradiciones que componemos España, a la hora de la verdad solo han sido capaces de plantear la convivencia desde la imposición de una cultura sobre todas las demás, como si presos de un cierto complejo de inferioridad, solo concibieran la interculturalidad desde el dominio de unos sobre otros. Hay que romper estos tópicos y decidirse por lo que ya intuían los redactores de la actual constitución de 1978, pero que por las circunstancias históricas del momento les fue imposible de concretar en el documento; hay que ir sin ambages de ningún tipo a que desde el respeto a la diversidad, entre todos construyamos la cultura española del futuro y esto amigos solo es posible conseguirlo, cuando dejemos a un lado el anacrónico concepto de nación, patria, etc…para entrar de lleno en la priorización de las personas en su cualidad de ciudadanos.

Desde esta visión no se debería hacer extraño ni causar en nadie temor alguno, que la oficialidad de los diferentes idiomas, que se hablan en España, Vasco, Catalán, Gallego, Bable y todas sus variantes, Valenciano, Mallorquin, Ibicenco, Menoquin, Alavés, Guipuzcoano, Vizcaino, Andaluz,…., trascienda de los territorios que hoy tienen asignados, para compartir la riqueza que representan con todos los españoles. Tampoco debería causar estupor ninguno que el reparto de las competencias entre el estado federal y las distintas comunidades, tenga carácter irreversible, y la obtención de los recursos para gestionarlas, se ejerza desde una total transparencia, y con el acuerdo de todos y donde se evidencie palpablemente y de manera entendedora que la financiación de las autonomías o quizás ya mejor llamarlas federaciones, la efectúan los propios ciudadanos con sus impuestos, y que en todo momento sepan que parte va al estado y cual a la federación, así i la parte del IVA asignado a la comunidad autónoma es del 50% por ejemplo, y el tipo es el 21% en las facturas debería figurar 10,5% de IVA estatal y un 10,5% de IVA para la federación correspondiente donde esta factura se ha generado. Lo mismo en la declaración de IRPF, además de que cada federación sea responsable de la recaudación de sus impuestos, y no como ahora, en que la percepción es que las comunidades autónomas se pasan la mayor parte del tiempo mendigando al estado, por una financiación que siempre les acaba resultando insuficiente.  Para el tema de la solidaridad interterritorial, debería estipularse un porcentaje sobre el PIB que cada federación obtenga y que el estado federal distribuiría conforme a unos criterios de equidad pactados en el Senado.

Que el Senado deje de ser una cámara de segunda lectura, donde se aparcan los políticos en espera de la jubilación, para convertirse en una cámara de representación territorial, donde se debatan y decida, el funcionamiento organizativo del sistema federal, debería ser lo más normal del mundo, ¿no les parece?

No me considero experto en estas lides donde me he metido, y seguro, que algunos entendidos en la materia podrán criticar las propuestas que he realizado, pero con ello he querido evidenciar, que no tienen razón ninguna aquellos que como Rajoy, dicen que no hay diferencia ninguna entre el estado autonómico que tenemos ahora y un estado auténticamente federal.

domingo, 1 de junio de 2014

UNAS ELECCIONES CON CONSECUENCIAS




El pasado domingo 25 de mayo los ciudadanos que conformamos la UE, fuimos convocados a las urnas, para elegir nuestros representantes en el Parlamento de Estrasburgo. Tradicionalmente a estas elecciones, por parte de la población, se les da una importancia relativa, a mi entender porque una gran mayoría no siente como propias las instituciones como el Parlamento de Estrasburgo, pero en esta ocasión además, la derecha reaccionaria que gobierna nuestro país, junto con el PNV Vasco y CiU + ERC en Catalunya, se dedicaron a desvirtuarlas más si cabe, con la perversa intención de utilizarlas, como una especie de macro encuesta a nivel del estado, que les facilitara una idea de cómo se comportará el electorado en los comicios municipales y autonómicos, y generales que se convocarán el próximo año.

Sea lo que sea, la cuestión es que la abstención ha sido casi récord, y que en Catalunya la mayor participación que en anteriores convocatorias del mismo tipo, se haya traducido exclusivamente en un mayor voto hacia ERC. No hace más que reafirmar lo dicho en el párrafo anterior.

