Hace unos días les prometí, después de publicar una nota de urgencia sobre el fenómeno que llamé, Los Tahir Españoles, que en otro artículo, razonaría un poco más sobre esta movilización que se está produciendo en una muchas Plazas de toda la geografía de la piel de toro.
Pasadas ya quince días desde que se inició el movimiento, y después de constatar que me equivocaba, cuando en un primer momento pensé se trataba de una especie de tormenta de verano que en pocos días desaparecería del mismo modo que había surgido, en particular cuando las elecciones municipales hubieran pasado; creo llegado el momento de empezar a profundizar un poco sobre que está sucediendo y que influencia va tener sobre nuestro futuro político ahora, cuando la derecha ha invadido la gran parte de las áreas de poder de nuestro país.
Lo primero que se me ocurre, es encontrar explicación al miedo que esta manifestación parece provocar en la derecha nacionalista catalana, que errando completamente en su percepción, ha confundido a los acampados en Plaza de Cataluña de Barcelona con una banda de antisistema de carácter violento, pretendiendo acabar con ellos a golpe de porra el pasado viernes. ¿Será quizás que después de dos semanas acampados, este personal ha empezado a organizarse y poner en entredicho de una forma sistematizada, que existen otros sistemas de recortar el déficit público, que no el de recortar derechos sociales?
Resulta curioso que la imperiosa necesidad de “limpiar” la Plaza de Cataluña, surja a partir del momento, que las elecciones consolidan las previsiones de un giro a la derecha de la sociedad y desde los acampados de la mencionada plaza, se empieza a divulgar la necesidad, de organizar manifestaciones en contra de los recortes a los servicios básicos, que desde esta derecha nacionalista, se empezaron a promover a primeros de este año y quieren incrementar a partir de estas elecciones. Para mi que Felip Puig, actual consejero de interior de la Generalitat de Catalunya, nada consciente del soporte popular con que cuentan los acampados, quiso aprovechar la excusa de la falta de “salubridad”, o de despejar el escenario para la celebración de una, en aquellos momentos futura, victoria del CF Barcelona en la final de Champions League, para afirmar en primer lugar, su promesa electoral de “mano dura” y por otra parte acallar las protestas callejeras, que cada vez se concretan más, en contra de las políticas ultraliberales que promueve el equipo de gobierno al que pertenece.
Observen Vds. que cuando el gobierno de la derecha catalana plantea el desalojo de Plaza Cataluña, desde el gobierno de Madrid que preside Esperanza Aguirre, quizás por el hecho de no disponer de policía autonómica se insta al gobierno estatal a desalojar la Puerta del Sol apoyándose en una demanda de la asociación de comerciantes que muy mucho me temo es una organización muy afín al Partido Popular.
El lema: No les Votes que insistentemente se había proclamado en las concentraciones de toda España, lamentablemente para el movimiento ha funcionado por lo que se ve en un solo sentido, el de la izquierda, dándose ahora la paradoja, que deberán ser gobiernos de derechas, quienes negocien con los llamados indignados, sus propuestas transformadoras; y ya empezamos a ver como las gasta la derecha, pues si la que se considera, derecha europea en España, CiU , lo solucionan a golpe de porra que no va hacer el PP, que se le considera mucho más expeditivo en este sentido.
El mundo del siglo XXI, está muy necesitado de una revolución, que le haga avanzar por la senda de la civilización y la justicia social, devolviendo a los conceptos de libertad y democracia su verdadero significado y no el que el imperialismo, de estos entes llamados mercados, les han querido dar últimamente. Es pues absolutamente necesario que estos movimientos, se mantengan, que poco a poco se vaya extendiendo, como ya está sucediendo y que los partidos de izquierda se acaben poniendo a su lado y emprendan también su necesaria transformación, pero este es otro tema, sobre el que ya pueden estar seguros otro día reflexionaremos.
Pasadas ya quince días desde que se inició el movimiento, y después de constatar que me equivocaba, cuando en un primer momento pensé se trataba de una especie de tormenta de verano que en pocos días desaparecería del mismo modo que había surgido, en particular cuando las elecciones municipales hubieran pasado; creo llegado el momento de empezar a profundizar un poco sobre que está sucediendo y que influencia va tener sobre nuestro futuro político ahora, cuando la derecha ha invadido la gran parte de las áreas de poder de nuestro país.
Lo primero que se me ocurre, es encontrar explicación al miedo que esta manifestación parece provocar en la derecha nacionalista catalana, que errando completamente en su percepción, ha confundido a los acampados en Plaza de Cataluña de Barcelona con una banda de antisistema de carácter violento, pretendiendo acabar con ellos a golpe de porra el pasado viernes. ¿Será quizás que después de dos semanas acampados, este personal ha empezado a organizarse y poner en entredicho de una forma sistematizada, que existen otros sistemas de recortar el déficit público, que no el de recortar derechos sociales?
Resulta curioso que la imperiosa necesidad de “limpiar” la Plaza de Cataluña, surja a partir del momento, que las elecciones consolidan las previsiones de un giro a la derecha de la sociedad y desde los acampados de la mencionada plaza, se empieza a divulgar la necesidad, de organizar manifestaciones en contra de los recortes a los servicios básicos, que desde esta derecha nacionalista, se empezaron a promover a primeros de este año y quieren incrementar a partir de estas elecciones. Para mi que Felip Puig, actual consejero de interior de la Generalitat de Catalunya, nada consciente del soporte popular con que cuentan los acampados, quiso aprovechar la excusa de la falta de “salubridad”, o de despejar el escenario para la celebración de una, en aquellos momentos futura, victoria del CF Barcelona en la final de Champions League, para afirmar en primer lugar, su promesa electoral de “mano dura” y por otra parte acallar las protestas callejeras, que cada vez se concretan más, en contra de las políticas ultraliberales que promueve el equipo de gobierno al que pertenece.
Observen Vds. que cuando el gobierno de la derecha catalana plantea el desalojo de Plaza Cataluña, desde el gobierno de Madrid que preside Esperanza Aguirre, quizás por el hecho de no disponer de policía autonómica se insta al gobierno estatal a desalojar la Puerta del Sol apoyándose en una demanda de la asociación de comerciantes que muy mucho me temo es una organización muy afín al Partido Popular.
El lema: No les Votes que insistentemente se había proclamado en las concentraciones de toda España, lamentablemente para el movimiento ha funcionado por lo que se ve en un solo sentido, el de la izquierda, dándose ahora la paradoja, que deberán ser gobiernos de derechas, quienes negocien con los llamados indignados, sus propuestas transformadoras; y ya empezamos a ver como las gasta la derecha, pues si la que se considera, derecha europea en España, CiU , lo solucionan a golpe de porra que no va hacer el PP, que se le considera mucho más expeditivo en este sentido.
El mundo del siglo XXI, está muy necesitado de una revolución, que le haga avanzar por la senda de la civilización y la justicia social, devolviendo a los conceptos de libertad y democracia su verdadero significado y no el que el imperialismo, de estos entes llamados mercados, les han querido dar últimamente. Es pues absolutamente necesario que estos movimientos, se mantengan, que poco a poco se vaya extendiendo, como ya está sucediendo y que los partidos de izquierda se acaben poniendo a su lado y emprendan también su necesaria transformación, pero este es otro tema, sobre el que ya pueden estar seguros otro día reflexionaremos.