La cruda realidad de los resultados para los grandes partidos españoles, es en verdad preocupante, pues su bajada en apoyo popular tanto del PP como del PSOE, podríamos calificarla, cuando menos de espectacular. Pues no me negaran Vds, que el partido ganador, el PP, haya obtenido solo un 26’06% en unos comicios donde solo ha participado un 45,84% del censo, cuestión que significa un mísero 11,95%  de apoyo directo de los electores y que el segundo partido, el PSOE, con un 23% de los votos tenga un 10,54% de apoyo, es para hacérselo mirar. Por otro lado, gran parte del voto perdido por los grandes partidos  haya ido a parar a formaciones de reciente creación y con ideología mucho más radical, tal como Podemos por la banda izquierda, y UPyD, por la banda derecha, solo debe leerse en el sentido de la decepción, que tanto PP y PSOE han procurado en la base electoral estos últimos años.

En Cataluña las cosas no son muy distintas y aunque aquí, se haya registrado un aumento en la participación, movido por el carácter plebiscitario, que tanto CiU como ERC han pretendido dar a estos comicios y de hecho han recogido buenos frutos, pues todos aquellos que en 2009 se abstuvieron y ahora ha ido a votar lo han hecho por ERC, por lo que esta formación ha ganado las elecciones y el vencedor tradicional, el PSC, ha sido relegado al tercer lugar.

Ya la misma noche electoral, un sinfín de lecturas, tantas como formaciones del espectro, sobre los resultados se hicieron públicas, y la mayoría, a mi entender completamente desviadas, por el hecho de mirar solo por sus intereses más primarios. La realidad sin embargo es solo una y todos aquellos que pretendan ocultarla o maquillarla, solo conseguirán incrementar la desconfianza de los electores. La verdad es que tanto el PP como el PSOE han sufrido un tremendo varapalo, por no haber atendido las señales que los ciudadanos les iban mandando mediante los resultados de las encuestas y sondeos y que ellos han sido incapaces de interpretar, o han pensado que no convenía a sus intereses personales y ha preferido seguir con las equivocadas políticas de perjuicio a los ciudadanos, el PP desde el Gobierno y el PSOE,  no haciendo los cambios imprescindibles en sus dirigentes y programas que ya se les exigieron en la derrota de hace tres años. Parece ser que desde el Partido Popular, se está esperando una cierto repunte en los datos económicos que hagan cambiar la percepción de la gente de estar deslizándose por la pendiente hacía el desastre actual, por una sensación de ver la luz al final del túnel, que les permita concebir una cierta sensación de esperanza y no duden amigos, que en este año y medio que queda hasta las elecciones generales, van a poner toda la carne del engaño en el asador, y no se sorprendan si se maquillan datos contables, como en su día hizo la derecha griega, o se rebajan las cifras del paro, cambiando el sistema de recuento como ya hizo Aznar con lo del PIB. Vaya que como siempre están convencidos que si pueden manipular al ciudadano y hacerle tragar gato por liebre.

Por el lado del PSOE, parece que la lectura de los resultados y su interpretación se ha hecho más correctamente, con la renuncia del secretario general  y por demás, una militancia que se ha mostrado más atenta, por cuanto han exigido dejarse de monsergas, exigiebndo la elección directa del nuevo secretario general, (un militante un voto) y no hacerlo como pretendía, el staff y la vieja guardia, mediante un congreso y con delegados, siempre susceptible de ser o al menos parecer, objeto de manipulación. Habrá que esperar como se desenvuelve el tema y si nadie de las viejas glorias socialistas, intenta torcer lo que la base ha decidido, estoy casi seguro que en noviembre de 2015, el Palacio de la Moncloa volverá a ser ocupado por un socialista. En caso contrario, si alguien piensa en saltarse, o tan solo inducir la voluntad de los militantes de base, con el fin de mantener o sacar alguna prebenda, malos augurios, por muchos años para este partido.

Para terminar quisiera romper una lanza a favor del bipartidismo, que ha ayudado muy mucho a consolidar la democracia en nuestro país, permitiendo unos gobiernos fuertes que no han debido sufrir demasiado por el tema de los pactos y que casi siempre les han permitido agotar las legislaturas.  Quizás si que sea verdad que ahora entramos en una nueva era y que el bipartidismo se ve como algo obsoleto, pero en ningún caso esto debe significar que las formaciones políticas que hasta hoy lo han protagonizado deban desaparecer pues a mi entender, el PSOE, como opción de la izquierda posibilista sigue siendo muy pero que muy necesaria; y el PP, como fuerza de un centro derecha moderado, sigue teniendo un papel notable en nuestra sociedad.